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miércoles, 30 de noviembre de 2016

ESTE JUEVES...RELATO

                                                      ÉRASE UNA VEZ


Érase una vez una niña que se llamaba Cristina, a la que no le gustaba nada; pero nada jugar con los demás niños. Se encerraba en su habitación y solo jugaba con la Playstation. Sus padres lo intentaban; pero no podían con ella, hasta que un día se la escondieron y aunque lloró y pataleó mucho, no le dijeron donde estaba. El primer día hasta se negó a comer; pero el segundo salió de la habitación, y se quedó pasmada cuando vio a sus padres jugando al parchís, y les preguntó:
--¿Qué hacéis?
Y ellos le contestaron:
--Estamos jugando al parchís.
--¿Al parchís? Dijo la niña. Eso es muy antiguo, que tontería.
Los padres mirándola fijamente le dijeron.
--Puede ser; pero nos divertimos.
Ella no respondió
Al día siguiente los volvió a ver jugando al dominó y les preguntó lo mismo; aunque esta vez con más curiosidad. Entonces se sentó con ellos, le explicaron las reglas y se puso a jugar, y lo bueno de todo es que le gustó. Y así todos los días, y, ¿sabéis qué? No se acordó de la Play para nada.
En el colegio empezó a acercarse a sus compañeros y a interesarse por sus juegos, vio que se lo pasaba bien, y poco a poco se fue abriendo a todos, incluso comenzó a tener amigas con las quedaba  para jugar. Así, casi sin darse cuenta percibió que no era tan malo eso de jugar con los demás niños, y aunque alguna vez se acordaba de la Play, nunca más se obsesionó por ella, porque donde estén las buenas amigas, que se quiten esas máquinas.
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miércoles, 23 de noviembre de 2016

ESTE JUEVES...RELATO

                                                     UN GIRO INESPERADO


Muchas veces nos quejamos de la rutina; pero cuando esta rutina se rompe, casi siempre es para mal, sino fijaros en la protagonista de esta historia.
Laura llevaba una vida feliz, tranquila. Había acabado su carrera de historia, y de momento no tenía trabajo, se lo tomaba con calma, ya sabía que esta carrera en realidad la hizo como un hobby y las salidas eran más bien pocas, a parte de dedicarse a la docencia. Su padre disponía de un buen trabajo y del sueldo no se podía quejar, tanto, que la madre no trabajaba, solo se ocupaba del hogar. Tenía una hermana mayor que ya se encontraba ejerciendo su profesión, periodista, y hacía casi un año que se independizó. Todo iba sobre ruedas, hasta que un día su papá tuvo un accidente de tránsito en el que falleció. El mundo se les cayó encima y la vida les cambió por completo. Aquella vida rutinaria que tenía Laura ya no volvió a ser la misma. Entonces si que buscó trabajo de verdad, y aunque no encontró de su especialidad, se debió de conformar con un trabajo de dependienta en un supermercado. Con la pensión que le quedó a su madre no tenían bastante y no hubo más remedio que buscarse la vida. Se acabó la rutina; pero cuanto la echó en falta en esos momentos tan penosos, y es que la vida, a veces nos tiene preparadas sorpresas desagradables que no nos queda más remedio que afrontarlas para salir adelante, porque el ser humano dispone de un instinto de supervivencia que es el que le hace sobrevivir.
MÁS GIROS INESPERADOS EN CASA DE PEPE

jueves, 17 de noviembre de 2016

ESTE JUEVES...RELATO



¡Ay el tiempo! Ya lo dicen que el tiempo es oro. Si yo tuviera más tiempo, hubiera hecho tantas cosas…
Me hubiera gustado aprender a tocar un instrumento, sobre todo el piano; pero, la vida fue por otro camino, y ya se sabe, de joven se asimilan mejor los conocimientos. Cuando una se hace mayor cuesta más, mucho más. Ahora lo estoy comprobando, he retomado esta asignatura pendiente y me he está costando lo mío; aunque me lo tomo con mucha calma, no he de dar ningún concierto, simplemente divertirme. Es una habilidad que siempre he admirado, tocar y componer música. Me parece estar viendo a esos músicos clásicos cuando se encerraban en su habitación a componer, y al final veían su obra acabada, les parecería que tocaban el cielo con la punta de los dedos.
A mi el estilo que encuentro más completo, sin desmerecer a los demás, es el Barroco, encuentro que es una música llena de sentimiento y a la vez fuerza, que te emociona y te pone la piel de gallina. Eso es algo que solo puede conseguir la música y la poesía. Es un milagro que de los instrumentos musicales surjan sonidos tan bellos.
 El tiempo es algo tan etéreo que cuando nos damos cuenta ya ha pasado. El presente es muy corto, son décimas de segundo, y se ha de aprovechar al máximo, realizar, si la salud te lo permite, todos los proyectos que una tenga en mente, porque si dejamos pasar las oportunidades, quizás nunca más se presenten; pero amigos, sin obsesionarse. Y aunque a veces decimos que si el día tuviera más de veinticuatro horas realizaríamos más cosas, la verdad es que yo creo que nos sucedería exactamente lo mismo, nos faltaría tiempo. En fin, que el tiempo es algo irresoluble, está ahí y lo hemos de dejar pasar con tranquilidad y disfrutar mientras podamos de los buenos momentos que aparecen en la vida.
MÁS CUESTIONES DE TIEMPO EN CASA DE MATICES

