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miércoles, 15 de diciembre de 2010

ESTE JUEVES UN RELATO



HISTORIA DE ASCENSOR

Este artilugio no me gusta mucho la verdad; pero he de reconocer que hace su servicio, porque cuando no funciona y el piso donde vas es muy alto, te acuerdas de la madre de este cacharro. Una vez iba a casa de mi tía que vivía en un noveno piso, -nada más y nada menos-, y el ascensor se había estropeado. Ya me ves subiendo escaleras y escaleras sin parar, cuando me quedaban un par de pisos, los subí a gatas, madre mía como sudé. También he de decir que cuando estás dentro de él, una claustrofobia te invade por dentro, que no se te va hasta que llegas a tu destino, aunque pondría la mano en el fuego a que no soy la única, y no te digo cuando observas que va muy lento, o al revés, que va muy rápido, o sientes que se mueve un poco más de lo normal, te empiezas a rayar como dicen los niños y piensas: ¿y si esto se cae? Bueno estoy en un piso muy bajo, como máximo me rompería las piernas. Sin embargo si el piso es muy alto, la cosa cambia: Si esto se cae, la palmamos. En fin, que de todas maneras, hay comida de coco.
El ascensor es como una especie de amigo con el que siempre te estás peleando, y como dice la canción: Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedios, contigo porque me matas y sin ti porque yo me muero. De todas maneras, amigas y amigos hay que hacer ejercicio, así es que, a subir escaleras, pasemos del ascensor porque el ejercicio es lo mejor.

17 comentarios:

MARU dijo...

Hay querida Carmen, que nuestra relación con él es parecida a la que tenemos con el avión.
Pero hacen falta.
Yo al final he superado el miedo a los dos.
Dejé de escuchar y prestar atención a los ruidos y ya está.
Teniendo miedo tampoco evitas ni previenes nada..
Un besito

Natàlia Tàrraco dijo...

Amiga Carmen, punto por punto suscribo lo que dices. Una relación de amor odio la que tengo con el ascensor.
Estuvimos diez día sin ascensor por averia, !vivo en el séptimo!, ayyyyy, cuanto ejercício físico, agujetas, tullida quedé, lo juro.

Besitooo cómplice.

Inma Brujis dijo...

Carmen yo estuve dos meses sin ascensor viviendo en un sexto y teniendo que subir el carrito del niño con niño incluido. Creí morirme.
Eso si, nunca tuve un culo tan firme jajaja.
Besos

Any dijo...

Comprendo perfectamente. Vivo en piso 10º, asi que cuando el ascensor no funciona, me acuerdo no solo de su madre ... de toda su parentela ja!
Claustrofobia no tengo por suerte y si tuviera me la aguantaría con tal no tener que subir por la escalera.
Hay que negociar con este aparato, porque cuando no está se lo extraña y mucho como bien decís.
un abrazo

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Amigas míasgracias por vuestros comentarios. Es una relación curiosa la que tenemos con este aparato.
Un abrazo

casss dijo...

Si Carmen, es así. Tú das la delantera y los demás te secundamos: el ascensor nos provoca claustrofobia, pero la escalera ya con unos años (solía subirla aun embarazada cuando el ascensor de esos herméticos iba repleto) nos va a provocar un infartooooo!!! Como vivo en un segundo piso (el balcón del blog, obvio, está mucho más alto....jajaj) utilizo la escalera como ejercicio y para no esperar.
Un abrazo juevero.

Medea dijo...

La verdad es que no me ocasiona gran problema pues solo tengo que subir tres escaleras, podría decir que no me gusta y es cierto pero si son muchos pisos los que hay que subir...me puede la vagancia. Aunque prefiero no compartir un ascensor pequeño con un extraño...me agobio. Un beso

Un par de neuronas... dijo...

Arriba y abajo... pensad en el pobre! Yo soy muy comodona y no le tengo ninguna aversión al aparato, pero suelo subir y bajar las escaleras, me gusta ver las puertas de las viviendas...

Besito!

Anónimo dijo...

ME VOY A SUMAR A ESE LEMA TUYO, CARMEN...ADEMÁS...Y CRÉTELO...COMO HE ESTADO D EBAJA Y AHORA EN EL PARO..AY, AYY...MI BARRIGA HA SUFRIDO UNA ESPECIE DE TRANSFORMACIÓN CUYA CARACTERÍSTICA MÁS ACUSADA DICE DE SU REDONDEZ HACIA AFUERA...VAMOS, QUE SOY HOMBRE PREÑAD...VAMOS, QUE EN UN MES HE SUBIDO CASI 5 QUILOS..AY, CARMEN, ABAJO LOS ASCENSORES Y ARRIBA LAS ESCALERAS...
MIL BESOS.

Alfredo dijo...

Querida Carmen, efectivamente existen esas fobias al ascensor, pero creo que se van todas el día que se estropea.

Y lo entrenido que resulta subir junto a una vecina siete pisos y no cruzar una sóla palabra, (si al menos se hablase del tiempo, jaja)

Besos

Unknown dijo...

YO tambien fui de los que pensaron "si esto se cae como hago para no matarme?" jajaja...un beso!"felices fiestas!

María José Moreno dijo...

jajaja, es cierto nuestra relacion es de amor y odio, a mi personalmente no me crea problema, pero por mi profesion tarto a diario con muchas personas que dicen que e smucho mejor subir andando y asi se hace ejercicio...jajaja
Muy bueno, Carmen

Anónimo dijo...

No tengo una aversión especial a los ascensores. Creo que son tremendamente útiles y que cumplen un magnífico cometido. Son muchas las personas que no podrían subir o bajar de sus casas si no fuera por su inestimable presencia. Pero es cierto que son muchas las personas que tienen un sentimiento de fobia hacia ellos. Yo sólo los odio cuando se estropean.
Un abrazo.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios, este cacharro,desde luego ha sido una fuente estupenda de inspiración, parece mentira.
Un abrazo a todos y todas.

Mary dijo...

Carmen!!! Soy nueva por los jueves! Yo soy algo parecida en cuanto ascensores!!! jajaja Este año me tocó alquilar en un piso 15!!! Así que tuve que tomarlo a la fuerza, muchos pisos eran!!! jeje Besote!!!

Celia Álvarez Fresno dijo...

Hola Carmen. Me ha encantado eso de "ni contigo ni sin ti".
Como soy bastante intrépida, no me cuestiono lo que puede sucederme, pero la verdad es que tu relato, me ha hecho recapacitar.
Me gustó tu ascensor.
Un beso.

Juan Carlos Celorio dijo...

Vale, cierto lo de las escaleras, mejor el ejercicio que la comodidad.
Pero como dices, nos hace falta, como tantos otros elementos, que salvo excepciones son innecesarios, pero a lo que nos acostumbra esta sociedad de confort.
Un beso.