MUNDIFRASES. PÁGINA WEB DONDE ENCONTRARÉIS FRASES DE MIS LIBROS Y RELATOS

viernes, 31 de julio de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES

¿Y QUIEN SE COMIÓ AL GATO?

Cada día siento más hambre y mi mamá me dice que no hay comida. Estoy harto de comer patatas y más patatas; a veces un poquito de arroz; pero poca cosa más. Tengo los pies magullados, el otro día mi mamá me compró unas albarcas y no me lo podía creer, no me acordaba de la última vez que vi cubiertos los pies, siempre llenos de cortes.

Cuando mi madre ve que me quejo mucho, siempre me envía a casa de Doña Dolores. Ella tiene un gato de pelo blanco precioso y suave, con el que me gusta mucho jugar porque se me olvidan todas las penas. Él se me sube en mi barriga -que más que barriga parece un pellejo, ¡maldito racionamiento!- y estoy muy agustito.

Ayer mi madre me dijo que fuera con mis hermanos a guardar cola, a ver si conseguía algo de comida; yo no confiaba mucho, porque más de una vez nos pasamos horas y horas y cuando nos toca ya no queda nada. Mi madre, la pobre, se recorre medio pueblo buscando alguna cosa para darnos de comer; aunque más de un día nos hemos acostado con la barriga vacía. La vecina tampoco tiene mucho que llevarse a la boca; sin embargo, un sobrino que trabaja en la Embajada Alemana le consigue algunos alimentos; y ella, que es muy buena, siempre nos reparte alguna cosa. Como somos tantos nos toca poco, ante el desespero de mi madre, que desde que murió nuestro padre en el frente no duerme pensando cómo alimentarnos.

Hoy he visto una sonrisa en la cara de mi madre, se le veía contenta. Nos ha dicho a mis hermanos y a mí que fuéramos a la cola; lo que me ha extrañado es que nos enviara a todos, y ha insistido mucho. Cuando hemos vuelto con las manos vacías, no ha puesto mala cara; al contrario, nos ha comentado que le han hecho un buen regalo y que hoy comeríamos bien. Desde luego que de la cocina llegaba un olor a guisado estupendo. Todos estábamos a la expectativa, ¿qué sería aquello tan bueno que nos había preparado? Cuando abrió la fuente, un aroma a carne inundó todo el comedor y uno a uno nos fue sirviendo en nuestro plato. No sé el tiempo que hacía que no comía carne. Mi madre nos comentó que un señor muy rico amigo de papá la encontró y le regaló un conejo. ¡Dios mío, qué bueno estaba! Disfruté como nunca había disfrutado comiendo, aunque sólo fuera por una vez..

Al cabo de varios días oí a doña Dolores llorar desconsoladamente, sin parar de repetir:

-¿Cascabel, por qué te has ido y me has dejado tan sola?

A mí me daba mucha pena. Nada más entrar en su casa, me sorprendió no encontrar al gato y le pregunté por él.

-¡Ay, hijo mío, el muy truhán se ha marchado. Después de todo lo que he hecho por él, y así me lo paga!

Me dijo que hacía dos días que desapareció y no sabía nada de él. Dos días, pensé, justo cuando comimos aquel plato de carne tan exquisito. No, no podía ser, mi madre no sería capaz de haber hecho eso -¿o tal vez sí?-. Mejor sería que la pobre doña Dolores siguiera pensando que Cascabel la había abandonado; porque si se enteraba que nos lo comimos dos días antes, nos dejaría de hablar. Poco a poco se le olvidaría y todos tan felices. ¡En fin!, ¿qué no haría una madre por sus hijos?

viernes, 24 de julio de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES

¡BRAGAS, CUATRO EUROS!

Hace dos meses le compré la parada de ropa a la prima. No está mal; pero no vendo mucho, no sé si es que no sirvo para esto o qué pasa. Los madrugones es lo que me mata, ya sabes que a mí no me gusta levantarme tan temprano, no puedo con mi cuerpo y además me pongo de mala leche. Cuando acabo de montar aquel trasto, comienza a pasar gente que mira y mira; pero ¡puñeta! no compra. Yo hago como la prima, empiezo a gritar: Baratooo, dos euros una bata. Compra, guapa, si no te gusta te devuelvo el dinero. Oye, ni así, aunque voy aprendiendo, te lo prometo y a veces algo vendo. Lo que me molesta es cuando vienen algunas tipas que se prueban y se prueban y te dicen: No tienes de color azul con florecitas rosas. Y como precisamente de esas no me quedan, después de hacerme perder el tiempo, se largan. Y la que se lleva algo y a la otra semana lo trae porque no le acababa de gustar; vaya lata. Le digo de cambiarlo por otra cosa; aunque si no quiere toca aguantarse y devolverle el dinero, qué le vamos a hacer.

Lo bueno de este oficio es que consigues muchas amistades que me dan muy buenos consejos, como la de las cacerolas, o el churrero —este es el mejor, unos buenos churros con chocolate despiertan a un muerto—. ¡Ah! y también la de las hierbas naturales, que siempre me está recomendando una nueva para no sé qué dolor. Lo que no me gusta demasiado es el ser tan nómada, ir montando y desmontando la paradeta, y luego hay pueblos y pueblos, en algunos la gente es más propensa a la compra y en otros solo les gusta chafardear.

