MUNDIFRASES. PÁGINA WEB DONDE ENCONTRARÉIS FRASES DE MIS LIBROS Y RELATOS

martes, 22 de diciembre de 2009

FELIZ NAVIDAD


Estas fechas son para mi especiales, mágicas. Si pudiera transmitir este sentimiento por telepatía lo haría. De todas maneras este blog tiene algo de eso. Lo importante es no perder ese espíritu que disfrutábamos de niños. El otro día volví a ver una película que se llama “Polar Express”, en ella Papa Noel le da a un niño que ha perdido el espíritu de la navidad un cascabel; pero no un cascabel cualquiera sino uno que sólo lo oyen los que conservan ese espíritu, consiguiendo que el niño lo recupere, y aunque y mientras sus amigos al hacerse mayores dejaron de oír el cascabel, él siempre lo siguió escuchando. Supongo que lo mejor sería que ese espíritu nos durara todo el año; sin embargo, es tan bonito recuperarlo aunque sólo sea por navidad

viernes, 4 de diciembre de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES





CUENTO DE NAVIDAD

LOS ABRIGOS

Había una vez una niña muy pobre; pero que muy pobre. Fijaos si era pobre que los únicos guantes que tenía estaban agujereados por todos los lados. Bien, pues como os decía esta niña vivía con sus cinco hermanitos y su madre en una pequeña casa hecha con tablas y cartones. Su padre las dejó abandonadas de la noche a la mañana y pronto se vieron abocadas a la miseria. Disponía de muy poca cosa para comer y, aunque su madre se pasaba todo el día fuera realizando faenas en otras casas, no les llegaba ni para una taza de caldo.
Laura, que así se llamaba la niña. mientras la madre estaba fuera cuidaba de sus hermanos. Apenas iba al colegio y muchas veces la asistenta social venía a buscarla para que asistiera a clase; ella no quería porque sus hermanitos se quedarían solos. La situación era penosa y la madre no podía hacer nada para mejorarla, porque no disponía de medios para que alguien atendiese a los niños; ella apenas disfrutaba de tiempo para estar con ellos. Un día, los servicios sociales consiguieron encontrarla y le pusieron un ultimátum. Los niños no permanecerían solos ni un día más o no tendrían más remedio que llevárselos. Juani comenzó a llorar, ¿qué haría ?, no podía perder a sus hijos...
La navidad se acercaba y las calles presentaban sus mejores galas para esas fechas tan señaladas. Era veintitrés de diciembre y Juani decidió salir a pasear con sus cinco hijos. Los vistió, los peinó y con la cabeza muy alta, todos de la mano, comenzaron a andar por todas aquellas calles tan bonitas. Los niños abrían los ojos como platos, embobados por aquella sensación que les invadía de felicidad; pero pronto el frío les empezó a calar los huesos y la felicidad empezó a empequeñecer. Sentados en un banco, observaban todo aquel espectáculo, tan absortos estaban que no se fijaron que un joven se sentó junto a ellos, con una bolsa en la mano de unos grandes almacenes.
—¿Parece que su hijos tienen un poco de frío?
La mujer reaccionó asustada
—Bueno, es que aquí sentados se queda uno helado.
El hombre, que vio como los pobres niños iban vestidos, reaccionó rápido.
—Si me permite les voy a hacer un regalo; no hay para todos, pero eso lo solucionaremos.
Sacó de la bolsa dos abrigos recién comprados y se los dio a los niños. La mujer lo miró con sorpresa:
—No, no lo puedo aceptar, seguro que son para sus hijos.
—Lo ha adivinado. No se preocupe, ellos lo necesitan más, y ahora acompáñeme que los otros tendrán el suyo.
Aunque al principio se resistió, la mujer después aceptó y se acercaron al gran almacén donde aquel señor les compró abrigos para todos. Después los convidó a tomar un chocolate. Allí sentados la mujer le cogió confianza y comenzó a explicarle su situación. Resultó que aquel hombre era ni más ni menos el dueño de una fábrica de ropa; tenía dos hijos y su mujer hacía dos meses que había fallecido, lo tenía todo; sin embargo, era la persona más infeliz de la tierra, hasta el momento en que vio a Juani con sus cinco hijos abandonados a su suerte. Necesitaba hacer algo por ellos; primero fueron los abrigos, y no todo se iba a quedar allí en un simple gesto, le buscaría un trabajo a su madre en la fábrica y, con lo que ganase, ayudándole él un poco, contrataría una canguro para que llevara y trajera a los niños de la escuela.
Aquella madre no podía creer lo que le estaba pasando; no le quitarían a sus hijos, y todo por ese hombre; porque, aunque parezca mentira, aun quedaba buena gente en el mundo. Sí, a partir de ahora estaba segura, su vida tomaría un rumbo mejor hacia el futuro.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

