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viernes, 17 de abril de 2009

SÁBADO DE MERCEDES

UNIÓN FANTÁSTICA: bronce, contrapeso, cinco, ojos y abuelo.

MI ABUELO

Hacía cinco años que no veía a mi abuelo, a mí no me gustaba mucho ir al pueblo. Nada más quedaban cuatro casas y media, y la verdad es que allí no se podían hacer grandes cosas, sólo pasear por el campo. Cuando llegué a su vivienda, mi abuelo me miró con aquellos ojos llenos de ternura y de alegría, por volver a reencontrarse con su nieta, a la que pensaba que no vería nunca más. La casa se conservaba tal como recordaba, con aquellas puertas tan pesadas, realizadas con una excelente madera, y trabajadas por mi abuelo formando unos bajorrelieves preciosos. Para abrirla, tirabas de un contrapeso con forma de cabeza de perro que se encontraba a una considerable altura, por eso había de saltar para agarrarlo; pero cuando lo conseguías, como por arte de magia, ¡eureka! La puerta cedía. Toda ella era puro arte, hasta los espejos disponían de marcos de madera con unas formas muy originales de ramas de árbol. En su habitación también había un sagrado corazón esculpido de nogal. Practicamente la mayoría de los objetos eran de madera, exceptuando dos figuras de bronce que le había traído mi madre de uno de sus viajes, lo único que desentonaba un poco con el resto de la decoración, que estaba hecha con mucho gusto. Rezumaba olor a campo y a leña recién cortada. Nada más llegar, me preparó una gran comida para celebrar mi llegada, no me la pude acabar porque no estaba acostumbrada a comer tanto; pero intenté probar un poco para no defraudarle, y recompensarle las horas que se había pasado en la cocina. Me contó que su vida para nada era aburrida, se levantaba a las cinco de la mañana, trabajaba en el campo y después daba de comer a sus animales, por la tarde iba al casino del pueblo y se entretenía con sus amigos. Aunque mi abuela hacía dos años que faltaba, ya lo había superado y ahora era un hombre feliz, no necesitaba nada más. Yo no podía entender como le llenaba todo eso. No había discoteca, no disponía de ordenador, ni de messenger, ni consolas, ¿cómo se podía vivir así?. Él no lo encontraba a faltar porque nunca lo había tenido, y se sentía realizado, rodeado de naturaleza, ¿Os lo creéis? Es así. Estuve un mes con mi abuelo y creo que al final comprendí su amor por su pueblo, sus amigos y por supuesto por su entorno.




17 comentarios:

Any dijo...

Hola Carmen, me hizo gracia lo de las "cuatro casas y media" ja!
Y seguramente el lo pasaba muy bien en su casa de campo, con sus animales y su vida sencilla.
Le diste un alegrón yendo a visitarlo y creo que finalmente vos también lo pasaste bien.
un abrazo

M.A dijo...

Carmen, ahora conocemos mejor a ese abuelo que no necesita nada porque lo tiene todo.
Los viejos saben, por eso callan.
Un abrazo de sábado palmero (es que mientras escribo estoy viendo cómo se mecen las palmeras bajo el sol).

Susana dijo...

A veces he pensado en lo agrasable que debe ser vivir sólo rodeado de naturaleza. Eso sí, yo tendría que tener mi línea ADSL y mi portátil. ¡Me niego a renunciar a los sábados de Mercedes!

balamgo dijo...

Particularmente me gustaría poder llevar la vida que llevó tu abuelo,me encanta el campo y sus cosas. Un encantador relato, pincelado con arte. Un saludo.

Per anar fent gana dijo...

uy!! LOS ABUELOS QUE recuerdos ,ya no me quedan ami
me ha gustado muchisimo
besos desde el bus

CASANDRA dijo...

precioso tu relato. sentí el olor a campo y me vinieron ganas de ir a vivir a un lugar así... (si soportaría estar sin la computadora y los blogs y sin google que tanto me hace viajar por tantos lados?... creo que no, pero trataría, el esfuerzo valdría la pena creo, ganaría en paz y armonía:)

un beso y nos seguimos leyendo.

Ardilla Roja dijo...

