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martes, 3 de marzo de 2009

UN LARGO VIAJE

Por fin había llegado el día en que volvía a Cataluña. Una sensación extraña invadía todo su cuerpo, por una parte deseaba regresar, y por otra, dejaba tantas cosas allá, que le estaba costando más de lo que nunca hubiera pensado. Tres años hacía desde que decidió marcharse a París a acabar sus estudios de Bellas Artes. Siempre pensó que La capital francesa era la cuna del arte, y la verdad es que no le decepcionó en absoluto, tanto por lo que pudo aprender, como por el descubrimiento de todo el arte que le rodeaba. Estuvo trabajando al lado de los pintores de Mont Matre, y se instruyó mucho a su lado, absorbiendo toda la experiencia que arrastraban, y por lo que respecta a la facultad, conoció a gente muy interesante, con los que compartió conocimientos y porque no decirlo también diversión. Aunque al principio le costó bastante separarse de su familia, poco a poco se fue acostumbrando a aquella residencia en la que tuvo el placer de conocer compañeros de muchos lugares del mundo, y algunos se convirtieron en verdaderos amigos. Ahora, a lo que nunca se pudo habituar, fue al clima, porque día si y día también llovía. ¡Como echaba de menos su clima Mediterráneo!, con sus días de sol, y su playa, sobretodo su playa. Creía que jamás se podría acostumbrar a vivir lejos de su pueblo; pero poco a poco lo había conseguido. En estos momentos se encontraba en la estación de tren; sin embargo su mente volaba a los días y meses pasados, con todos los acontecimientos que habían influido en su vida. No quiso que vinieran sus amigos a despedirse, no lo podría resistir, seguro que lloraría a lágrima viva y se sentiría mucho peor.

El viaje lo hizo de noche, ya que pensó que así podría dormir; pero se equivocó, la noche estuvo llena de pequeños sueños y pensamientos, que no la dejaron descansar. A su mente venían imágenes e imágenes de todas sus vivencias en París. Se adormilaba un poco y se volvía a despertar, hasta que por fin el tren llegó a Girona, allí le esperaban los autobuses que se dirigían a Cadaqués. Ya estaba en Cataluña, si ya estaba allí, no se lo podía creer; pero era verdad. Se encontraba tan extraña, como flotando, y la cabeza la tenía espesa, y embotada. El autobús ya llegaba y Laura se montó en él sin apenas pensar. Hacía un día espléndido con un sol radiante; parecía que su pueblo le daba un buen recibimiento. Iba un poco adelantada en cuanto a la hora que le dijo a sus padres, seguramente no estarían en la estación, les daría una sorpresa. Cadaqués estaba más bonito que nunca, la luz del sol iluminaba las casas y les concebía unos tonos pastel preciosos. Eran las siete de la mañana del domingo, las calles estaban solitarias, sólo se escuchaban los pasos de Laura andando por una de las calzadas del pueblo. Mientras caminaba poco a poco, aspiraba aquel olor a antiguo que impregnaba a todas aquellas casas, que le producían una gran atracción. Si, por fin estaba en su hogar, aquel hogar que la había visto nacer y crecer. Estaba contenta de haber vuelto, ahora si que lo tenía claro, una nueva etapa le esperaba y estaba dispuesta a enfrentarse a ella lo mejor que supiera.

Llegaba a su casa, miró su balcón, allí seguían aquellas maravillosas macetas llenas de geranios rojos, y su puerta de madera, adornada con los grabados de dragones que recordaba perfectamente. Cogió la llave y lentamente abrió la puerta, subiendo muy despacio cada peldaño, sintiendo en sus pies el sonido de la madera con cada pisada que daba. Giró la llave , abrió la puerta y soltó la maleta, y con un gran chorro de voz gritó:

- ¡Mamá, papá, por fin estoy en casa, y esta vez, para siempre!.

9 comentarios:

Celia Álvarez Fresno dijo...

Un relato precioso debajo de un cuadro relajante.
París, ciudad que anima al arte, ya que toda ella es Arte.
Un abrazo

M.A dijo...

Carmen, muchas gracias por tus comentarios en el blog. La verdad es que ha sido un finde de ensueño.
Seguimos por aquí.
Besos para la artista pintora y escritora. Ahí es na.

XoseAntón dijo...

Sin duda, acababa de cambiar todo París, con todo su Arte, por el hogar, su hogar. Quizá se había dejado en su casa lo que había ido a buscar a Francia. Nunca es tarde para darse cuenta de que el cariño de los nuestros es la aspiración más valiosa.

Bikiños, Carmen.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Celia gracias por tu comentario. París es una ciudad que te inspira para pintar.
Un beso
Mercedes, no se las merecen. Tus escritos se merecen todos los premios.
Un beso
XoseAntón, la verdad es que cuando cambias de ambiente se transforma tu vida; pero cuando vuelves a tu hogar, se te olvida todo.
Un beso

El desván de la memoria dijo...

Hola, Carmen:
No te he visto por el sábado literario. Bueno, espero que todo vaya bien.
Un abrazo,
Ramón

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Hola Ramón. Mira lo del sábado, en ese momento no sabía que escribir, supongp que cuando haya un tema que me llene participaré.
Un abrazo

Isabel dijo...

Bonita historia, con final feliz, ¡La vuelta a casa!, a sus raices y a la luz del mediterraneo. Un beso

Juan Manuel Rodríguez de Sousa dijo...

Carmen, el nuevo sábado literario está colgado ya en la parte derecha de Merce, va sobre anuncios... está guay la cosa.

También pasaba por aquí para avisarte que tienes un premio en mi blog que anda esperándote,

Un beso, seguro que te gusta,
Juanma

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias Isabel por tus comentarios.
Juanma gracias por tu premio, ya lo he colgado
Un abrazo