EL BAILE



Llevaba tres años muy sola, apenas salía y estaba al borde de la depresión. El trabajo la deprimía y cada día le representaba una montaña. Desde que la dejó Luis, su vida se paró en seco, dependía tanto de él que estuvo un mes comiendo lo imprescindible para no morir de hambre. No había amigas que la consolaran, ella se encargó de apartarse y dejarse absorber por su novio. Era el hombre con el que se casaría, nunca imaginó que en realidad Luis hiciera el doble juego tan bien y sobre todo que ella fuera tan boba de no enterarse de nada. No tenía aficiones fuera de su novio.
El día que su madre la puso en guardia, se negaba a creerla, porque la verdad es que a ella jamás le gustó; sin embargo, la curiosidad le pudo, se acercó a aquella casa y allí la venda se le calló. Jugó con ella todo el tiempo y quería continuar jugando. Quedó en estado de shock y le daba un miedo horroroso salir y enfrentarse a la realidad.
Pero aquel día iba a cambiar eso, se duchó con mucho mimo y se sentó con tranquilidad frente al espejo. Primero con una sombra de ojos azul claro; poco a poco, con un movimiento suave aquel pincel, como si de un pintor se tratara, fue impregnando su párpado hasta que estuvo totalmente cubierto. Después, el lápiz perfiló perfectamente los labios y con una pequeña esponja y unos ligeros toques en la mejilla acabó aquella liturgia. No tenía muchas ganas, aunque decidió hacerle caso a su madre, iría a aquella academia de baile, se divertiría, el mundo no se acababa.
Entró en la sala, al menos seis parejas bailaban frenéticamente rock and roll, llegaba un poco tarde y la clase ya había comenzado. Se quedó un rato observando los movimientos de baile, hasta que la profesora advirtió su presencia. Con un gesto cariñoso y agarrándola por el hombro la presentó a sus compañeros, enseguida la introdujo en el baile que practicaban y poco a poco quedó imbuida del frenesí de sus compañeros. Una nueva etapa se abría ante sus ojos y, seguro que la aprovecharía.

viernes, 6 de noviembre de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES



Bueno ya se que ultimamente no tenemos muy buena fama, debido a lo mal que lo ha hecho nuestro alcalde y sus compañeros de fechorías, al menos eso es lo que parece. Pero también tenemos cosas buenas y personas magnificas que trabajan para hacer una ciudad mejor. Supongo que es por eso que me siento a gusto, y no la cambiaría por nada del mundo.

EL LUGAR DESDE DONDE ESCRIBO

Mi ciudad, aunque es una de las mal llamadas dormitorio, posee algún lugar que otro con encanto; entre ellos el parque fluvial del río Besós. Allí la gente sale como hormigas, sobre todo los veranos: pasea, juega al football y sobre todo va en bicicleta. Cuando caminas sientes el aire rozándote la cara; sin embargo el olor a veces no resulta muy agradable, a pesar de la depuradora que limpia las aguas del río. Es un paraje ideal para reflexionar.
Otro rincón con su “aquel” es el que rodea a la iglesia más antigua de la ciudad, la de Santa Coloma, con sus casitas antiguas con aquellos relieves curvados propios de los años cincuenta. Algunas de ellas cuentan incluso cien años, por lo que te sientes transportada a otro tiempo, y supongo que debe ser por eso que muchas veces me sirve de fuente de inspiración. Y no sé cómo, cuando voy andando por esas calles me siento tan relajada que aparece la historia, como si una bombilla se iluminara. Sí, ya sé que parece inverosímil, pero es verdad. Después llego a casa, cojo mi portátil, me siento en mi sofá, cierro los ojos y, con la luz entrando por el balcón iluminándome la cara, siento un candor tan agradable, que es el momento ideal para escribir y bucear en mi interior para arrancar todo lo que ha quedado en el subconsciente. No siempre sale a flote, pero cuando lo hace me siento la persona más feliz del mundo.

