...MAMÁ, QUIERO SER UN REPLICANTE
LA VIDA NO VIVIDA
Año 2050
Sara llevaba una vida muy
estresada, realizaba demasiadas cosas, pero necesitaba hacerlas, no quería
renunciar a ninguna. Un día se enteró que existía una especie de robots muy
parecidos a los humanos, que realizaban un sinnúmero de actividades y nos
proporcionaban una vida más placentera. Se dirigió a una de las páginas web en
la que proclamaban las virtudes de sus robots. Después de enterarse bien de
cómo eran estos replicantes, del gran
número de facilidades que daban, y lo más importante, un periodo de prueba de tres meses, con lo
que si no se estaba de acuerdo con su
funcionamiento se le devolvía el dinero. Así que después de medir las ventajas
e inconvenientes, decidió probar uno. Les había de enviar una foto suya actual
y al cabo de una semana, su replicante estaría listo.
Pasada la semana llegó el ansiado
paquete. Una caja de madera enorme le esperaba en la puerta. El representante
de la compañía le dio un recibo y la garantía de tres meses donde se reflejaba
el periodo de prueba del robot. Abrió el paquete con ansia y se quedó con la
boca abierta, al ver allí parada otra Sara, exacta a ella. Después de decirle
su funcionamiento y sobre todo como programarla, el mensajero se fue..
Cuando Sara se quedó sola, empezó
a interactuar con su otra “yo”.. Hablaba y no solo lo eso, sino que contestaba
a todo lo que le preguntaban, era fantástico, se movía como ella y actuaba
igual.. Así que una vez vista sus virtudes, lo tuvo claro, la dejarla en casa y que fuera ella la
que cuidara de los niños y estuviera con su familia, sería ideal, mientras, la Sara verdadera realizaría las
otras tareas que le llenaban la vida, el trabajo y sus aficiones. Como no estaba segura de que su familia lo
entendiera, decidió no comentarles nada.
Al principio todo funcionaba
fantásticamente, nadie notaba la diferencia, los niños estaban bien cuidados, y
su marido, cosa rara, tampoco veía diferencia alguna entre ella y su
replicante. Todo era demasiado bonito para que continuara tan bien; pero aunque parezca mentira, poco a poco y
casi sin apenas esfuerzo, la otra Sara fue usurpando a la original, porque ésta
se fue alejando sin darse cuenta de la familia y despertó demasiado tarde,
cuando ya la había perdido. Entonces, aturdida decidió confesar su pequeño pecado y pidió
perdón por no consultarles lo que resolvió por su cuenta; sin embargo ellos no
la creyeron, al revés la expulsaron de casa por impostora.
¿Cómo era posible? Fácil, Sara lo tenía todo y
se desentendió quizás de lo más importante, su familia, la veía tan segura que
nunca pensó que la podía perder. Los cuentos a sus hijos se los contaba la
replicante al igual que la sonrisa y el buen humor que le dedicaba a su marido.
Por su ambición perdió lo más importante, su
familia, y nunca los pudo convencer para volver atrás.
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18 comentarios:
Aunque yo cante peor, aunque cocine más o menos, aunque la casa no esté del todo perfecta, ni loca me busco una replicante como la tuya, a lo sumo, insisto con un modelo nuevo de aspiradora, jajaj.
Muy buena historia, con moraleja incluída, yo por lo menos me grabé con fuego tu lección.
besos
Me lo veía venir!...en su lugar, yo hubiera elegido ocuparme de la familia, del trabajo y las otras obligaciones, que se ocupara sí la replicante!
muy aleccionadora historia.
Un abrazo!
Tal vez, quizás, a Sara en el fondo no le iba la familia y ansiaba otras cosas, ahora tendrá que contentarse con esas cosas.
La replicante es la Sara que todos reconocen en casa...habérselo pensado dos veces, la culpa no es de la eficaz replicante.
Petons molts, Carmen, magnífico relato para reflexionar.
