En el tema de esta semana propuesto por nuestra amiga Mª José, me he pasado un poco en palabras; pero lo necesitaba. Espero que me disculpéis.
La tecnología avanzaba a pasos
agigantados; pero no me podía creer lo que veían mis ojos, se había inventado
la máquina del tiempo. Se abrían las puertas a un montón de posibilidades. De
momento sólo había tres en el mundo, y una estaba en Barcelona, ¡qué suerte! Yo
no iba a perder la oportunidad de probarla, no me daba miedo, así que enseguida
me apunté a la lista de espera, que era bastante larga por cierto; pero lejos
de amilanarme, esperé estoicamente mi turno
Por fin llegó el día, y así como otros iniciaron su viaje
al futuro, yo quise ir al pasado, quería conocer a mi madre de jovencita, en
aquellos años que ella estaba en su pueblo, y entonces ni le pasaba por la
cabeza que un día viajaría a Barcelona. Los jefes del simpar aparato se
extrañaron, a casi todo el mundo le apetecía ver el futuro; sin embargo a mi me
importaba un pimiento. Sobretodo me dijeron que no perdiera nunca la ubicación
de la máquina para poder regresar, sino me quedaría allí para siempre. Me senté en ella, marqué el año, 1944, y el lugar, (Jaén), tiré de una palanca, y
una fuerza vertiginosa me arrastró, tuve que cerrar los ojos. En el momento de
abrirlos me encontré en medio de un campo de olivos, salí de aquel artefacto y rápidamente le coloqué un manto encima que
tenía la propiedad de la invisibilidad, y desde ese momento la máquina dejó de
verse. Comencé a andar y llegué a un pueblo, pregunté a los lugareños donde me
encontraba, y mira tú que suerte, estaba en un pueblo cercano al de mi madre.
De allí salía un autobús que me dejaría en Orcera, ese era mi objetivo. Cuando
llegué, pregunté por la casa de Isabel, mi abuela, y allí me acerqué. Piqué en
la puerta con miedo, y salió mi abuela, una señora ya mayor con un moño y
delgada, no muy alta, nunca la llegué a conocer y ahora la tenía delante de mí.
Me quedé parada sin saber que decir. Mi abuela llamó a sus hijas Carmen y
Aurora, mis tías, que me miraron con curiosidad. Les dije que era amiga de
Lourdes, su hermana, del pueblo de al lado, Benataen, y que me había invitado a
pasar unos días. Me comentaron que se estaba haciendo una foto, porque a ella
le gustaba mucho eso de ser inmortalizada. Les pedí la dirección y me acerqué.
No quería asustarla, sólo verla, me asomé, y en el jardín, con una hiedra
majestuosa detrás, se encontraba mi madre, con un porte envidiable, una cara
nacarada, un traje azul oscuro y un sombrero que le quedaba niquelao, parecía
una azafata, como en la foto que conservaba. Quise entrar y tocarla; pero era
mejor no hacerlo, no sabía la reacción que podía tener. Me quedé un buen rato
observándola hasta que acabó la sesión. Después decidí marcharme, mi objetivo
se cumplió, no necesitaba nada más, la tuve tan cerca y tan joven, que eso me llenó toda mi vida.
Aquí tenéis la foto,
un poco viejita; pero eso ¿A quién le importa?
MÁS MÁQUINAS DEL TIEMPO EN CASA DE Mª JOSÉ
18 comentarios:
Muy entrañable tu relato.SE nota que ha salido de muy adentro. a mi tambien me gustaria espiar lo que hacian mis antepasados. Echar una ojeadita.y volver a embarcarme en esa maravillosa máquina. Y si pudiera volver lo haria simpre hacia el pasado. Igual que tú.
Un saludito
Que bello relato, muy intimo muchas gracias por compartirlo
Carmen me has dejado impresionada. Has viajado en la máquina de tu corazón, para entregarnos este hermoso relato. Y has añadido la fotografía de tu madre para hacerlo más convincente. Mas que genia! Fue un placer leerte.
Saludos
Hola Carmen, un encanto tu relato, lleno de nostalgia, ternura y cariño. Sin duda que has disfrutado escribiéndolo, porque nosotros, tus lectores, lo hemos hecho acompañándote en este viaje a tus recuerdos.
Un abrazo
Una emoción muy especial brinda tu relato. Es motivo suficiente para pasarte de palabras.
También a mí me hubiese gustado conocer -o espiar, apenas- a mi madre en su juventud, corriendo el riesgo de hallarla diferente a lo que imagino...todo un riesgo, por cierto.
=)
Muy emocionante ese viaje por el tiempo, y acertada elección de que fuera al pasado, al tuyo.
Es un texto precioso y entrañable, para ponerse a soñar.
Besos
Gracias Montserrat, María, Yessy,José, Neo , Demiurgo y Alfredo. Me alegró que os haya gustado. Tenéis razón, lo he realizado con el corazón.
Un abrazo
Lo de las fotos antiguas y los pueblos y las madres y las abuelas da para millones de letras...historias en papel como la que cuentas.
Besos
Conmovedor viaje al pasado para poder mirar a los ojos a esa persona tan importante en tu vida. Muy guapa, tu madre.
Besos, Carmen
¡un gran viaje Carmen!!!
Precioso y entrañable relato Carmen. Me gustó ese acercamiento al pasado a conocer a tu madre y saber cómo era. En este caso la curiosidad te hizo bien. Gracia spot participar. Un beso
Es un viaje sencillo; pero para mí suficiente, no necesito màs.
Gracias Máx, Rosa, Lao y M. José
Un abrazo
Tener la oportunidad de ver a quien tanto se ama, así de jovencita, y sentirla tan cerca, es todo un lujo. Un precioso viaje Carmen.
Besos.
Es un relato emocionante y tierno. Disfruté acompañandote y llenandome de tus vivencias.
Quien pudiera no?!!!
besos Carmen y gracias por compartir tus recuerdos.
Gracias a vosotras, San y Cass. Es verdad, ojalá fuera verdad.
Un beso
Qué relato más impresionante. Podías haberme llevado conmigo al pasado. Tengo un baúl lleno de personas a las que no he conocido y me encantaría hacerlo.
Gracias por la dulzura de tus palabras, gracias por traerme recuerdos agradables a mi mente mientras leía tu texto.
Gracias por todo.
Besos
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