Lucia necesitaba estar sola, quería
meditar, su última relación fue un
verdadero fiasco, confió demasiado en
ella y al final como tantas veces le pasó, salió mal. Seguramente se daba en
exceso, y lo que era peor, esperaba mucho. Confiaba tanto que incluso compró
con su pareja un apartamento al lado del mar. Por suerte no tenía problemas
económicos, se ganaba bien la vida y es por eso que decidió quedarse con el
apartamento y pagarle a él su parte, y es lo mejor que pudo hacer.
Asomada al balcón, dejaba que los
primeros rayos del sol le acariciaran la cara, y sobre las siete de la mañana-
le gustaba madrugar- bajaba con su toalla a la arena para ser la primera que le
tocara las primeras lenguas de agua. Era una sensación muy gratificante, mirar
al horizonte y sentir aquel sonido picado del agua al chocar con la arena y
como se hundían sus pies en ella en contacto con el agua. No pensaba en nada,
sólo se dejaba mecer por aquel sonido hipnótico. Se llevaba un libro, se imbuía
en su lectura, y las horas se le pasaban volando.
Después de esos días de verdadero
relax, regresaba a casa con más energía y dispuesta a enfrentarse con todo lo
que se le viniera encima; aunque le daba la impresión que en las cosas del amor
volvería a tropezar en la misma piedra.
MÁS COSAS DEL MAR EN LETRA A LETRA, PASO A PASO
14 comentarios:
Todos volvemos a tropezar en la misma piedra, pero las mujeres decimos que la culpa es de la piedra. Abrazos
Es un buen lugar para meditar, y prepararse para nuevos riesgos emocionales. Es que hay piedras que parecen tener el poder de camuflarse. Y el riesgo de tropezar es el precio de caminar.
Lucía es de las mías, por lo de meditar junto al mar, lo de madrugar, etc. Es un buen consuelo el mar, lo sé por experiencia.
Un beso.
Gracias Ester, Demiurgo y Encarni. Hay cosas que la experiencia nos sirbe de poco, el corazón es el corazón.
Un abrazo
Al menos quedó algo positivo de la relación, la casa junto al mar, aunque haya tenido que pagar la mitad para quedárselo.
Lindo relato. Al menos le quedo el apartamento y al frente del mar! Que gratificante debe ser el renovarse con la esencia hipnótica del mar después de una ruptura amorosa. =)
Saludos
Siempre nos quedará el mar para consolarnos con las fallidas historias de amor!
Siempre nos quedará.
gracias Yessy, Charo y Neo
un abrazo
Tener como refugio un lugar donde el mar es compañía, no solo es gratificante y renovador, sino que el aire y toda esa inmensidad, ayudan a reordenar pensamientos, más allá de que los hilos del amor, una y otra vez, vuelven a tendernos su red.
Siempre es grato leerte Carmen.
Besos!
Gaby*
Siempre que nos acercamos al mar tenemos esa impresión de paz, de encuentro con uno mismo. Supongo que la vida está para aprender... Lucía, debería.
Besos!!
Así somos los humanos, parece que nunca aprendemos; simplemente cogemos fuerzas para volver a caer... como tú dices. Muy bien.
Beso y café.
El mar, la mar, como confidente, como bálsamo a las heridas aunque tropezar en el amor sea inevitable.
Besos
Qué familiar se me hace eso de mirar al mar, caminar por la arena intentando dejar atrás todo, aún a sabiendas de que no es posible, en esos momentos te sientes en plena libertad.
Besos
Pues quién sabe, tal vez no volviera a tropezar nunca más... O sí. Afortunadamente no podemos saber lo que nos depara el futuro.
Excelente relato.
Muchas gracias por participar en esta convocatoria marinera!
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