Alfredo nos propone construir un relato con siete palabras: 1.-Esperar. 2.-Levantar
3.- Andar. 4.- Comer. 5.- Dormir. 6.- Soñar. 7.- Alhzéimer
Llevaba días en el hospital, su
madre había empeorado, ya no comía desde
hacía tres días. El médico le había dicho que ya solo quedaba esperar al fatal desenlace.
Desde que le diagnosticaron Alzhéimer, el deterioro se produjo muy rápidamente.
Primero, dejó de distinguir entre el día y la noche, se levantaba a las tres o cuatro de la mañana, y todo su afán era
salir a la calle. Se tuvieron que esconder todas las llaves de la casa, era un
peligro que se pudiera escapar.
Al principio fue una losa que
cayó con todo su peso en toda la familia. Tenía sus olvidos; pero lo achacaban
a la edad, después un día no supo regresar a casa, y entonces es cuando
temieron lo peor, y así fue. Su madre dejó de ser su madre para convertirse en
otra persona irreconocible. Lo único que creía que si reconocía eran las
caricias, que siempre agradeció.
Un día su cerebro no le permitió andar y empezó a ir en silla de ruedas.
Todo comenzó a ser más difícil, dejó de hablar, esa cabeza no fue la misma, ese
cerebro no le dejó que pronunciara una palabra más. Dormía todo el día y de noche también, gracias a unas gotas
milagrosas. Ella sabía que era su madre; pero solo su cuerpo, su mente no
entendía donde se encontraba, tal vez en otro mundo más feliz. Le era imposible
saber si sufría o no; pero ella si.
Por las noches soñaba que antes de dejar este mundo le
diría una última palabra, quizás tendría un momento de lucidez; sin
embargo no sucedió, no se la dijo, que le vamos a hacer. Ella si se despidió
con un dulce beso en la frente; pero siempre le quedó esa tristeza por no
haberla escuchado por última vez.
La vida es así, ¿quién dijo qué
todo iba a ser perfecto?
Donde quiera que estés, te quiero
mamá.
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12 comentarios:
Realmente, esta enfermedad se dá cada vez con más frecuencia, y en todas las clases sociales, ni gentes de un nivel alto de formación, ni ricos ni pobres. Al que le cae esa breva, ya puede prepararse, a sufrirrrr!!! Y cada dia -según las encuestas- toca a muchas más familias. Un besote, guapa!!!
Tal vez está en un mundo mejor o al menos en paz. El dolor para como tú, lo tienen que vivir desde fuera. Un relato, como una herida abierta.
un fuerte abrazo, Carmen
Terrible enfermedad!
Cuando se olvidan los afectos, cuando arde ese desván de la mente donde se guardan los bellos recuerdos, cuando no nacen los abrazos y los besos no tienen destinatarios, se deja de vivir y se vegeta.
Y nacen los sufrimientos de los que rodean al enfermo. Triste final de vida a la que ni siquiera se le permite saber de dónde viene el cariño.
Un beso.
Que tristeza saber que esta enfermedad es tan terrible y devastadora. Muy bien narrado.
Beso
Gracias Montse, Juan l., Tracy y Vivian. Terrible, si, porque vivir sin recuerdo es lo peor que existe.
Un abrazo
Durante años trabajé con personas con Alzheimer y otros tipos de demencias, en los casos más graves, siempre pense que si ellos tubiesen un segundo de lucidez, que desearían? Después le tocó a mí padre, a mi tía y madrina y en los últimos años a mi madre, de todos ellos mi madre fue la parte más dolorosa ya que era también mi amiga y confidente. Sentí que la perdí dos veces, la primera cuando la demencia empezó a hacer mella en ella y la segunda cuando murió. Nada que ver con mi anterior trabajo, una madre es una madre, no veas como te comprendo amiga. Tu escrito me ha llegado al corazón y al alma, besos.
Carmen no sabes cómo comprendo la situación que tan bien nos has narrado.
Un abrazo.
Buenas noches Carmen , tú relato es duro pero tan bien es cierto que hay muchas familias que tienen el mismo problema que has descrito , es fuerte pero hay seguir luchando para que las familias aquejadas de dicha enfermedad , no noten la ausencia de los seres queridos , aunque digan que no se olvidan de todo , yo personalmente quiero pensar que en el algún rincón de su cerebro nunca olvidan quien les quiere y mucho menos una caricia .Gracias por tu relato y pasa un buen fin de semana
Muy emocionante relato, Carmen. Efectivamente, no todo puede ser perfecto, pero puede ser muy bonito cuando existe ese cariño, cuando se recuerda, vivamente.
Besos.
Muy bien descrito ese deterioro que te arrastra irremisiblemente al final. A pasar de la carga de cariño que existe, tanto amor no puede con la muerte en vida.
Gracias por participar. Abrazos.
Gracias Moli, Alfredo, Juan Carlos, Campirela y Leonor. La verdad es que me costó mucho aceptar su enfermedad, cuando lo hice me tranquilicé bastante dentro de lo malo que es convivir con este mal.
Un abrazo
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