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miércoles, 13 de abril de 2011

ESTE JUEVES UN RELATO





RELATO HISTÓRICO


LA REFUGIADA



Cuando vino la guerra civil, mi madre tenía doce años, una edad más que suficiente para guardar muchos recuerdos de esta época. Es de un pueblo de Jaén, como tantos otros de Andalucía. Allí, los nacionales no tardaron mucho en entrar, no sufrió bombardeos, por eso les enviaban bastantes refugiados de otras poblaciones donde las cosas iban peor. En casa de mi abuela aterrizó una señora de mediana edad, que venía a comer y a cenar cada día, la pobre hacía un enorme recorrido con una cuesta tremenda para llevarse a la boca unas pocas lentejas o patatas, porque debido a la escasez de alimentos disponían de lo mínimo imprescindible.

Cuando se sentía el sonido de los aviones, la gente salía a las ventanas para verlos. Aquella refugiada sorprendida les decía: -Como se nota que aquí no han bombardeado, sino os esconderíais debajo de las mesas. Y era verdad, aquí la guerra estaba en el frente, se llevaron muchos ciudadanos jóvenes que no tenían más remedio que incorporarse a filas, no sabían ni coger un fusil; pero su obligación era combatir al enemigo, y algunos, jamás volverían.

Mi madre no se enteraba muy bien que pasaba; sólo que sus hermanos se encontraban en el frente a su pesar, iban forzados, también observaba que los rojos -como ella decía-, sacaban los santos de las iglesias fuera, y eso, no estaba bien, ¿qué les habían hecho los pobres santos para que los pusieran a hacer guardia?, porque el pobre cura de la parroquia ayudaba a todo el mundo y no se merecía esto, fijaros si era bueno que lo que le mandaban sus padres se lo daba a los pobres; pero la guerra sin sentido era así, no se entendía nada. Mi madre me decía que a algunos ricos se los llevaban a hacer el paseíllo y nunca más volvían. No se daba cuenta quien mandaba, sólo veía que la guerra era muy mala y quería que se acabara.

Los nacionales casi no encontraron resistencia y enseguida tomaron el pueblo, acabando con los pocos grupúsculos que les hicieron frente. La refugiada de la noche a la mañana desapareció, seguramente acabaría la pobre en prisión o en la cuneta de cualquier camino.

15 comentarios:

Ardilla Roja dijo...

Que cercano me resulta tu relato, Carmen. Todos estamos marcados de una forma u otra por aquella sinrazón. Unos por vivirla en carne propia y otros por escucharla.

Mi abuela tampoco entendía por qué convirtieron la iglesia en matadero, o por qué no se podía decir "adios" y si "salud, camarada". Ella, que siempre fue muy rebelde no decía ni una cosa ni la otra. Como mucho, "buenos días" o "hasta otro rato"

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Las guerras tienen su expresion más inmediata en decisiones que toman las elites.
Desde las alturas y a pesar de la buena información de que se dispone hay un sesgo inevitable en cuanto a lo que la gente necesita y a lo que aspira.
Sin embargo, por lo que leo de algunos testimonios sobre la primera guerra mundial y el alistamiento de reclutas, al enfrentamiento en la batalla y fuera de ella hay que apuntarse.
Importa mucho, por lo demás la actitud de los adultos en ese juicio de los adolescentes.
La valoración que hacen los niños evidentemente es muy fiables. Me refiero al testimonio. Pero en cuanto al juicio se tamiza.

Tésalo

Teresa Cameselle dijo...

A los que lo vemos, lo leemos, desde tan lejos, en el tiempo y en la distancia, nos pasa como a tu madre, que no entendemos nada, ni quien era bueno ni quien malo en aquella guerra maldita.
Un beso, Carmen.

Primavera dijo...

Quien entiende una guerra civil, como de golpe dejas de ser familia para ser enemigo?, nadie puede entenderlo, aun sin haberlo vivido sino por lo que dice la historia y los que lo han vivido como tu.
Buen relato.
Primavera

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Quienes no hemos vivido esa época nunca lograremos imaginar en su profundidad lo que se debió padecer en aquellas guerras, tan cruentas como incomprensibles e inútiles -sobre todo para los más chico- que sólo veían gente morir y padecer a su alrededor.
¡Qué triste!

Gracias por compartirnos este pedazo de historia!

Un abrazo.

Inma Brujis dijo...

Mi padre me cuenta de esa época que había tanta hambre y miseria que hasta las cáscaras de las patatas se comían.
...Y que no le cayeras mal a alguien, que iba te denunciaba y adios muy buenas...
Un beso

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias amigas y amigo. Una época mala. Los niños no entendían nada, y lo que les decían se creían. En fin, que no vuelva a pasar.
Un abrazo a todos

San dijo...

Una España dividida, un sin sentido más en la historia. Y como siempre el del escalón más bajo padeciendo.
Un beso Carmen.

Anónimo dijo...

Lamentablemente, civil y civilizado tienen la misma raiz, pero creo que la guerra civil, como cualquier otra guerra, está lejos de ser un algo civilizado. Todas las guerras son perversas y obedecen a intereses que están muy lejos del sentir de la ciudadanía normal, del pueblo llano que, a la postre, es el único perjudicado.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

carmen, un buen día, y debido a alguna que otra lectura, me percaté de que en mi tierra tampoco hubo guerra. quiero decir que zamora fue pronto nacional. por lo tanto, acá los muertos en combate no existieron, la población no sufrió los efectos de los combates. pero...pero...los efectos de la guerra sí. de acá, que yo sepa,18 fueron al paredón de un cementerio de un pueblo vecino...y allí dejaron su vida por culpa de unas balas disparadas por un pelotón de fusilamiento. acá los nacionales purgaron. acá.. TAMBIÉN LAS GARRAS DE LA GUERRA LLEGARON Y ESO QUE NO HUBO COMBATES... ¡¡¡cuán hija de puta es la guerra en cualquiera de sus manifestaciones!!!
medio beso, carmen.

Juan Carlos Celorio dijo...

Vaya final del relato, desconocer la suerte que pudo correr la refugiada, con eses malos augurios. Da un toque de humanidad que me ha conmovido.
Que horror, bien evocado en tu relato.
Un abrazo, Carmen

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios. La guerra es lo peor que existe en el mundo. Aunque hay pueblos que lo vivieron peor y otros un poquito mejor...

Un abrazo.

Mamaceci dijo...

Es conmovedora la visión de un niño que ve la guerra con sus ojos. Que creía, que pensaba de las cosas que veía pasar y la gente que desfiló a su vista. Lástima que no haya podido conocer cual fue el destino de la refugiada. Aunque se estima que el peor verdad? De no ser asi hubiera vuelto a casa de tu abuela con el tiempo.
Conmueve por lo terrible y por su costado tierno Carmen.
Besito

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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