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miércoles, 18 de abril de 2012

ESTE JUEVES UN RELATO



UNA DE ESPÍAS


LA LLAVE

Eso de ser amigo de la familia iba de fábula, tenía una llave con la que podía acceder fácilmente a la casa, confiaban ciegamente en él.

Miguel y Mónica salían a menudo con la pareja Ricardo y María y sus dos hijos, eran como hermanos; y así se comportaban. Últimamente Mónica, no venía a las reuniones que hacían en casa de sus amigos con la excusa de dolores de cabeza. Hacía unos meses la envidia le corroía, porque a sus supuestos amigos le iban las cosas muy bien en sus respectivos trabajos, en cambio a ellos la vida les dio un giro tremendo, la empresa del marido cerró y se quedó de la noche a la mañana sin trabajo. Ella también trabajaba; pero con su sueldo no podían ir muy lejos y esto le era muy difícil de asumir porque los lujos de los que hasta ahora disfrutaban, no podían continuar. Ricardo y María les intentaron echar una mano como buenos amigos; pero ellos, sobre todo ella no lo consintió. En momentos de ofuscación, Mónica le comentaba a su marido que a estos las cosas les iban bien porque seguro que robaban; imposible que con sus sueldos llevaran una vida tan lujosa. Fue malmetiendo tanto a su compañero, que al final lo convenció para que aprovechando sus reuniones con Ricardo y María les fuera sacando datos que le permitiera investigar y comprobar que eran unos estafadores. Tanta era la confianza de la pareja con sus amigos, que Miguel haciéndose un poco el tonto, consiguió que le explicaran como rellenaba la declaración de renta por Internet, e incluso donde la guardaba.

Hoy era el momento, sabía que no se encontrarían en el piso, así que era el mejor día para entrar. Sigilosamente, mientras la mujer vigilaba, Miguel se introdujo en la vivienda, encendió el ordenador, y buscó la declaración, le costó un poco; pero la descubrió, allí estaba. Comenzó a revisarla y a cambiar unos valores, en los que su amigo seguramente no se fijaría, porque ya la tenía acabada a punto de enviarla. En una hora finalizó su trabajo, satisfecho salió del hogar que era como el suyo, traicionando a sus amigos sin el menor remordimiento de conciencia. En su casa le esperaba su esposa, que lo felicitó por su trabajo, convenciéndole de que había hecho lo justo, esa gente no se merecía vivir mejor que ellos.

Durante un tiempo las cosas transcurrieron normalmente, hasta que un día unos policías aparecieron en la casa de Ricardo y María y pidieron al dueño de la casa que les acompañara. La mujer no entendía nada; pero pensó que sería una equivocación; sin embargo pronto comprobó que no era así. Le acusaron de estafar a hacienda diez mil euros, y si no pagaba, pasaría dos años en la cárcel. Increíble, le enseñaron la declaración, y en ella se encontraban errores de principiante, ¿cómo podía ser que no se diera cuenta? La revisó varias veces, no reconocía esa declaración; pero estaba su nombre y apellido. Como gracias a Dios disponía de esa cantidad, pagó y se libró de la prisión.

Desde entonces comenzó a dar vueltas al asunto. Sus amigos se mostraban consternados ante lo que pasó, no lo entendían, y comenzaron a visitarlos con asiduidad intentándolos ayudar en lo que podían; pero Ricardo comenzó a sospechar, porque estaba seguro que miró varias veces la declaración, exceptuando la última vez que la envió sin mirarla. Cuando los policías se la enseñaron, allí se encontraban unos números, que no los reconocía como suyos; pero era su declaración. Por su parte Miguel fue un poco incauto, trabajó sin guantes y alguna huella debió de quedar sobre el ordenador. Esto lo pensó seriamente Ricardo, que habló con la policía de sus sospechas, no se lo tomaron en serio; pero insistió días y días diciéndoles que no perdían nada con comprobar las huellas, porque aunque hubiera limpiado la pantalla, en el teclado podría ser que se encontrara la respuesta, ésto juntamente con la revisión que realizó en el archivo,- comprobando finalmente que la declaración fue corregida, al encontrar en la papelera del ordenador las huellas del delito-, les hizo cambiar de opinión. Al poco se presentó el inspector con su aparato para recoger huellas, miró en todas partes de la habitación; pero se centró más en el teclado, y efectivamente, allí se encontraron otras huellas que no eran de la familia, pertenecían a Miguel. No se lo podía creer, ¿por qué? Se preguntó; pero todo coincidía, tenía la llave y sabía donde guardaba la declaración.

La policía se presentó en casa de Miguel y Mónica, a él lo detuvieron y lo acusaron de allanamiento de morada y falsificar documento, y a ella de cómplice. Ricardo le pidió la llave y explicaciones; pero Mónica sólo dijo:

-Vosotros no sois mejores que nosotros.

Él se quedó desconcertado y sólo pensó:- Jamás volveré a dejar la llave a nadie, jamás.

21 comentarios:

casss dijo...

Dios castiga, pero no muestra el palo. Este dicho me trajo a la memoria tu relato.
Bien contado, con suspenso, con intriga, y mucha, pero mucha envidia...(no la mía, claro, aunque de verdad que este género no me va, para nada...jajaj)
Enhorabuena Carmen, y muchos besos.

rosa_desastre dijo...