miércoles, 9 de noviembre de 2016

ESTE JUEVES...RELATO

                           LA NIÑEZ


Recuerdo cuando nos cambiamos de piso. Yo tenía cinco años, de Badalona nos trasladamos a Santa Coloma. A mi no me hacía mucha gracia; pero la casa era más grande, yo al menos la veía enorme, con un gran pasillo, que me daba bastante miedo. Mi madre nunca había utilizado el butano y le daba un poco de reparo; al principio cocinaba con un hornillo pequeño que nos trajimos de la antigua vivienda; aunque poco a poco la modernidad la atrapó. Siempre cuesta adaptarse a los nuevos tiempos.
Me acuerdo que bajábamos a la calle. Por aquel entonces apenas pasaban coches, y nuestras madres nos dejaban tranquilamente que jugáramos en ella. Muy pronto aquella calle en la residía muy poca gente, se fue llenando de habitantes, edificios y edificios que iban convirtiendo esa ciudad relativamente mediana en lo que es ahora, una gran ciudad dormitorio, demasiados habitantes para la extensión que tenía.
Yo vivía en un edificio con bastantes vecinos que tenían niños y niñas de mi edad, con los que rápidamente congenié. A veces jugábamos a pelota, otras a la cuerda, a la rayuela, otras contábamos historias y disponíamos de tiempo para todo, hacer deberes,- que parece que ahora no están de moda- y jugar. Nos bajábamos con nuestra merienda, muchas veces pan con chocolate, y a disfrutar, que era lo que correspondía hacer a una niña como yo.  Otra cosa no; pero imaginación no nos faltaba, por entonces se nos desarrollaba bastante, no nos daban las cosas hechas como ahora con las tablets y los móviles.
Siempre conservaré un grato recuerdo de mi infancia.
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miércoles, 2 de noviembre de 2016

ESTE JUEVES...RELATO

       ESTE JUEVES NO HAY TEMA; PERO SI RELATO
 Alfredo nos propone construir un relato con siete palabras: 1.-Esperar. 2.-Levantar
3.- Andar. 4.- Comer. 5.- Dormir. 6.- Soñar. 7.- Alhzéimer 


Llevaba días en el hospital, su madre había empeorado, ya no comía desde hacía tres días. El médico le había dicho que ya solo quedaba esperar al fatal desenlace.
Desde que le diagnosticaron Alzhéimer, el deterioro se produjo muy rápidamente. Primero, dejó de distinguir entre el día y la noche, se levantaba a las tres o cuatro de la mañana, y todo su afán era salir a la calle. Se tuvieron que esconder todas las llaves de la casa, era un peligro que se pudiera escapar.
Al principio fue una losa que cayó con todo su peso en toda la familia. Tenía sus olvidos; pero lo achacaban a la edad, después un día no supo regresar a casa, y entonces es cuando temieron lo peor, y así fue. Su madre dejó de ser su madre para convertirse en otra persona irreconocible. Lo único que creía que si reconocía eran las caricias, que siempre agradeció.
Un día su cerebro no le permitió andar y empezó a ir en silla de ruedas. Todo comenzó a ser más difícil, dejó de hablar, esa cabeza no fue la misma, ese cerebro no le dejó que pronunciara una palabra más. Dormía todo el día y de noche también, gracias a unas gotas milagrosas. Ella sabía que era su madre; pero solo su cuerpo, su mente no entendía donde se encontraba, tal vez en otro mundo más feliz. Le era imposible saber si sufría o no; pero ella si.
Por las noches soñaba que antes de dejar este mundo le diría una última palabra, quizás tendría un momento de lucidez; sin embargo no sucedió, no se la dijo, que le vamos a hacer. Ella si se despidió con un dulce beso en la frente; pero siempre le quedó esa tristeza por no haberla escuchado por última vez.
La vida es así, ¿quién dijo qué todo iba a ser perfecto?
Donde quiera que estés, te quiero mamá.
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