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miércoles, 24 de diciembre de 2014

ESTE JUEVES...RELATO

                                             
                                           UN CUENTO DE NAVIDAD

Era la primera vez que veía aquellas calles iluminadas en navidad. En su país no se celebraba, y aquello era muy bonito, daba alegría, no sabía como expresarlo. La gente sonreía más que nunca, y todo porque era navidad. Lo que menos le gustaba, era las grandes colas que se formaban en las tiendas, mucho consumismo, parecía que se agotaba todo y que nunca más podrían comprar, realmente exagerado. Por otra parte, aquellos pobres con los bolsos, colocados sobre un gran pañuelo, atados con unas cuerdas, por si acaso  venía la policía, poder salir corriendo. Precisamente en ese momento eso mismo estaba ocurriendo; pero ellos eran más rápidos, en un abrir y cerrar de ojos, todos los bolsos estaban envueltos y ya habían desaparecido. Mientras aquello ocurría, me fijé en una cosa, una mujer de mediana edad observó  a uno de ellos, y lo siguió hasta  la estación de metro, donde todos descansaban después de la carrera. Desde luego no le importó en absoluto que a ella le pudieran multar, se acercó a aquel chico y le dijo algo al oído, le dio dinero y…¡Se quedó con todos los bolsos! Los compañeros no daban crédito; pero a aquel muchacho de color, ese día, 24 de diciembre, la vida le sonrió, y esa dicha le duraría al menos  unos cuantos días. Subió las escaleras del metro con una sonrisa de oreja a oreja, y lo primero que hizo es entrar en una tienda de ropa, comprarse unos pantalones nuevos y un jersey de lana bien grueso, después se acercó a la zapatería y también se compró unos zapatos nuevos. Salió con todo puesto, parecía otra persona,  lo que hace la ropa nueva. Y yo pienso: ¿Para qué querría aquella mujer tantos bolsos? No lo sé; pero lo que está claro es que hizo a aquel hombre feliz, y eso, no se paga con nada. 
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17 comentarios:

Juan Carlos Celorio dijo...

Una historia preciosa. Uno de esos Papa Nöel de carne y hueso hizo el regalo a ese protagonista y, eso puede ser importante. Una película llamada El traje contaba como cambiaba la vida de un inmigrante cuando cambiaba sus atuendos por un buen traje. Espero que a él le cambiara y fuera para bien.
Qué paséis una feliz Navidad en familia.

Montserrat Sala dijo...

Pienso igual que Juan Carlos, que la mujer, hizo Papa Nöel,para aiiviar la pobreza y el infortunio, de aquel sin papeles. Los bolsos no le importaban nada.
Una hitoria muy bien resuelta.Carmen.
besitos.

Sindel Avefénix dijo...

Tal vez los bolsos no significaban nada, pero ese acto de amor y caridad sí. Me encantó esta historia con final feliz y el rescate de uno de los tantos seres que necesitan un milagro de navidad.
Un beso enorme! Feliz Navidad!

Luciano Doti dijo...

En Navidad, los milagros son más factibles, porque algunas personas se vuelven más caritativas.

Leonor dijo...

Lo importante de tu historia es el mensaje.
Ese hombre pudo comprar lo que necesitaba porque ella compró lo que no le era preciso pero que fue su manera de ayudar sin ofender.

Un beso.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias Juan Carlos, Montserrat, Sindel, Luciano y Leonor. El milagro de la navidad está en estos actos.
Un abrazo

Tracy dijo...

Quiero pensar que la mujer que compró los bolsos simplemente fue el Papa Noel del muchacho.
Milagros de la Navidad.

Anónimo dijo...

La clave está como dice Leonor en ayudar sin ofender. Seguramente los bolsos para nada le sirvieran y ejerció la caridad comprando lo que no le era necesario.
Bonito cuento navideño, Carmen.
Felices Fiestas y gracias por sumarte a mi convocatoria.
Se te olvidó comunicarme tu participación.
Un fuerte abrazo.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Pepe, si lo hice.
Gracias Pepe y Tracy. Nunca es tarde para ayudar a los demás.
Un abrazo

Juan L. Trujillo dijo...

Ese debería ser el verdadero espíritu de la Navidad, el de esa mujer que supo cambiar por bolsos la felicidad de alguien que era merecedora de ella.
Bolsos que terminaron estando repletos de amor, caridad sin resplandores y felicidad compartida.
Un bello relato.
Enhorabuena y un abrazo.

Fabián Madrid dijo...

Papá Noel no siempre es gordo y va vestido de rojo.
Un beso.

San dijo...

Unas historia tan cercana y tan de hoy que nos llega Carmen, Verlos correr con su mercancia por el miedo a esas multas y a que se las quiten, sabiendo lo que significa perderlas,es tremendo. Bien podiamos ser un poco todos de vez en cuando Papa Noel.
Besos.

Anónimo dijo...

Y lo mejor es que podría haber pasado. Si algo nos recuerda tu relato es que no existen las personas invisibles y que todo el mundo es imprescindible para alguien.

Un abrazo.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias Juan.L, San, Fabián y Esther. Muchas veces están ahí; pero no les queremos ver.
Un abrazo a todos y todas.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Los vi en Italia y por supuesto, también les compré, pese a las amenazas de multas. Cada quien se gana el pan como puede...
=)

Charo dijo...

Qué bonita historia! No sabemos si la mujer lo hizo por él o quería los bolsos para regalar a toda su familia y conocidos...en cualquier caso a él le arregló el día!
Un beso

Alfredo Cot dijo...

Me gusta la historia, quiero y deseo que sea verdad, pero me temo que el vendedor ambulante después de pagar su porcentaje a la mafia, la dueda de la pensión y guardarse para la compra de bolsos del día siguiente, no le quedase mucho para ser feliz. Lo bueno es que vivió en sus carnes el espíritu de la Navidad.
Besos y Feliz Año Nuevo.