Me he permitido desempolvar un relato que escribí hace unos años y que viene muy bien con el tema propuesto por Alfredo. No quería perderme otra semana.
EL COLLAR DE PERLAS
Ana llevaba bastantes días obsesionada con aquel cofre.
Desde que lo descubrió en casa de su madre, escondido en aquel armario, no veía
el día en que pudiera averiguar lo que había dentro. Estaba cerrado a cal y
canto y nadie sabía dónde se encontraba la llave. Pasaban los días y, lo que es
la casualidad, una vez, sin buscarla, limpiando detrás de aquel armario, allí
apareció la tan deseada llave. Se acercó a aquel baúl y comenzó a abrirlo muy
despacio. Lo primero que vio fueron unas cartas que se encontraban cubiertas
por unos paños sedosos; y al fondo, muy al fondo, un collar de perlas. Cogió
una de las cartas y empezó a leerla:
“Mi querida Isabel, no he podido escribirte hasta ahora porque las circunstancias
no me lo permitían. No te preocupes, me encuentro bien a pesar de todo lo que
estoy viviendo. He tenido que ver cómo morían muchos compañeros, sobre todo en
la última batalla. La guerra es lo peor
que hay; pero no nos queda otro remedio que luchar por nuestros ideales,
supongo que lo comprendes. Espero que hayas pasado bien el día de tu
cumpleaños, me hubiera gustado estar contigo; aunque no pierdo la esperanza de
un pronto reencuentro. Supongo que alguna vez te habrás puesto el collar que te
regalé, y si así lo has hecho, que te hayas acordado de mí. ¿Recuerdas cuando
lo luciste en aquel baile?, estabas preciosa. Tengo aquella escena grabada en
mi retina y me ayuda muchísimo a pasar los malos momentos.
Te deseo lo mejor y te añoraré con todo mi amor.
Tu Antonio
Ana se quedó observando aquella carta: ¿quién sería aquel Antonio del que
nunca había oído hablar? Quizá fue un
antiguo novio de su madre, que seguramente moriría durante la guerra civil. Su
madre encerró aquel pasado; pero no lo enterró; siempre lo tuvo
a mano, aunque nunca lo volvería a recordar. Debíó de ser muy duro.
Metió la mano en aquel cofre y la acercó a aquel collar, encerrado con todo
el resto. Se imaginaba a su madre con él, con un vestido muy elegante, cogida
del brazo de aquel hombre. ¿Cómo habría sido la vida con él? Nunca lo sabría;
pero fue precioso descubrir aquellas cartas, e imaginarse su existencia
si aquella historia de amor hubiera triunfado.
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22 comentarios:
Hola Carmen: que bonita historia, La has contado con tal lujo de detalles que parece un relato, que hayas vivido en primera persona. Una historia triste como los són todas las que se cuentan de las guerras. Me alegro de tu vuelta a los jueves.Besos.
Uno no suele imaginar a sus padres en una historia de amor ajena a las que le conocíamos de propia boca. No sé si disfrutaría leyendo una carta de ese tenor que alguien desconocido le hubiera escrito en otra época, pero lo que es seguro, es que intentaría comprender aquella parte de su vida que no quiso (o no supo) compartir. Una historia muy emotiva. Has hecho muy bien en traerla para esta convocatoria de enamorados.
Un fuerte abrazo
Historias del pasado que de una u otra manera vuelven al presente.
Nunca se sabra como hubiese sido. Pero para la madre debió ser alguien a quien quiso mucho.
Un saludo.
preciosa historia con sabor a pasado...con ese olor de que todo lo que se recuerda es bueno...bss
Cuando el amor nace y se instala en los corazones, ni la distancia ni el tiempo puede borrarlo, tu historia lo cuenta muy bien.
Besos.
Secretos guardados que son tan personales que se guardan bajo llave, pero las llaves no lo abren todo. Un abrazo
Gracias Ester, Neo, Montserrat, San, Tracy, pikxi y Mirella. Las guerras son tan crueles que siempre dejan rastro, una pena.
Un abrazo
Un pasado encerrado pero no enterrado. Para echar mano cuando hacen falta buenos recuerdos. Una historia romántica, encantadora y bellas, como las perlas.
Espero y deseo que estés mejor. besos
Ainsssss Carmen, tu historia me trajo un hermoso recuerdo... mi abuela se casó dos veces, y a pesar de los años y de todo lo vivido, siempre conservó las cartas de amor que le escribía mi abuelo (su primer marido)... y fue muy emocionante leerlas junto a ella.
Te dejo un beso y un abrazo.
¿Sabes? Esa frase de "... lo encerró pero nunca lo enterró..." implica todo el amor que esa mujer sintió por aquel hombre... Un amor a destiempo, seguramente, pero amor al fin y al cabo...
¿Quién se atreve a enterrar un pasado que no ha hecho daño?
Besos enormes.
Preciosa pincelada del pasado de una madre a la que la hija ya no puede preguntar. Y ni falta que hace: a pesar de su brevedad, la historia está completa. Un abrazo
Gracias Casss, dijo, Dorotea y Alma. Un amor que la guerra truncó; pero que ella nunca pudo olvidar gracias a ese collar de perlas.
Un abrazo
Esas cartas escondidas en el tiempo, esos rincones del alma que quedaron por descubrir de nuestras madres....un relato precioso, besos.
Esas cartas escondidas en el tiempo, esos rincones del alma que quedaron por descubrir de nuestras madres....un relato precioso, besos.
Quizás eso es lo hermoso, un amor que, aunque pareciera a destiempo, tuvo su momento y quizás allí está el triunfo, un amor breve, pero infinito en sentimientos.
Un beso, Carmen
Ese amor aun hoy nos alimento.
Un beso por recordárnoslo.
Un amor que no se puede enterrar en un amor eterno... uno de esos que llegan y tocan el alma con los dedos y no te puedes olvidar de él... Las circunstancias en ocasiones marcan la vida de las personas pero no pueden marcar a quien debemos amar y recordar aunque sea encerrado en un baúl... Muy bonito tu relato Carmen, siempre tan cargado de detalles que nos haces ver la historia como en una película...
Besines...
Me ha gustado mucho la historia, así como la sensibilidad con la que la has contado. Un fuerte abrazo.
Carmen, muy entrañable texto. Un secreto descubierto en otro tiempo, sin pistas, sin evidencias. Una carretra para imaginar.
Gracias por acudir a mi cita.
Besos
Gracias Molí, Juan Carlos, Perla Gris, Fabián, Ame y Alfredo. Hay tantas cartas perdidas que guardan grandes secretos que igual nunca vean la luz.
Un abrazo
Una historia de amor que por la guerra no se dio. Pero aun vive en los recuerdos de su amada. Que sutileza, me fascino la idea de que la hija encontrara la carta de su madre. Genial, Carmen.
Beso
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