El tema que propusieron los reporteros me recordó un relato que hace poco hice,y aunque es un poco largo comparado con lo que yo escribo normalmente, ya me perdonaréis por esta vez. Estaré unos dias de vacaciones, así que hasta la vuelta.
MEDIANOCHE EN EL DAILY
EL MENSAJE
Lo que más le gustaba a Raquel de la Universidad era el trayecto en metro,
sobre todo el trasbordo en Cataluña, de la Línea 1 a la Línea III hacia Zona
Universitaria. La gente sale del metro, a paso ligero baja unas escaleras y se
introduce por un túnel que se asemeja a una nave espacial, con todos sus
habitantes caminando como robots. En ese instante sentía algo especial, una
especie de energía que desaparecía cuando abandonaba aquel lugar. Le gustaba esa sensación; aunque
después se le olvidaba por completo.
En cuanto a la universidad, no era como esperaba, encontraba poca
diferencia con el instituto; después de tres meses, se pasaba más tiempo en la
biblioteca que en las clases, sólo asistía a la que los profesores le aportaban
algo y le enseñaban de verdad. Sin embargo no quería abandonar, esperaba que aquello
cambiara con los años.
Aquel día se dispuso a traspasar aquel túnel interplanetario del
trasbordo, y regresó aquella sensación tan particular. Esta vez fue más fuerte,
con una especie de pinchazo en la frente
que casi le hace caer. Salió del túnel; pero la sensación no desapareció. En
apariencia todo seguía igual; personas caminando hacía su nuevo destino y un metro
que los esperaba. Se abrieron las puertas, entró, y ya en la primera parada se
dio cuenta de que no era la de siempre, tenía otro nombre. No le sonaba ninguna
de las caras que veía, y la gente llevaba una ropa algo extraña y uniformada; sólo cambiaba el color: pantalones negros como
de licra muy ajustados, camisetas azules, naranjas, rojas, amarillas y verdes.
Lo que ya le puso en máxima alerta fue que darse cuenta de que ella tenía igual
aspecto que los demás. ¿Qué significaba aquello?, no entendía nada. Observó que la mayoría
bajaba en una estación que se llamaba “APARADORES” y decidió imitarlos.
Al salir del
vagón, le sorprendió un gran vestíbulo rodeado de escaparates de negocios de
todas clases, donde comenzaban a entrar muchos de los individuos que
descendieron del convoy. Al llegar a la
calle, la luz del sol casi le ciega por el reflejo de los infinitos vidrios que
formaban escaparates de todas clases, como una continuación de la estación del
metro APARADORES, un nombre muy apropiado. Todas las personas iban entrando en los
diferentes aparadores que encontraban. Y ella ¿hacia dónde se dirigía? Confiaba
que lo supiera.
Comenzó a mirar
los negocios que se escondían detrás de aquellos aparadores, el primero que
encontró se llamaba “REFLEXIONA”, ¿qué
raro?, pensó. Vio en el escaparate libros de filósofos: Rousseau, Platón,
Descartes y otros más. Más adelante encontró otro que ponía: “SER IMPULSIVO”,
con televisiones llenas de imágenes de peleas y guerras. No, ése no era su
camino. Continuó, sin parar hasta uno que se llamaba “LA RAZÓN”; dentro se
encontraban personas que delante de un micrófono daban discursos cargados de
razones, como si la suya fuera la única verdadera. Raquel dio un paso hacia
delante y en el último momento decidió retroceder. Siguió su camino hasta otro
que decía “ARROGANCIA”, dentro se observaban individuos mirándose a un espejo,
rodeados de aduladores. No, tampoco era su opción. Continuó y llegó a otro
aparador cuyo nombre era “CORAZÓN”. A través del vidrio se veían personas
que dedicaban su vida a ayudar a los
demás, sus caras se iluminaban con una sonrisa que lo decía todo. Este era su
sitio, entraría. Se acercó al vidrio sin puerta, aproximó la mano y esta se
hundió tras el cristal y su cuerpo fue detrás. De pronto se reconoció de
voluntaria en un taller de disminuidos psíquicos, un trabajo duro para el que
debía estar bien preparada y ella no lo estaba; aunque lo intentaba, no bastaba
el corazón. Lloraba y no se sentía capaz de llevarlo a cabo. Quería salir, se
había equivocado. De pronto, una voz le dijo: Cierra los ojos y piensa en desaparecer. Así lo hizo, y enseguida se vio
fuera. Aliviada, siguió su camino sin saber cuál sería su destino. Sus pasos se
detuvieron en un aparador que decía: “RAZÓN CON CORAZÓN”. Dentro se observaban
personas estudiando, y un profesor que les enseñaba conocimientos y valores. No
se lo pensó y otra vez atravesó el vidrio; para su sorpresa se encontró
nuevamente en el metro, en esta ocasión el de siempre, llegaba a Zona
Universitaria, donde como cada día le esperaba su facultad.
