
VILLANCICO
Yo soy de esas que sufre una catarsis en navidad, me gusta, no lo puedo remediar, y lo que me vuelve loca son las luces de la calle. Aquí en mi ciudad no ponen muchas; pero en Barcelona, es precioso el ambiente, oye, me cambia el carácter y me entra una felicidad, que ya ves, que tontería, disfrutar con algo tan simple, yo me convierto en otra persona. La vertiente consumista me gusta menos, porque parece que estás obligada a comprar; pero bueno, aquí se puede hacer sus más y sus menos, lo importante es compartir con los amigos y la familia estas fechas tan señaladas. También he de deciros que a veces esta felicidad es un poco nostálgica, sobre todo si te falta alguien de la familia; como es mi caso; aunque estoy segura que desde donde esté, querría que continuara tal como soy, porque se que su espíritu vive en mi y es como si siguiera aquí conmigo. ¿Sabéis con lo que también me lo paso muy bien en estos días? Con las películas navideñas, y cuanto más magia tengan mejor, me meto tanto que a veces me emociono mucho, supongo que me acuerdo de mi niñez y de la ilusión que me hacía cuando se acercaba el día de Reyes, había que irse pronto a dormir porque con los niños despiertos no pasaban los reyes, y yo, cerraba tan fuerte los ojos que hasta me dolían de apretar tanto, y, al día siguiente allí estaban los regalos, era maravilloso. ¡Ah la ilusión! Es lo más bonito que existe, sin ilusión no se avanza en esta vida, no se realizan proyectos, ni se sale de situaciones difíciles, esa ilusión de niño no se ha de perder nunca por muchos años que pasen, porque si te paras a pensar como decía aquella película, “La vida es Bella” y hay que disfrutarla mientras se pueda y esa ilusión nos ayuda a hacerlo.
Así que yo pienso, que si existe catarsis colectiva mejor que mejor; aunque sea una vez al año, ya sabemos que debía de ser todo el año pero si estas fechas sirven para ser un poco mejor persona, pues adelante, que viva la navidad.