Esta semana nuestro amigo Ibso nos propone adentrarnos en nuestra historia con otra versión de la misma o sacada de nuestra imaginación. En mi caso y como ahora nos está tocando vivir el drama de los refugiados, he pensado dar una breve pincelada a nuestro particular drama como nación española, que fue la guerra civil, donde miles de personas atravesaron la frontera huyendo de una muerte segura.
No podían continuar más en suelo
español, Franco se acercaba inexorablemente a Barcelona, la caída era
inminente, y Damián y su familia seguro que sufrirían represalias, eran unos
republicanos convencidos y habían luchado en esa guerra fratricida, que
finalmente iban a perder. Cogieron lo mínimo y salieron hacia la frontera
francesa. Allí se encontraron con miles de personas que como ellos huían de una
muerte segura; pero lo que no sabían es que sus vecinos franceses no iban a ser
tan amables como esperaban. Les abrieron sus fronteras si; pero simplemente
para colocarlos en las playas de Argelés cercándolos con una gran
alambrada y para que no se pudieran
escapar, eran custodiados por tropas marroquíes, senegaleses y algún gendarme.
No tenían nada, ni barracas ni letrinas, ni cocina, enfermería ni electricidad.
Escaparon de una muerte rápida para adentrarse en una muerte lenta.
Tanto Damián como otros
compañeros decidieron hacer alguna cosa, y con algunas maderas que encontraron
comenzaron a construirse barracas, no era mucho; pero por algo se empezaba, a
la vez cavaron en la arena para fabricar letrinas, que desde luego hacían falta, porque
más de uno había cogido la disentería por la falta de higiene.
No, no iban a dejar que acabaran
con ellos, sobrevivirían, a pesar que
estaba llegando a sus oídos tambores de guerra; pero esta vez en Europa.
No sabían que les depararía el destino; pero el presente seguro que lo
superarían.
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14 comentarios:
De guerra a guerra, de susto en susto, cuando alguien lo pasa mal es fácil que lo pase peor. Un abrazo
Tu relato nos recuerda que también fuimos refugiados. ¡Qué crueldad de mundo! ¿Y nadie puede parar este sinsentido?
Un beso
Guerras sin sentido que acarrean sufrimiento a aquellos que menos se lo merecen y beneficio a quienes las provocan.
Un saludo.
Hace tantos años de esto y ahora se vuelve a vivir en Siria... Miles de personas huyendo para salvar la vida, sin saber que será de ellos... sin saber que les deparará el destino... que tristeza más grande...
Hoy con tu relato nos enseñas que la vida puede ser más que huir de la muerte, que se puede salir adelante, que se puede salvar la vida...
Besines...
Las guerras acarrean desagradables injusticias. Y tu relato también lo demuestra. Este descontrol solo ocasiona más conflictos, pobreza y hambre.
Beso
Gracias Ester, Leonor,pikxi, Perla y Yessy.La verdad es que es bueno recordar estas cosas cuando algunos no ven claro si acoger a los refugiados.
Un abrazo
A veces, cuando miro atrás y repaso nuestra historia como especie, me pregunto si la guerra forma parte de nuestra naturaleza. Desearía que no, pero los acontecimientos se empeñan, tozudamente, en demostrarme lo contrario.
Gracias por tu empatía y tu participación.
Un abrazo.
Si nuestra triste historia, la olvidada, la que yo intento recordar cada año cuando recorro la playa de Argeles y intento imaginar el horror y el desencanto. Pero en ese horror también hay esperanza y lucha por la supervivencia como refleja tu relato. Gracias por recordarlos a ellos a los perdedores, a la parte más valiosa de nuestros antepasados.
Pues tu relato se ha sumado a lo que veo y escucho en las noticias con el drama de los refugiados sirios y con el de tantos inmigrantes que tratan de llegar a la Europa de los milagros.
Ellos, los de tu relato, sobrevivieron difícilmente como cuentas, aunque el futuro, como anuncias, les deparaba otra broma pesada. Ojalá la superaran.
Un abrazo.
Ahondar en la llaga, mirar las imagenes de hoy y buscar en los rincones de la memoria las aberraciones que sufrieron todas nuestras familias... y no aprendemos, el ser humano no aprende...
Un beso
Ufff Carmen, tu relato totalmente real, me ha tocado la fibra sensible. Eso fué lo que les paso a mi bizabuelo que tuvo que dejar su tierra, su familia. Soy biznieta de refugiado politico, eso no se puede olvidar.
Nadie deja su pais, por antojo.
Un beso
Isa
Fantástico relato. Y pensar que después de tantos años otros siguen viviendo el mismo drama.
tememos perder lo poquito que tenemos , antes de ayudar a los que lo estan pasando igual que nosotros lo pasamos en nuestra inutil y espantosa guerra.
No aprendemos nunca siempre tropezamos en la mismma piedra.
Un abrazo.
Un relato muy real... y muy interesante. Qué mal lo tuvieron que pasar en esos tiempos...
Muchos besos.
Arrancarte de tus raices, de tu mundo y el lugar a donde perteneces debe ser algo extremadamente doloroso, algo que ni las lágrimas pueden curar.
Saludos
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