lunes, 12 de octubre de 2009

EL CANAL





Allí sentada observaba las góndolas que se dirigían arriba y abajo. En una de ellas un grupo de personas disfrazadas parecía ir encaminada a un baile de disfraces. En esos momentos me vi allí, entre ellos, disfrutando de su compañía y charlando animadamente, con el gondolero remando pausadamente, sintiendo el candor del agua, suave y delicada como una débil brisa rozándome la cara. Era un momento tan mágico que mis pinceles no podían esperar un minuto más. Con la espátula intenté imitar la textura del agua, con movimientos vigorosos untaba de pintura mi tela, me alejaba y volvía inclinando hacía el otro lado mi mano. Había instantes que permanecía absorta con mi mirada fija en aquel paisaje único. Era preciso, plasmar ese trocito de vida en aquella tela, si, ya se que nunca sería lo mismo; pero ahora , aquí sentada cuando miro el cuadro, cierro los ojos y me encuentro otra vez junto aquel canal gozando de esos instantes eternamente maravillosos, de aquella ciudad, a la que tal vez, - quien sabe- vuelva un día.

viernes, 2 de octubre de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES


HISTORIA DE MIS MUEBLES

EL CAMAROTE

Fue la primera amiga a la que le compraron un dormitorio de mayor, y nos lo enseñó muy ilusionada. Cuando entré allí, no me lo podía creer: una preciosidad. Aquellos muebles eran diferentes a los que estaba acostumbrada; parecía que nos encontrábamos en el camarote de un barco, pero de lujo. El armario disponía de unas puertas en forma de persiana, cuyo tono marrón oscuro le daba un aire muy señorial. Al lado de la cama, un escritorio hacía pensar que de pronto aparecería tras él el capitán del buque. Mi amiga se sentía orgullosa de esos muebles porque dibujaban perfectamente su personalidad: metódica, delicada y un poco romántica. Parte de su vida pasó con aquel mobiliario como testigo mudo de momentos llenos de esperanza, de otros cargados de tristeza, por él no se notaba el paso del tiempo. En los últimos años añadió a ese cuarto un piano de color caoba, y la estancia adquirió un tono nostálgico muy peculiar. Cuando hace poco cambió de piso, sólo se pudo llevar parte de esa habitación. Y yo lo sentí, claro que lo sentí; y si alguien me pregunta: ¿por qué? Porque ese mueble había formado parte, si no de mi vida, sí de algún capítulo de lo que representó mi juventud.




jueves, 17 de septiembre de 2009

EL CARTEL


Después de unas semanas de sequía me he decidido a escribir este relato. El cartel es real, el año, así como el nombre de la actriz son fictícios. Hice este cuadro al final del curso escolar y inspirándome en él se me ocurrió el relato.

El CARTEL

—Es usted preciosa —le dijo un tipo a una señorita que tomaba café en la Rambla de Barcelona (concretamente el Café de la Ópera, enfrente justo del Liceo).

En esta época —1920— no se veía muy bien que una señorita estuviese sola en un bar; por eso Carmen decidió no contestar, pero el hombre insistió.

—Perdone, no es mi intención molestar, trabajo para la bebida Coca-cola, no sé si la ha oído usted.

—Sí, dicen que una señorita no debe probarla, porque contiene no sé qué sustancia.

—Bobadas, eso es la competencia, como no pueden hacer nada frente a nuestro éxito, nos intentan injuriar.

—Ya, bueno, ¿y yo, qué tengo que ver con eso?

—Sí me permite, se lo explico.

Aquel hombre —ni muy joven ni mayor, de una edad indefinida, podía rondar los treinta y cinco años; lucía el pelo engominado, con entradas que destapaban una frente despejada, bigote que se perfilaba por encima del labio, facciones angulosas que le hacían parecer mayor, camisa blanca y corbata negra, traje negro ajustado y zapatos negros resplandecientes— comenzó a comentar a aquella chica su misión.