Jo Carmen, vaya con la replicante. Me ha recordado a la Margot Channing (Bette Davis), la protagonista de la genial película Eva al Desnudo, en la que llega una joven Eve Harrington (Anne Baxter)poco a poco se va apoderando del entorno de la diva hasta destronarla y quedarse con todo.
A la familia hay que cuidarla para evitar llevarse sorpresas desagradables, jaja.
Está muy bien. Enhorabuena, creo que has dado en el clavo.
Un abrazo
Le ha estado bien empleado a Sarita que cansada de la vida familiar decidió ocuparse en otros menesteres...
Besos
Si habrá que pensársela más de dos veces! A veces las soluciones fáciles terminan por dar resultados difíciles. Y bueno, Sara eligió liberarse de lo que en realidad más tendría que haberle prestado atención... y amor! (se olvidó de esto último).
Muy buena enseñanza! Ahora... dónde andará Sara? Su replicante, ya sabemos!
Besitos al vuelo!
Gaby*
Gracias Cas, Neo, Natàlia, José, Marta,Teresa y GabY. Hizo mal dejando la familia en último lugar, teníéndola tan segura, que nunca pensó que la podía perder.
Un abrazo a todos y todas
Me has llevado en parte a la película "Family man" de Nicholas Cage, por esa lucha entre vida familiar y profesional.
Ya, en broma, creo que Sara compró su replicante en la Maison du Replicant, es una replicante de calidad.
Besos Carmen ¿nos vemos en Córdoba?
Muchas veces he pensado en tener una replica que se ocupe de las cosa de casa que me cuestan más trabajo realizar, pero de ahí a dejarla al mando de todo...y después de leer tu relato menos aún.
Un beso.
Este relato me ha dado que pensar, es como que las no replicantes también llevaramos una progamación familiar desde el nacimiento. Un robot las ejecutaría estupendamente, pero una persona pensaría en otras programaciones, por ejemplo Sara que decidió vivir otras cosas que también la llenaba. En fin que me voy reflexionanado.
Un abrazo.
Hola, Carmen.
Muy dura la historia vivida por tu protagonista, aunque en el fondo, es comprensible que buscara un poco de aire fresco. Pero se pasó...y bien caro que llegó a pagarlo.
A mi me encantaría que fabricaran un robot que se ocupara de planchar. Eso si que sería una delicia. ¡Vaya que si!
Un abrazo.
Maat
dura la situación, cuento con moraleja...moraleja que no sé si solemos aprender en la realidad...tengo tengo una cosita, ¿QUÉ COSITA ES? QUÉ MÁS DA, LA TIENES, PUES CONSÉRVALA... así resumiría yo lo que me enseña este texto tuyo...
medio beso, carmen.
Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, ni lo valora hasta que lo extraña.
Quiso poner una reemplazante temporal y resulta que fue desterrada.
Buen relato y final.
Un abrazo.
vaya, vaya...
mira que historia más terrorífica...
además no me gustaría que hubiera una igual que yo...ni menos que me reemplazara, aunque a veces de vez en cuando se me ocurriera, cuando a veces lo necesito, pero definitivamente NO
La familia lo primero, luego que venga lo demás. Replicantes va a ser que no.
Buena lección Carmen.
Un abrazo.
Gracias Juan Carlos, Gustavo, Sindel, San, María, Leonor y Encarni. Si, mejor que no salgan replicantes por si acaso, da bastante miedo.
Un abrazo a todos y todas.
Sara tenía todo el derecho del mundo a tener una vida profesional y afectiva también fuera del entorno familiar. Su fallo fue olvidarse de sus actividades familiares. Inclinada la balanza hacia uno de los lados, el desequilibrio estaba asegurado. La replicante no era la solución que debía de haber pasado por pedir más colaboración e implicación de su familia en las tareas familiares, lo cual le hubiera permitido compaginar trabajo y vida familiar. No quiero para mí replicantes que me desplazen de mis afectos.
Un abrazo.
Y mientras tanto ¿ella qué hacía?...
Si me busco una replicanta, procuraré que sea metálica y con tornillos oxidados por si las moscas.
Un besito y un cafelito.
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