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miércoles, 23 de junio de 2010

ESTE JUEVES UN RELATO


ME ACUERDO DE TI CUANDO VEO

Papá, me acuerdo de ti cuando veo mi último cuadro, un bodegón bien simple; pero hecho con toda la ternura del mundo: Una taza de café, una cafetera clásica y una también clásica modernista caja de bombones Se representa en mi mente aquellas sobremesas contigo, tomándonos un café y hablando de política, porque aunque algunos digan que no les importa, en realidad, la política era y es todo, porque éllos si, los políticos rigen nuestras vidas hacia un sentido o hacia otro. Esas veladas eran relajadas, pausadas, saboreando aquel liquido negro aromático, a veces acompañado con unos suaves bombones. Es una de las cosas que más añoro; pero también me acuerdo de nuestros paseos con tus nietas con el sol iluminando nuestras caras en los atardeceres de verano, riéndonos de las ocurrencias que tenían con su lenguaje en pleno proceso de aprendizaje. Fueron momentos que seguro recuerdas, con la felicidad de haber vivido esa etapa tan importante en la vida de las niñas. Me acuerdo cuando alguna vez me acompañabas a pintar al aire libre, nadie como tú me enseñó a organizarme bien, que es lo que siempre me ha faltado, organización, y no empezar a pintar antes de sacar los pinceles, bueno es broma, ya me entiendes . Siempre me decías: -Antes de empezar a trabajar tienes que preparar muy bien todos los utensilios, y así estarás más cómoda. Cuánta razón tenías. Todos esos instantes que viví contigo los recuerdo con alegría, y te doy las gracias por ser mi padre.
Te quiero, ahora y siempre

sábado, 12 de junio de 2010

FLORENCIA QUERIDA



Siempre había soñado estar contigo en aquella ciudad llena de magia y cultura, Florencia, la cuna de grandes artistas del renacimiento, que cambiaron la manera de mirar las obras de arte. Las pinturas pasaron de ser completamente planas a encontrar la tercera dimensión, lo más cerca posible de la realidad. Paseando por sus calles y observando sus casas, vas encontrando las huellas del tiempo que aun son visibles en muchas de sus paredes. Ahora, mirando como se pone el sol desde aquella maravilla que es el puente Vecchio, -uno de los más antiguos de Europa, construido totalmente en piedra- lleno de vida, con el bullicio de sus gentes, que compra y vende de todo a los turistas con ganas de llevarse un trocito de ese pueblo, en el que una parte permanece anclada en siglos pasados- absortos en la puesta de sol, que va oscureciendo el cielo con esos matices azul de Prusia y rojizos que envuelven aquellas casas, donde sus muros continuarán observando impertérritos el paso del tiempo.

viernes, 4 de junio de 2010

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES


CONVERSACIONES CON DIOS


Dios mío, tengo muchas cuestiones en la cabeza que quisiera me resolvieras;
aunque no estoy muy segura que me las puedas contestar todas. Ya sé que tú eres Dios
y yo una simple mortal; pero como mis preguntas son simples quizás tus respuestas
también se puedan acercar a mi comprensión.
Dios, con voz profunda le respondió:
—Bien, pregunta; aunque no te garantizo que mis respuestas te dejen contenta.
—Me gustaría saber por qué existen muertes tan injustas.
—Mira, hija mía, todos venimos a este mundo con una misión que se debe cumplir
a corto o a largo plazo. Una muerte puede parecer injusta, sin embargo esa persona de
bien seguro ha cumplido con lo que ha venido a hacer en el mundo. Es algo que para ti
es difícil de comprender, pero todos tenéis vuestro destino escrito.
—¿Incluso los niños?.
—Si, ellos también vienen con una misión debajo del brazo. Es verdad que es muy
duro para sus padres; pero ese niño sigue estando con ellos, en otro plano, es verdad;
aunque seguirá guiándolos en toda su vida. Tú ya sabes que esta vida es un tránsito
hacia otra que será eterna.
—Ya, pero tienes que entender que los humanos nos aferramos a lo que podemos
tocar, si lo que me dices no se toca, es poco creíble. Si está en otro plano, su acceso es
imposible.
—Es verdad, sois tan materialistas... Es lo que os pierde, os quedáis en la
superficie. Por eso yo te digo una cosa, tú busca y encontrarás; pero no fuera de ti, sino
dentro. Con constancia y tenacidad, primero conseguirás encontrarte a ti mismo, y
después me encontrarás a mí.
—Ya, eso es muy fácil de decir y difícil de hacer.
—Nadie dijo que la vida fuese fácil.
—Bueno, otra pregunta. ¿Y las guerras? ¿Tú no puedes hacer nada?
—Yo no he de intervenir en nada vuestro. Esas guerras las provocáis vosotros. Por
el egoísmo, el poder, la ambición y la soberbia. Debéis luchar por evitarlas, no habéis de
desfallecer. Piensa que he enviado muchos mensajeros, Jesús, Gandhi y tantos otros;
pero vosotros los humanos los matasteis, hay mucha perversidad en vuestras mentes, el
mal disfruta de mucho poder y mucha capacidad de convicción; en cambio el bien, ser
buena persona, no atrae, a veces se confunde con ser tontos. No, yo no puedo intervenir.
—No lo entiendo. Tú, ¿no tienes poderes? A veces los haces servir.
—Pocas, y nada más en caso de necesidad extrema; pero como puedes comprobar
no tengo por eso más adeptos. No, yo os dejé aquí para que construyerais un mundo
mejor; aunque las cosas no han salido del todo bien; sin embargo, no pierdo la
esperanza, sé que unos cuantos de vosotros lucháis y tarde o temprano recogeréis los
frutos.
—Vale, no lo acabo de entender; sin embargo creo que no me queda más remedio
que asumir lo que nos ha tocado vivir, y ya que tú no nos ayudas mucho, intentaré poner
mi pequeño grano de arena para cambiar este mundo, aunque sea un poco.
—No te preocupes, cuando estés cansada de vivir, piensa en mí y yo te daré la
fuerza para continuar en la lucha de cada día.