—Mire, señorita, para promocionar su producto mi compañía se dedica a realizar una propaganda mediante carteles con personajes atractivos que tienen en su mano una botella de Coca-cola, o bien que se note que se sienten atraídos por ella. Hace un mes que estamos buscando una chica que de un aire sensual a nuestra bebida y que se parezca a una de las divinas de nuestro cine: Rita Heimburg. Usted es la única que cumple esa condición.

La joven, mirando a aquel individuo con cara de incredulidad, le respondió:

—No me diga que en toda América no ha encontrado nadie que se parezca a esa Rita. Además yo no soy una cualquiera, ¿qué diría mi familia?

—Perdone si se ha sentido ofendida; pero no se preocupe, su familia puede estar presente en todo momento, nada más tendrá que posar un par de sesiones, por supuesto con un vestido —un poco llamativo, eso sí—, aunque no se le verá nada. ¡Ah!, y tendrá una buena recompensa, trescientas pesetas y además el verse inmortalizada por todo el mundo.

La joven se quedó pensativa, una pequeña arruga en la frente aumentaba su belleza, su cara rosada formaba un óvalo perfecto y su pelo moreno lleno de ondas hechas perfectamente al agua; sus labios pintados de rojo realzaban su sensual forma carnosa. Si aceptaba, seguro que su vida cambiaría; pero estaba completamente convencida de que sus padres no lo aceptarían. Una serie de imágenes aparecieron delante de ella, recorriendo países y países, homenajeada por todo el mundo. De pronto, una voz la despertó de su sueño.

—¡Señorita, señorita!

—Sí, sí, ¡ay¡, disculpe, estaba distraída.

—Bien, ¿qué decide?

—Acepto —-dijo con voz temblorosa.

—No se arrepentirá —contestó el tipo con una sonrisa pícara, sintiéndose triunfante en su misión.

—¿Y qué es lo que tengo que hacer?

—Tendrá que acompañarme a casa del cartelista. Quedamos mañana a las cuatro de la tarde aquí mismo.

El hombre se despidió. Y allí quedó la chica, con sus pensamientos e ilusiones ante lo que le esperaba. Volvió a su casa; bueno, en realidad a casa de sus padres. Unos padres algo mayores para tener una hija tan joven; pero la naturaleza fue caprichosa con ellos, cuando ya no esperaban nada de nada, la casa se llenó de risas con el nacimiento de Carmen. No disponían de gran cosa, y ella ganaba más bien poco con su trabajo de modista. Cuando veía aquellas revistas llenas de modelos tan bien vestidas, soñaba con parecerse a ellas; y tal vez ahora por fin había llegado el momento. Sus padres podrían disfrutar de una buena casa y vivir más desahogados.

Al día siguiente volvió al café, allí esperaba aquel hombre. Se dirigieron Ramblas abajo a la calle Puertaferrisa, allí se encontraba el taller del pintor. Subieron y subieron escaleras hasta llegar al ático, donde la luminosidad era impresionante. Un hombre de unos veinticinco años, con el pelo revuelto, les abrió la puerta. Éste se quedó embobado al ver aquella joven tan guapa. El hombre que acompañaba a Carmen lo sacó de su ensimismamiento.

—Peter, le presento a Carmen.

—Hoola, encantado —dijo con voz temblorosa.

Le enseñó el estudio, por fin le indicó dónde iba a posar y el vestido que luciría. Ella no se había imaginado que sería llamativo. Era rojo escarlata, ceñido y sin tirantes; quedaba al descubierto parte del pecho y los hombros. Además, en las manos debía ponerse unos guantes del mismo color. En un primer momento le entraron ganas de correr; los dos hombres, desde luego se dieron cuenta.

—¿Qué le pasa, Carmen? ¿No se querrá echar atrás?

—No, no me pasa nada —dijo Carmen con voz entrecortada.

Poco a poco, detrás de un biombo se quitó la ropa y empezó a colocarse el vestido rojo escarlata. Cuando acabó, agarró los guantes y con suavidad los fue introduciendo en sus dedos y los deslizó hasta el codo. Una vez acabado el protocolo, se dirigió al lugar donde posaba. Una cortina granate de fondo, ella sentada en un taburete de madera, la cabeza ligeramente ladeada y en su mano izquierda una botella de Coca-cola.

—Bien, señorita Carmen, lo hace usted muy bien. La cabeza un poco más hacía atrás y sonríe un poco.

