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lunes, 12 de octubre de 2009

EL CANAL





Allí sentada observaba las góndolas que se dirigían arriba y abajo. En una de ellas un grupo de personas disfrazadas parecía ir encaminada a un baile de disfraces. En esos momentos me vi allí, entre ellos, disfrutando de su compañía y charlando animadamente, con el gondolero remando pausadamente, sintiendo el candor del agua, suave y delicada como una débil brisa rozándome la cara. Era un momento tan mágico que mis pinceles no podían esperar un minuto más. Con la espátula intenté imitar la textura del agua, con movimientos vigorosos untaba de pintura mi tela, me alejaba y volvía inclinando hacía el otro lado mi mano. Había instantes que permanecía absorta con mi mirada fija en aquel paisaje único. Era preciso, plasmar ese trocito de vida en aquella tela, si, ya se que nunca sería lo mismo; pero ahora , aquí sentada cuando miro el cuadro, cierro los ojos y me encuentro otra vez junto aquel canal gozando de esos instantes eternamente maravillosos, de aquella ciudad, a la que tal vez, - quien sabe- vuelva un día.

viernes, 2 de octubre de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES


HISTORIA DE MIS MUEBLES

EL CAMAROTE

Fue la primera amiga a la que le compraron un dormitorio de mayor, y nos lo enseñó muy ilusionada. Cuando entré allí, no me lo podía creer: una preciosidad. Aquellos muebles eran diferentes a los que estaba acostumbrada; parecía que nos encontrábamos en el camarote de un barco, pero de lujo. El armario disponía de unas puertas en forma de persiana, cuyo tono marrón oscuro le daba un aire muy señorial. Al lado de la cama, un escritorio hacía pensar que de pronto aparecería tras él el capitán del buque. Mi amiga se sentía orgullosa de esos muebles porque dibujaban perfectamente su personalidad: metódica, delicada y un poco romántica. Parte de su vida pasó con aquel mobiliario como testigo mudo de momentos llenos de esperanza, de otros cargados de tristeza, por él no se notaba el paso del tiempo. En los últimos años añadió a ese cuarto un piano de color caoba, y la estancia adquirió un tono nostálgico muy peculiar. Cuando hace poco cambió de piso, sólo se pudo llevar parte de esa habitación. Y yo lo sentí, claro que lo sentí; y si alguien me pregunta: ¿por qué? Porque ese mueble había formado parte, si no de mi vida, sí de algún capítulo de lo que representó mi juventud.