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miércoles, 30 de noviembre de 2011

ESTE JUEVES UN RELATO



MASCOTAS

Cada vez que iba a la peluquería allí estaba, una yorsay, pequeñita, de pelaje marrón claro, con un lacito en la cabeza, tranquila, descansando en un pequeño cestito. Cuando caminaba, parecía que patinaba cámara lenta con sus pequeñas patitas por el piso tan brillante. Era muy buena, se acercaba a las clientas y se dejaba acariciar. Todas cuando entrábamos estábamos acostumbradas a verla y sentir su presencia. Un día llegué y ya no estaba. A su dueña se le saltaban las lágrimas cuando nos explicaba que la pobrecita había fallecido, y que la echaba mucho de menos, como a una persona. Yo, no la entendía demasiado, al fin y al cabo, sólo he tenido tres mascotas y ninguna me ha durado tanto como para echarla de menos; aunque he de reconocer que en el momento que dejaron de existir, lloré, y es que soy demasiado sensible.

Otra experiencia cercana y familiar que conozco, es la de unas gatas que tuvo mi suegra. Su hermana le regaló tres gatitas pequeñas en una caja de cartón; una de ellas duró muy poco; pero las otras permanecieron con ella mucho tiempo. Aun recuerdo como se me subían en la falda y se dejaban acariciar; también escalaban saltando hasta el mueble del comedor. Lo malo es que se afilaban las uñas con la piel de los sillones y acabaron todos hechos polvo. Les pusieron unos nombres curiosos, negrita y rayada, por su fisonomía, y así se quedaron. Las quería mucho y cuando murieron lo sintió tanto, que no ha vuelto ha tener ninguna más.

15 comentarios:

Natàlia Tàrraco dijo...

!Afilar las uñitas en el sofá! siiii, a tiras lo dejaron entre Muli y el inolvidable amigo Minos.

Ahora me mira la gata, Muli, como si en sus ojos re reflejara un mensaje de Minus desde el paraíso minino.
Ayyyy, lo que dan esos bichos.
Petonets amiga.

Juan Carlos Celorio dijo...

Recuerdos de mascotas perdidas ... mi relato va a ir por ahí, también. Es que la relación con las mascotas puede ser tan intensa como la que se tiene con las personas.
Besos, Carmen.

San dijo...

Lo se afilar las uñas lo conozco, a mi hermana le regalaron una gata preciosa Mina la llamó, al final la sacaron a la terraza, los muebles de mi madre eran autentica autopistas de arañazos, ahora que la gata era tierna, tierna.
Besitos.

Leonor dijo...

Recuerdo los lados del sofá de mi tía con todas las tripas fuera. Su gata siamesa era tranquila pero tenía sus necesidades. Era una gran compañía para ella. Un beso.

Un par de neuronas... dijo...

El respeto por el ser más indefenso es algo delicado. He visto malos tratos a un animal, malos tratos pasivos. En una masía alejada del pueblo, unos parientes lejanos de un amigo, tenían unos perros, uno de ellos llevaba colgando del cuello montones de collares y cuerdas con piedras colgando, el cuello lo tenía deforme y apenas podía caminar del peso... No te digo más. Hace de esto más de tres décadas y no he podido olvidar la imagen. Ya sé que no venía a cuento, pero me hace feliz que los animales estén bien cuidados y que fallezcan de viejos, en su hogar y con personas que les quieran.

Un abrazo, Carmen.

Susurros de Tinta dijo...

Ves?, ves?, ahí tengo otra razón para que no me gusten las mascotas, te encariñas con ellas y luego disgustazo que te pegas, ¿pero que necesidad hay?, no es mejor encariñarse con el vecino del quinto?, más si este es morenazo y guapo, digo yo, y si encima es mas jovencito que una, ya tendrías que tener mala suerte para que se muriese antes que tú, decidido, por mucho que algunos relatos de los compis me hayan hecho saltar, que no derramar ehhhh, las lagrimillas, sigo en mis trece, no quiero mascotas!!!, jajaja, miles de besossssss

Manuel dijo...

