TRAVESURAS
Yo, la verdad es que siempre he sido muy buenecita; pero alguna trastada se
ha escapado que hizo enfurecer a mi madre.
Ya sabéis que hace cincuenta años las cosas no eran como
ahora, se era menos permisivo, que no sé si es bueno o malo; pero era así. A mi
madre sobre todo lo que le ponía nerviosa eran las visitas que venían a casa o
las que nosotras hacíamos a sus conocidas o paisanas- de su pueblo- . Pues bien,
en una de esas visitas a una paisana, yo tendría unos cuatro años, lo primero
que me dijo mi madre fue: -A portarse bien, calladita y sin jugar. Bueno, yo
casi siempre la obedecía; sin embargo ese día, me dejaron unos minutos sola en
el comedor, mientras mi madre ayudaba a su amiga en la cocina a preparar una
merienda. Enfrente mismo del sofá donde estaba sentada, había una vitrina, que
justo en el centro tenía seis tazas con sus platos, cada una de un color
brillante, rojo, amarillo, verde, azul, naranja y rosa fucsia. El caso es que
esto de los colores ya me atraía de bien pequeña, y como hipnotizada, me
acerqué muy silenciosa a la vitrina, me senté en el suelo, abrí la puerta y fui
sacando una a una aquellas tazas tan maravillosas con sus correspondientes
platos, y las coloqué con sumo cuidado en el suelo. Cerré la puerta de la
vitrina y me quedé maravillada observándolas.
En estas estaba, cuando mi madre y la paisana salieron de la cocina. No os
podéis figurar los gritos que me dio, no se podía creer lo que hice; pero la reacción de
la paisana fue bien diferente, le dio un
ataque de risa, al observar lo bien colocaditas que puse sus tazas en el suelo.
El caso es que todo se quedó en una riña; arenque en casa, mi madre me hizo
prometer que nunca más haría una cosa así, y nunca más lo hice.
MÁS TRAVESURAS EN CASA DE MOLÍ DEL CANYER
19 comentarios:
Pero que buena, eso no es nada, mi hermana y en casa, no de la vecina, vaciaba el mueble, colocaba todos los vasitos debajo y se metía dentro del mueble a jugar con un barrilete y su cubito. Un abrazo y sigue contando travesuras
No fue lo que esperaba, yo pensaba que se iba a escuchar una sinfonía de tazas rotas.
Pero eras ordenada.
Saludos.
Como dice Demiurgo eso mismo imaginaba yo pero fuiste muy buena y te portaste genial.
Un beso.
Bueno...pero no rompiste ni una sola taza! jeje...fue una travesura, sí, pero sin graves consecuencias!
Linda anécdota!
Un arazo
Que manía tenían las madres de hace 50 años...Todas cortadas con la misma tijera..."sentada y sin mover un dedo"...como si eso fuera fácil para una pequeña...Al menos mis nietos no les resulta eso..les digo quietos y es cuando mas saltan...lo bueno es que saltan tanto que se cansan rápido y ahí..yo descanso...
Mi madre hubiera sido feliz con una hija como tú...pero le sali yo y no hay devoluciones y menos a estas alturas que ya caducó la garantía jajajaja
Besoss jueveros..
Bahhh! mujer, pero si esto no llega ni a ser travesura. Quédate tranquila que aquella vez no pecaste para anda. Un abrazo Carmen.
Pero que buenecita que eras....me imagino yo con las tacitas y no veas como hubieran acabado, y esa manía de las madres de querernos siempre quietas. Muy buen relato, abrazos.
Ja,ja, si esa fue la mayor travesura que hiciste entonces es que eras muy buena! Pensé, como casi todos los que han comentado, que las tazas iban a acabar hechas añicos...Yo también era muy buenecita, para travieso ya estaba mi hermano que siempre estaba liando alguna!
Un beso
Yo también he pensado que iban a acabar en pedacitos. Pero lo que tú hiciste no ea una travesura, es simplemente curiosidad.
Un saludo.
Gracias Ester, Molí, Diva, Neo, pikxi, Charo, Montserrrat, María y Demiurgo. Pues si, la cosa acabó bien, los colores me atraían demasiado para convertirlos en añicos.
Un abrazo
Tú más que buena eres santa, jejejejej
Coincido con los compañeros en que esta travesura, si lo es, es de muy escasa entidad. Como te conozco, creo que sí, que las travesuras y tu no os llevais bien, no tienes un espíritu travieso, no eres capaz de hacer algo que pueda molestar o dañar a alguien aunque ese algo sea una tontería sin importancia.
Lástima no haber escuchado el ruido de tazas rotas. ¿Te imaginas el puzzle de colores que podrías haber organizado?.
Un abrazo.
¡Y se quejan! ¿A quién se le ocurre algo así? A nadie que no tenga ingenio jajajajaj
Es que no se valora ya el arte jajajajaja
Besissss
Yo pensé que las ibas a romper... Jajajaja... Yo seguro habría hecho una torre con ellas y al final habrían terminado rotas, pero es que yo era un demonio...
Besines..
Gracias Tracy,Perla, Pepe y dijo. Bueno, mi madre desde luego puso el grito en el cielo; pero yo me conformaba mirándolas, lo bonitas que eran.
Un abrazo
Ay, si esa travesura es tannnn dulce, que es imposible enfadarse. Cierto que hace 50 años eramos muy obedientes, (Ahora con 60 ya no tanto) ajajajajaj.
Besos
Pequeñita travesura, pero que entiendo a que la madre la pusiera de los nervios. Un beso Carmen
Pobre!! ...si ni siquiera las rompiste! ...jajajajaja!
Un beso.
Una travesura real que nos cuentas que demuestra tu caracter, Carmen, sencillo y suave hasta para explicar una travesura.
Es verdad que también esperaba alguna sinfonía de loza hecha añicos, pero no fue así.
Aun así divertido porque además tenía suspense.
Un abrazo
Publicar un comentario