ESTE JUEVES...RELATO

                                                PRIMAVERA ERÓTICA

 Dorotea nos ha propuesto varias frase para nuestro relato, yo he escogido, "una clase de música"

 

Hacia poco que Beatriz se había decidido estudiar música, tenía veinte años y una  buena voz, así que  le aconsejaron recibir clases de canto, mejoraría mucho y sobre todo era muy importante para el grupo que formó hacía unos dos años con unas amigas, parecía que no acababa de despegar.

Un día  se acercó a una escuela de música que le recomendaron donde un profesor hacía milagros con las voces, mejoraban muchísimo. Se matriculó y por primera vez empezó una clase de música. No se atrevía a entrar sin picar la puerta, hasta que desde dentro se oyó una dulce voz:

--Entra por favor.

Un profesor que como máximo tendría unos treinta años, bigote y barba bien cuidados, pelo moreno cogido con una coleta y unos preciosos ojos azules la recibió. Desde el primer momento no se atrevió a decir palabra, solo lo miraba embobada, hasta que él decidió romper el hielo.

--Hola, eres nueva no. Yo me llamo Jordi y seré tu profesor de canto, y tú debes ser Beatriz, ¿no?

A ella solo le salió un sí muy flojito que casi no se oía.

Le probó la voz,  al principio casi no le salía, le aconsejó que necesitaría alguna clase extra en su casa, tenía mucho trabajo por hacer.

La verdad es que Jordi también se fijó bastante en Beatriz aunque se le notara menos.

Empezaron las clases y cuando llevaban más o menos un mes, las miradas entre los dos dejaron de ser solamente de alumna y profesor, allí se mascaba algo más.

El primer día en casa de Jordi la clase fue bien; pero hubo un momento que la partitura de Beatriz cayó al suelo y él se agachó a la vez que ella, entonces sus caras estuvieron a menos de un centímetro de tocarse; pero no paso nada, él se reprimió, alumna y profesor, no podía ser, no quedaba bien de cara a los compañeros;  aunque en la siguiente, la atracción  era demasiado fuerte para poderla reprimir. Cuando Beatriz se disponía a marcharse, él con sumo cuidado la agarró de la cara y le dio un suave beso en los labios. Entonces toda la adrenalina reprimida salió a borbotones, se quitaron la ropa como si no hubiera un mañana y allí al lado del piano sobre la alfombra hicieron el amor una y otra vez hasta que quedaron exhaustos.

Las clases de canto en la escuela continuaron igual; pero las de su casa se convirtieron en otras clases que complementaban perfectamente  las anteriores. Beatriz se sentía en una nube, su voz mejoró notablemente y eso se notó en cada nuevo concierto, donde a partir de ahora se añadió un nuevo gran admirador que nunca, nunca falló en ninguno.

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