Bajó del metro
y comenzó a pensar en el mensaje que había recibido, su destino pasaba por
continuar los estudios, prepararse bien y dedicarse a los demás como siempre
soñó. Le daría una nueva oportunidad a su vida.
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18 comentarios:
Un mundo imaginario, pero todos esos mundos están en este, hay que saberlos encontrar.
Hasta tu vuelta un abrazo.
Una historia, larga bonita y aleccionadora. Es tu estilo de contar las cosas: con brillantez y sin dejarse detalle.
Me ahgustado mucho.y aprovecho para enviate un saludo y mis mejresdeseosde q paseis unas vacaciosen muy tranquilas y felices
Te agradecemos te hayas sumado a nuestra propuesta. (esperamos que las próximas semanas las disfrutes mucho)
saludos cariñosos
Muy interesante e imaginativo tu relato Carmen!!
Tu relato me ha resultado muy real, gente que vive en aparadores, es escaparates del cara al publico, una vida externa sin reflexionar sobre su interior. Menos mal que aún queda gente como tu protagonista preocupada por ser y no por parecer. Un besote
Qué buena historia Carmen, todos necesitamos un viaje así para definir nuestro destino. La verdad me sorprendiste, que bien te quedó!!!
Un abrazo enorme.
Una preciosa travesía que la llevo al lugar indicado, donde ella seria quien era dentro de su lugar elegido para seguir perfeccionándose, con todos los sentidos bien puestos.
Feliz vacaciones!
Un abrazo :)
En ese viaje descubrió lo que realmente tenia que vivir ahora, en su presente, para alcanzar su futuro. Muy interesante tu visión Carmen.
Un abrazo.
(Disifruta de tus vacaciones)
Me ha gustado mucho. Ese metro que llega a la estación Aparadores es genial, como esas salidas que explicas.
Me encanta el final, también.
Besos, amiga.
Gracias Tracy,Montserrat, Lois y licia, San, Cecy, Sindel y Juan Carlos.
Este relato lo hice hace un tiempo, y ahora me ha venido al pelo. En realidad lo mejor que podemos hacer y viajar a nuestro interior, allí lo descubriremos todo
Un abrazo
Es como haber tenido una visión del mundo y del futuro. La estación Aparadores es genial. El final magnífico.
Besos.
Hola Carmen.
Tiene su encanto especial ese viaje en metro hasta la estación APARADORES. Tu protagonista es una verdadera privilegiada a la que se le muestra-de alguna forma- en que ha de emplear su tiempo para un futuro exitoso.
Muy entretenido tu relato. Y con moraleja.
Un abrazo.
Lupe
interesante viaje. interesante aventura. ingeniosa-
saludos!
Un sueño que es casi una pesadilla, pero una forma de vivir en la ficción y de volver a la realidad con parte de la lección aprendida.
Entretenido viaje por el subsuelo barcelonés.
Besos
Uno bonita metáfora sobre cómo cada persona escoge su camino en la vida. Su tren. Su estación. Su aparador. Muy útil. Un saludo.
Te felicito amiga: TE HAS LUCIDO. Este relato, aleccionador, entretenido y alucinante, me ha gustado mucho, dentro de una tónica diferente a la habitual (me parece).
Disfruta mucho de esos días libres!!
besos
Hay que estar siempre atentos/as para interpretar los mensajes que el destino quiera darnos. A veces hay que agudizar mucho el "oido" pero es bueno abrir la mente intentando interpretarlos.
Un abrazo
Parecía una mala experiencia vivida pero, mira tú, puso orden en sus prioridades. Muy bueno.
Un abrazo y un cafelito.
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