-¿Eres real?
-Claro que lo soy
-A lo mejor estoy soñando.
De soñar nada, tócame si quieres.
Eva la tocó, tenía un tacto aterciopelado. Las alas eran muy finas, le
daba cosa tocarlas, parecía que se fueran a deshacer; pero si, era real.
Entonces se elevó con un movimiento rápido de sus alas, le hizo una señal para
que la siguiera, y así lo hizo.
La llevó a un rincón del bosque
que no conocía y observó unos árboles muy extraños, con unas protuberancias nunca vistas, como si
de un caracol se tratara. La hada o lo que fuera se acercó, y esa protuberancia
se convirtió en un agujero, y cuando entró el hada se transformó nuevamente en
una prominencia, sin que quedara ninguna señal de que allí se encontraba una
entrada. De pronto, de otro agujero salieron otras hadas, y otras más. Eva se
vio rodeada de aquellos pequeños seres, era increíble. Entonces la miraron y
dijeron:
Eva, puedes venir aquí todas las
veces que quieras; pero nos has de prometer que no se lo dirás a tus padres ni
a otros adultos, si lo supieran desapareceríamos:
La niña las miró y les dijo:
--Pero ¿por qué?
--Porque solo vosotros, los niños
nos podéis ver, tenéis la inocencia necesaria. Los adultos nos querrían cazar y
hacer experimentos con nosotras, y eso no lo podemos consentir.
--Solo lo puedes decir a alguna
amiga, de la que estés segura que pueda guardar el secreto.:
Con cara de tristeza bajó la
cabeza afirmando. Dio la vuelta y encaminó sus pasos hacia su hogar. Su cara se
fue transformando en alegría porque ella,
y solo ella, tenía el privilegio de algo que muy pocos seres humanos verían a
lo largo de su vida, y eso, era fantástico.
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16 comentarios:
Que buena historia que contaste.
Tal vez algunos conserven esa inocencia, de la que hablás, al crecer.
Buen dialogo.
Gracias por sumarte.
Me encantó tu relato juevero entre alas, y hada, para soñar en un mundo mágico desde la niñez y no terminar de soñar ni siquiera hasta el final de nuestros dias.
Te felicito por este dialogo.
Un beso dulce de seda.
Gracias Demiurgo, si, algunos aún conservamos un poco de esa inocencia. Gracias María, soñar es precioso.
Un abrazo
Eva puede estar tranquila que yo no se lo contaré a nadie, porque no gasté toda mi inocencia. Saltos y brincos
Yo conocía la historia de la foto. Solo los niños tienen la fe suficiente para preservar la magia de las hadas.
Un saludo.
Es una pena que conforme nos hacemos mayores perdamos tantas cosas bonitas de la vida pero, ¿sabes? si conservamos dentro algo de ese niño o niña que un día fuimos, no hemos perdido todo. Hay un hálito de esperanza... y por qué no... de ilusión.
Me ha gustado mucho, mucho, conocer a ese ser magnífico.
Un beso enorme.
Una situación mágica y fantástica con la que muchos -me incluyo- alguna vez fantaseamos! jejej
Un fuerte abrazo
Gracias Ester, Neo, dijo y pikxi. Siempre conservaremos parte de esos niños que fuimos.
Un abrazo
Carmen
¡Qué ternura! ...yo creo firmemente en las hadas ...y en todos esos seres mágicos.
Me encantó tu historia Carmen!!!
Un beso.
Gracias Alma. Hay que creer amiga, hay que creer.
Un abrazo
Una bonita historia la que urdiste al rededor de la imagen de Demi, aunque prefiero pensar que aún quedan adultos que gozan de la inocencia de un niño.
Un abrazo.
Bonita historia Carmen, un sueño que todos tuvimos alguna vez, ver a un hada de verdad. Me encantó.
mariarosa
Gracias Tracy y María Rosa. La imaginación es lo más bonito, no hay que perderla nunca.
Un abrazo
Ojalá esa inocencia no se perdiera con la edad adulta... es una pureza tan hermosa... tan bella... como tu relato... Yo creo en la hadas, será que aún me queda un poco de inocencia infantil...
Besines...
Muy tierno aporte, por supuesto que la inocencia tiene el privilegio de ver más allá de las cosas, me pareció brillante destacar este valor. Me pregunto que habrá pasado a la ni´ña cuando creció, se acordará de su descubrimiento... Besos y gran aporte!!
Lo que la inocencia sólo puede ver, hadas, duendes, amigos imaginarios que comparten las fantasías mientras somos niños.
Un beso
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