RODRIGO Y JIMENA
Rodrigo regresaba al castillo donde su mujer
le esperaba con los brazos abiertos.
-
¡Jimena, Jimena! ¿Le has sacado brillo a la armadura?
La necesito para mañana.
Jimena con una expresión entre
amargada e irónica le dijo
-
¿Y eso? ¿Para qué?
-
Cómo que para qué, mañana salgo de cruzadas.
-
¿De cruzadas? Pero si la última vez te dejaron sin
brazo.
-
Bueno y qué, tengo el otro y no me rindo tan rápido. A esos moros se les
ha de convencer que nuestra religión es
la verdadera.
-
Ya te las apañarás- le dijo Jimena zanjando la
conversación.
Después de seis meses vuelve Rodrigo,
y esta vez con una pierna menos. Jimena con cara de espanto le increpa.
-
Marido, ¿qué te
han hecho Dios mío?
A Rodrigo,
ahora le faltaban un brazo y una pierna, se apoyaba en dos muletas para
caminar.
- Estos moros
son más duros de pelar de lo que me esperaba; hemos sufrido mil pérdidas, nos tuvimos
que retirar sin remedio- Comentó deprimido
-
Bueno, pues que sean los otros los que vayan ahora.
Rodrigo cayó, sabía que cuando su
mujer se enfadaba era mejor dejarla y no hablarle.
Al cabo de tres meses, Jimena oyó
el ruido de un caballo trotando, y cuando salió, su marido había desaparecido.
-
Está visto que este hombre quiere que lo maten, ¿donde
va, si le falta la mitad del cuerpo?
Jimena pensaba que
en cualquier momento algún emisario vendría a darle la mala noticia del fallecimiento de su marido; pero si era
así, él se lo había buscado, su manía
con querer convertir a todo el mundo, infieles les llaman, bah…no saben lo que
hacen.
Para entretenerse cosía sin parar
junto a su fiel dama de compañía, a la que le
confesaba sus preocupaciones. Ella le intentaba calmar dándole ánimos
para pasar mejor el mal trago.
Uno de esos días asomada en la
ventana, Jimena vio dos jinetes que se acercaban al trote hacia el castillo.
¿Quiénes serían? Se preguntó. Conforme se acercaban, reconoció a uno de los
dos, era su marido; pero también se fijó que el otro era un poco oscuro de
cara, parecía… no, no podía ser. Intrigada salió a la puerta a recibirlos.
Bueno al menos Rodrigo no le faltaba ninguna parte más de su cuerpo.
Acercándose le dijo:
-
Marido mío celebro que estés sano y salvo. ¿Me
presentas a tu amigo?
-
Jimena, tienes razón estoy vivo, y todo gracias a esta
persona que me salvó. Quedé inconsciente por un golpe certero del enemigo;
estaba como muerto, y cuando desperté estaba en el caballo de Mohamed
La mujer
horrorizada no se lo podía creer y le comenta:
-Pero… si es…
- Si, ya lo
se, es moro; pero mira, me ha salvado y como no hemos podido derrotarlos, he
pensado: Tal vez no esté tan mal ese Mahoma y Alá, quizás no estemos tan
distanciados como creía.
No era posible
que fuera la misma persona, sin duda aquel golpe lo transformó, vaya si lo
transformó.
23 comentarios:
Qué bueno! Muy divertido... es que eso de ir a convertir infieles no es tan fácil, así que si no les puedes...únete a ellos.
Gracias por participar
Un beso
En un tono ameno, hasta divertido, los relatas con soltura la peripecia de Rodrigo y Jimena y como corolario algo que cada vez debería ser más comprendido y mejor practicado.
besos y abrazos.
Mientras ibas relatando, se me ocurría que la testarudez del hombre se parecía bastante al insistente entusiasmo de un fan de fútbol que, pese a las derrotas, insiste en seguir alentando al equipo! jejeje...después he visto que la historia terminaba con moraleja y no he podido dejar de asentir en el mensaje que nos deja!
=)
Un abrazo!
Un relato con buen humor, parece que este jueves las mujeres estamos teniendo todas esa chispa de guasa para quitarle hierro al asunto. Cabezón el tal Rodrigo y paciente la mujer, Jimena, que sacaba brillo a la armadura. Un beso.
Muy buen humor, sí señora, es cierto, aunque mi amiga andorrana me mate, el hombre se trastornó completamente al acabar así, cojo, manco y con un "invitado" en casa. Para encerrarle con camisa de fuerza!
Un besito y un cafelito.