Siendo cría, en vacaciones iba a casa de mis abuelos, donde no había tele, pero tampoco la echaba de menos. Habia tanto que descubrir. Justamente eso de lo que ellos estaban rodeados a diario. El gallinero, las cabras, los almendros, la viña...

Es ahora de mayor, cuando me desespero sin mi portátil y mi conexión a Internet.

Gracias por participar, Carmen.
Un abrazo.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

En realidad chicas es un relato figurado porque a mi tampoco me queda ningún abuelo; pero me imagino como hubiera sido si los hubiera tenido. Conozco el pueblo de mi madre que es de Jaén, y he ido varias veces, por eso me imagino como serían mis abuelos.
Un beso a todas

Anónimo dijo...

TE CUENT0 , CARMEN...HACE P0C0 (S0Y PE0N DE ALBAÑIL) ESTUVE EN UNA CASA DE MI PUEBL0, A LA SAZ0N SE LLAMA VEZDEMARBAN Y ES P0C0 MAS GRANDE QUE EL DE TU HIST0RIA,Y SABES?, ESA CASA DE TU ABUEL0 ES C0M0 LA QUE VI EN MI TABAJ0...EL SEÑ0R QUE LA LLEVABA RA C0M0 TU ABUEL0 DE SENCILL0...PER0 TE DIG0 UNA C0SA, EL SEÑ0R C0CA, QUE ASI SE LLAMABA EL DUEÑ0 FALLECID0 D EL ACASA....(AH0RA PERTENECE AUNA S0BRINA)..ERA UN TIP0 C0N UN SAN BENIT0:C0M0 SUS D0S HERMANAS ESTABAN DE ATAR ( A M0D0 DE EJEMPL0.SE LAS MURI0 UNA MULA Y P0R N0 LLAMAR A NADIE,L0 QUE HICIER0N FUE DESCUARTIZARLA Y SACARLA A TR0Z0S), EL TAMBIEN L0 ESTABA...JA. CUAND0 MURIER0N, EN UN PLAZ0 D 15 DIAS, EL SE DEJ0 VR TAL Y C0M0 ERA, UN TIP0 QUE LABRABA LA MADERA C0NPRIM0R Y SIMPATIC0 Y QUE C0N P0CAS C0SAS DISFRUTABA....
SALUD0S, CARMEN.

iñaki zaratiegui dijo...

Hermoso relato Carmen. Probablemente asi seria tu abuelo. Conoci a unos abuelos de Jaen, que vinieron a visitar a sus hijos y nietos, que habian emigrado aqui, hace años. Gente autentica, que se hicieron pronto amigos de todos.
Un abrazo.

Celia Álvarez Fresno dijo...

Hola Carmen.
El tema del abuelo hoy nos tiene la cabeza ocupada.
Creo que ha sido acertada la propuesta, y muy bonito tu relato.
Un beso

MiLaGroS dijo...

Es bonito el relato y a la genteque vivimos en un pueblo nosresulta familiar lo que describes. La vida en un pueblo es diferente sin duda y la fotrma de entenderla también. Un abrazo. milagros

chonoman dijo...

Cuatro casas y media, lo justo para vivir y encontrarse con uno mismo.
Besos.
Paola.

Lupe dijo...

Hola Carmen: La vida en el campo es así de tranquila e imagino que a esas edades compensa. Esos abueletes los metes en una ciudad y se ahogan.
Bonito relato, Carmen.

Un abrazo

Maat

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias chicos, la vida en el campo siempre me ha resultado fantástica; aunque he de deciros que soy tan urbanita que encontraría a faltar muchas cosas e la ciudad, sobre todo el ambiente. De vacaciones si que es imprescindible para desconectarte.
Un beso a todos y todas

Teresa Cameselle dijo...

Pues sí, seguro que tu abuelo disfruta mucho más de todos sus entretenimientos "sencillos" que nosotros con toda nuestra tecnología.
Entrañable historia.

goyo dijo...

en verdad, nadie conoce la verdadera vida de nuestros amayores...ja ja ja la mia por ejemplo.
Vamos armando un mundo muy propio, cargado de recuerdos, de experiencias, de amigos verdaderos, de paz, de arte, de tiempo, es el que empieza a sobrar, en general los que nos rodean, lo desconocen y suponen, que ya no tenemos vida !!! al contrario, estamos mas vivos que nunca !!!
un abrazo