Espero no tener nunca unos amigos asi porque los de hacienda son mu listos ajajaja.
Un besote señora espia.

Wendy dijo...

Hola Carmen:
Cuando se espía, siempre se debe estar alerta de que se paga con la misma moneda. Donde las dan, las reciben tambien.
Menos mal a mi la declaración de hacienda me la hace la empresa a la que laboro...
Café ultra secreto
Wendy

Juan Carlos Celorio dijo...

Madre mía, que podredumbre la de esos Miguel y Mónica. ¿No serán esa pareja tan agradable que se ha mudado al 3º E?
Hoy más que nunca, muchos besos, Carmen.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Los perdió la envidia!...vaya con mi tocaya!...no es raro que en momentos de crisis aflore la peor parte de la gente...y hay algunos, que son de terror!
=)

Un abrazo

Natàlia Tàrraco dijo...

Esto es posible, espionaje en las declaraciones de renta. Esto no es una invención, porque nos pueden espiar hasta en el WC de proponérselo. Esto es una narración que estremece, es la constatación de la envidia cochina llevada a sus extremos más abominables. Esto es un cuento de terror factible.
Los pelos de punta me pones Carme, pero tampoco me extraño, si los hijos de...(perdón putas) volaran no veríamos el sol y el caso es que veo muuuchas nubes en el cielo.
Se llevaron su merecido.
Petons amiga.

María José Moreno dijo...

Vaya amigos, con esos es mejor tener enemigos. La envidia es malísima y la mayoria de las veces causa estragos en las relaciones interpersonales. Muy bien llevado carmen.
besitos

Juji Mogar dijo...

El texto, impecalble, pero qué triste, Carmen. Me ha puesto los "pelos de punta", más que nada, porque estoy segura, que hay gente así, en el mundo.
Un besazo.

Cristina Piñar dijo...

Y digo yo, con amigos así ¿quién necesita enemigos? Desde luego, hay que ver que mala es la envidia, aunque en este caso, por fortuna, al final se resolvió todo y los "amigos" terminaron pagandola caro. Un beso.

Anónimo dijo...

Es claro que con amigos así, los enemigos no son necesarios. Otra cosa suscita mi inquietud y es el nivel tan extremo de detalle que tiene la agencia tributaria sobre nuestras finanzas domésticas. Sobre todo, si tenemos en cuenta que las grandes fortunas burlan ese exhaustivo control y mucho me temo que con su consentimiento. Gran Hermano, si, pero algunos escapan a su vigilancia. Magníficamente bien desarrollado tu relato, Carmen.
Un abrazo.

tereoteo dijo...

Te he dejado un regalo en mi blog, cuando quieras puedes pasar a recogerlo.
un beso

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Graarloscias amigos, Cas, Rosa, Wendy, Juan Carlos, Neogeminis,Natalia, MªJosé, Juji, Cristina y Pepe.
La verdad es que nos tienen controladísimos, y si no hay un caso igual, sseguro que se parece, en cambio los granujas políticos que roban, no devuelven un duro pero ni un duro.
Un abrazo

Gaby* dijo...

Esto de las declaraciones de renta y de tener que andar a cuatro ojos con los amigos, en verdad, son cosas tan probables de que sucedan, que tu relato adquiere una veracidad que asusta. Sobre todo, cuando no es tan difícil demostrar que no todo el mundo es digno de nuestra confianza.
Y para rematarla , la frasecita final de Mónica!
Mejor guardar la llave bajo llave!
Besos al vuelo!
Gaby*

Matices dijo...

La envidia que es muy mala, la verdad es que no creo que fueran muy amigos, la amistad no debe forjarse nunca en lo que se tiene porque entonces vienen los desengaños como en este caso...
Con hacienda hemos topado.
Besos!!

José Vte. dijo...

Con amigos así quien necesita enemigos. Y es que la envidia es muy mala consejera.
La realidad es que si hay algún sistema informático que funciona ese es el de Hacienda. El resto no parecen ser tan eficaces.

Un abrazo

Mamaceci dijo...

Cármen he aquí todo un campo de posibilidades en materia de terror y espionaje. Las investigaciones de Hacienda y las declaraciones juradas. Ellos de verdad que tienen sabuesos, y las declaraciones son tramposas, siempren ganan!!
Muy buen relato, excelente clima y bien llevado
Abrazo

San dijo...

La envidia , mala consejera cualquiera se arriesga a dejar las llaves, con amigos así no se yo si son mejores los enemigos.
Besos Carmen.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

racias José, Matices, G a b y, Ceci y San. la verdad es que estos de hacienda nos llevan por el camino de la amargura.
Un abrazo

Leonor dijo...

La importancia que se da al dinero y los lujos. La envidia que transformó a Mónica en una Eva, mujer embaucadora que convenció a su marido para hacer el mal. Y al igual que aquella, lo pagó caro.

Sindel Avefénix dijo...

Atrapante historia que deja al descubierto que hay gente que se acerca haciéndose pasar por amigos pero en realidad son tan envidiosos que se terminan convirtiendo en enemigos.
Un abrazo enorme.

Agencia Digital Bogotá dijo...

Mu buen relato, excelente publicación.