Rosa, le valió el coscorrón al bruto Rodrigo, para despertar del fanatismo y hacerse un buen amigo, Mohamed, viva Alá y viva allá donde se acaban guerras y comienzan amistades. Suerte, a ese paso o galope a Rodrigo lo dejaban en el tronco pelado, ayyyy Alá Misericordioso, paciencia mujeril a prueba de catapultas.
Gracias Carme, buen relato, buen humor, que no decaiga. Besito.
Que divertida esta versión de la historia jeje, conforme iba leyendo me iba recordando cada vez más esa estupenda obra de teatro sobre la reconquista: "La venganza de D. Mendo" de Muñoz Seca, por lo irónico y divertido de la crónica.
Muy bueno Carmen.
Un abrazo
Por suerte no siempre ganan las diferencias y la rebeldía, la lucha de razas y creencias que deja víctimas innecesarias. Más de uno debería darse un golpe en la cabeza, si con ello se puede lograr la compatibilidad y la tolerancia.
Lo has contado de un modo muy ameno y gracioso, lo que le quita a este medioevo un poco de su oscuro dramatismo. Muy bueno!
Besitos al vuelo!
Gaby*
Un relato ameno y divertido pero que a la vez encierra una buena moraleja y una interesante reflexión. ¡Con lo fácil que sería respetar al diferente...! Pero claro, tendemos a querer que todos sean cómo nosotros, y a pensar que lo distinto es malo o al menos peor que lo nuestro. Un beso.
Gracias Teresa, Cas, Neo, leonaor, Cnsura, Natali, José, Gaby y Cristina. Esta semana he intentado llevar un poco de sentido del humor, parece que lo he conseguido. Bastantes dramas vivimos en el día a día,si fuéramos más tolerantes todo iría mejor.
Un besito a todos y todas
Muy divertido, y desmitificador cruzado, habria que verlo dando mandobles de toledana, subido a su caballo medio tullido, maldiciendo a los sarracenos para luego, hacerse intimo de uno de ellos, jeje, no viene mal desengrasar de todo lo que cae,,,
saludos
No hagas muchas bromas con el amigo Rodrigo que ya sabes que ganaba batallas después de muerto. A ver si se enoja contigo y llega hasta tí a lomos de Babieca, con la Tizona en una mano y la Colada en la otra, ah, no, que lo has dejado sin manos jejeje.
Me gusta el desenlace de tu historia por lo que tiene de acercamiento, de concordia, de aceptación del diferente.
Un abrazo.
Hola, Carmen.
Una historia muy divertida con una lectura muy agradable. ¿Es posible que ya en aquellos tiempos los maridos aplicaran eso de: "cuando se enfadaba mejor dejarla y no hablarle"
Jajaja
Muy bueno, Carmen.
Te dejo un abrazo.
Maat
Divertido relato de la edad media. Que dura debió de ser. A mi me horroriza el frio que haria en esos castillos...jajaja
besos
Bonita historia, muy tierna y con un final que ¿por qué no? Hemos coincidido en buscar una amistad entre moros y cristianos.
Un beso, amiga.
uy uy uy....jajaj, ya sé qué demonios va hacer ese mojamet...¡qué no? de seguro que en la cama y en algún otro sitio suplanta al bobo de rodrigo...jajajaj
viva los moros que regresan a la casa del vencedor..viva las jimenas que encontrarán consuelo en el derrotado...
medio beso, carmen.
Que paciencia la de Jimena, y que cabezón Rodrigo... ese golpe le pudo servir para olvidar cruzadas y alimentar la amistad...
Muy ameno, Carmen
Besos
¡Pero qué simpatica historia nos dejas aquí Carmen!!, Yo creo que Rodrigo finalmente terminó por ceder sabiamente, la amistad vale más, y menos mal que ya no quedaban cruzadas por hacer!!
Besito Cármen
Desde el comienzo de tu relato he sonreido, un tono divertido y muy ligero. Cabezoneria la del caballero y aceptación la de la dama. Muy bueno y como colofón entendimiento.
No le faltó de nada Carmen.
Un abrazo.
jajaja... muy buena historia, me encanto el final... no importa que religión lo importante es el respeto a la persona y el amor...
Gracias Juan Carlos, Gustavo,Matices,Ceci, Maria y San. El sentido del humor va bien en estos casos, porque estos de las cruzadas se tomaban todo muy a pecho.
Un abrazo a todos y todas
Hola Carmen:
Me gusta ese diálogo.
Ya que no puede vencer se alía. Me parece muy bien, aunque el pobre está hecho un guiñapo.
Un abrazo, guapina.
Muy bueno. Me has arrancado una sonrisa, lo que menos me esperaba era un final tan divertido.
Un saludo
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