De todas maneras estoy contenta por la independencia que tengo, soy la dueña de mi propio negocio; y si algún día no me interesa, pues lo vendo y ya está, ya vendrán tiempos mejores.



viernes, 17 de julio de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES

MI ASPECTO, MIS COSTUMBRES...

Ahora que estamos acostumbrados a un mundo globalizado cuesta menos aceptar al semejante aunque sea de diferente raza; sin embargo, me acuerdo cuando hace veinte años veías una persona de color, hasta parecía exótico. De todas maneras, aún no entendemos lo que se sale de nuestras costumbres, lo vemos como algo raro, fuera de lugar; e incluso personas de nuestro mismo país, con las que estamos hartos de confraternizar, como los gitanos, su aspecto, tan diferente al nuestro, nos hace desconfiar. No entendemos su manera de ser, y cada vez que vemos a uno de ellos pensamos en los tópicos: la guitarra, el flamenco, la holgazanería...; en fin, lo que siempre hemos oído decir a los que nos rodean. Entonces nos ponemos en guardia, a la defensiva, sin comprender sus hábitos, tan diferentes a los nuestros. Queremos hacerlos cambiar y ellos son como son, igual que nosotros. Con los inmigrantes nos pasa lo mismo, y de ahí vienen los choques, tenemos miedo a lo diferente y eso es lo que nos hace ser un poco racistas y desconfiados. No nos damos cuenta de que, como nosotros, hay de todo en la viña del señor, bueno, malo y regular. Yo, no me creo mejor que ninguno de ellos, soy una mujer, madura, no muy alta, muy blanca de piel y un poquito rellenita. Mis costumbres son de lo más sencillas; trabajo, familia y un poco de ocio, como tantas otras personas de aquí y seguro que de otros pueblos. Y también mis prejuicios, sobre todo debido a la educación recibida; pero estoy convencida de que, poco a poco, el abrirme a nuevos horizontes me hará cambiar la manera de ver las cosas, conseguiré percibir a los demás de otra manera a como lo he hecho hasta ahora, y seguro que me sentiré mejor.

miércoles, 15 de julio de 2009

SÁBADO MISTERIOSO DE MERCEDES

ALGO SOBRE MI MADRE

Es difícil que una hija defina objetivamente a su madre, sin que se caiga en el sentimentalismo; pero yo lo intentaré. Rasgos serenos y dulces, manos cariñosas, dispuestas siempre a acariciar tiernamente mi cara, sin que sean necesarias las palabras para comprender lo que me quiere. Me dio la vida y de niña siempre me cuidaba cuando estaba enferma. En esos instantes sentía la imperiosa necesidad de ser mimada y disponer de su compañía. Adora el perfeccionismo y el orden, aunque por desgracia yo no lo he heredado, y es precisamente ahí donde chocamos, yo intentando tener mi libertad, ella obstinada en convencerme y llevarme a su terreno. Lo único que consiguió es que hiciera una buena caligrafía, para enseñarle a sus amistades la letra tan bonita que realizaba su hija. Como se decía antes, mi madre me tomaba la lección, y procuraba que no pronunciara una palabra antes que otra, sino exactamente lo que ponía en el texto, y si no lo hacía así, me reñía, y aunque yo le comentara: - Mama da igual- A ella no le entraba que no recitara las mismas palabras que se encontraban escritas en aquel libro.

En estos momentos no se encuentra en su mejor momento, soy yo tiene quien ha de cuidarla, y esto hace que me acuerde de todos eso buenos ratos que hemos pasado juntas, y el amor que existe entre las dos, perdura y perdurará por encima de todas las pesadumbres y sinsabores que nos deparará la vida.

viernes, 3 de julio de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES

Las horas..., esas horas por la noche y por el día.

Las horas de la mañana se me pasan volando y no me da tiempo de aburrirme. Cuando llego a casa -y si mI hija no me ha quitado el ordenador portátil, -que es lo que suele pasar- me dedico a mirar el correo y mi blog -sobre todo si no me he traído trabajo de clase a casa, como correcciones de láminas y exámenes-.

Hay que ver lo que me ha hecho cambiar la percepción de las personas ese pedacito de mí que pongo en Internet; nunca pensé que podría conocer a tanta gente, es algo fantástico. Después de este inciso, os diré que además de atender el blog también estoy escribiendo una novela y a veces, cuando menos lo espero, me viene la inspiración, agarro el ordenador y comienzo a desarrollar la trama que se me ha ocurrido; aunque he de reconocer que me cuesta . También, cómo no, me ocupa mucho tiempo dedicarme a los quehaceres de la casa: comidas, lavadoras, fregar platos, planchar...; en fin, ya sabéis. Lo cierto es que estas faenas me importan más bien poco; pero dado que se deben hacer, cuanto antes me las quite de encima mejor. Algunos días cunden más las horas; otros te da la sensación de haber perdido los minutos soberanamente porque no has hecho nada; sin embargo, esta sensación no siempre es cierta y quizá necesitaba un pequeño descanso para poder continuar rindiendo como siempre. En fin, el tiempo es algo tan relativo que en determinados momentos pasa muy pero muy deprisa, y te gustaría que pasara lento, muy lento; en cambio, en otros querrías que te tragara la tierra, y los minutos parece que no acaben nunca. De todas maneras, y a pesar de los pesares, lo cierto es que siempre tendremos que vivir enganchados a él.