El que por ley natural se vayan a ir antes que nosotros no debería ser inconveniente para convivir conuna mascota, tambien en eso nos dan una lección, no viven pensando en lo que les queda de vida, viven el momento ofreciendonos su compañia sin planes futuros
Un beso

casss dijo...

Muchas son las veces que tengo la tentación de volver a tener un perro. Pero todavía recuerdo lo que sufrí la enfermedad de mi perra Lola y no estoy preparada para vivir la vejez de otro pichicho. De todos modos, uno de estos días se que voy a sucumbir, aunque tener en el balcón de al lado a Clara, que me lambetea cuando salgo a ver el sol, me va conformando la ausencia de una mascota.
Che... vos... cuando cantamos de nuevo?
un fuertísimo abrazo, Carmiña

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias Natalia, esas uñitas eran puñeteras; pero ellas eran muy majas.
Gracias Juan Carlos, tú si que eras amantes de los perros, yo... en fin no tanto.
San, menos mal que no eran muy buenos, porque acabaron fatal.
Leonor, también para mi suegra lo eran y mucho.
Verónica, desde luego que si tienes un animal lo has de cuidar, sino no lo tengas.
Susus, es verdad, anda que no he llorado yo por mis pajaritos y mi conejito.
Manuel, la verdad es que ellos si que viven el presente y para mucha gente son una gran compañía.
Cass, seguro que lo harás y también le tendrás mucho cariño.
Lo de cantar podemos enviarnos un video con una canción, a ver que tal sale, ¿que te parece la idea?
Un abrazo a todos y todas

Anónimo dijo...

No te dieron tiempo tus tres mascotas para echarlas de menos, pero sin embargo sí que lloraste su partida. Seguro que si hubieran estado un tiempo más prolongado contigo, al igual que tu peluquera las hubieras añorado y mucho.
Un abrazo.

María José Moreno dijo...

Hasta los que no tienen mascota, recuerdan cosas de otras. Los animales de compañía llenan un hueco en nosotros, en nustra memoria por derecho propio, por eso se llaman de compañía.
Besitos guapa

Any dijo...

Los bichos llegan a ser parte de la familia y se extrañan mucho cuando se van.
Me encantan los gatos, si no fuera porque me acobarda el tema del olor ya tendría uno en casa (aunque me rompieran los sillones afilándose las uñas jajaja).
un abrazo

Anónimo dijo...

te propongo una cosa, carmen...¿te importaría que te mandara un janster o como se escriba de eso pequeñitos como yo? eso sí, deberías de dejarlo suelto, deberías de experimentar cómo te come papel, cómo te come las sábanas, cómo te come lo primero que se encuentre, lo cual no coincide normalmente con la comida para janster o como se escriba...ajjajaj
maldito roedor que tuve y que me encantaba soltarlo por la noche, pues solía apoarecer por mi cabezota cuando estaba a medio dormir y que...se me comió casi 300 mil folios escritos y otros tantos no escritos, se me comió lo que pilló por delante. eso sí, cuando llegaba a mi cabezota me cantaba nanass, jajaja
medio beso, cantora.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Pepe supongo que si, que si las hubiera tenido mucho más tiempo, me hubiera sentido mucho peor.
Mª José es cierto, aunque no las tengas, las de otros te llaman siempre la atención y desde luego que te acuerdas.
Any yo tuve un conejito enano; pero el pobre me duró un mes escaso, una pena vamos.
Gustavo prefiero que no, no me gustaría que me comiera todo.
Un abrazo a todos

Sindel Avefénix dijo...

Es cierto Carmen la pérdida de esos compañeros incondicionales es terrible y dolorosa. Una los suma a su vida como un integrante más de la familia, y se nota su ausencia cuando ya no están.
Un abrazo