Al principio se encontraba cómoda; pero tras un par de horas ya no podía más. Empezó a sentir un dolor de cuello horroroso y la sonrisa de la boca le iba desapareciendo. El pintor lo notó rápido y, dirigiéndose a ella, le comentó.

—¿Está cansada?

—Un poco, sí.

—Aguante un poco más, que casi acabamos.

Cuando acabó la tercera hora se dio por finalizada la sesión. Era un poco tarde, así es que cuando llegó a casa se tuvo que inventar una excusa para tranquilizar a sus padres; dudó que la creyeran. Le hicieron prometer que no volvería a venir tarde.

Al día siguiente volvió a su definitiva y última sesión. Igual que el día anterior, más segura de sí misma, se colocó el vestido, los guantes y se dispuso a posar. Hoy recibiría su recompensa y nunca más vería a aquellos tipos, y más después de las miradas que le dirigía aquel pintor de mala muerte. Llevaba media hora cuando comenzaron a llamar a la puerta. El pintor, sorprendido, decidió no contestar; pero aquellos golpes apenas imperceptibles se convirtieron en grandes porrazos, que no paraban de sonar. Por fin abrió la puerta. Una pareja de señores mayores le miraban con cara de malas pulgas.

—¿Dónde está nuestra hija?

—¿Quiénes son ustedes? No tienen derecho a entrar en mi casa, llamaré a la policía.

Carmen salió de la estancia y, roja de vergüenza, se tuvo que enfrentar con sus padres.

—Mamá, papá ¿Qué hacéis aquí?

—¿Y tú? ¿Esto era a lo que te dedicabas? Vístete ahora mismo, desvergonzada.

—-No es lo que os imagináis, dejad que os lo explique.

—No hay explicación que valga, coge tus cosas

—Pero..

No la dejaron acabar, casi arrastrándola se la llevaron de allí.

—Mamá, papá, me han de pagar.

—Que se queden con su sucio dinero, mi hija no cobra por esto.

Pobre Carmen, no iba a cumplir su sueño; porque eso era lo que había sido todo, un sueño. A partir de ese día la acompañaban al trabajo y no la dejaron sola un instante.

Un día, de camino a su taller vieron una gran valla publicitaria; y... allí estaba, con aquel vestido

rojo escarlata y la botella de Coca-cola en la mano. La madre de Carmen lanzó un grito

horrorizada; pero la hija comenzó a reír con unas carcajadas que se oyeron por toda la manzana.

Parte de su sueño se había cumplido, a partir de ese momento sería para siempre inmortal.

viernes, 28 de agosto de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES



ALGO SOBRE MI BLOG

-Mama, ¿quieres qué te haga un blog?

Así es como empezó todo hace un año, ya se sabe, en esto de la informática nuestros hijos nos superan con creces. Yo ni me lo había planteado; pero al proponérmelo, no me pareció mala idea, era una manera de dar a conocer mis “obras de arte” y a la vez acompañarlas de un pequeño escrito que fuera armonioso. A pesar de que yo no entendía mucho, le dejé que lo realizase a su aire, después me enseñó a bajar imágenes, colocar escritos, seguidores y otras cosas; aunque poco más de esto sé; no me preocupa, porque a mi me gustan las cosas simples y con poca ornamentación. Nunca pensé que a través de él se abriera un universo tan grande, que pudiera conocer a cantidad de personas de poblaciones de lo más variopintas. Para mí ha sido un descubrimiento muy gratificante; a pesar de que como dice alguno de mis compañeros, en ocasiones me ha esclavizado un poco. De todas maneras procuro que no sea así y se convierta en un aliciente para mejorar mi escritura, a la vez que para aprender de otros que lo hacen bastante mejor que yo.

En resumen, esto de tener un blog es más positivo que negativo; sin embargo como todas las cosas de esta vida hay que disfrutar de él en su justa medida, para no transformarnos en unos adictos irremediables que acabemos frustrados cuando nuestros escritos no cumplan las expectativas que habíamos depositado.

martes, 25 de agosto de 2009

BOCETOS DE VACACIONES 2009

Hola a todos:
Ya he vuelto de mis vacaciones, parece que haya pasado una eternidad y sólo han sido quince días.
He estado por Europa central, en concreto Austria y la republica Checa, y como en mis anteriores vacaciones de Italia, he ido cargada con mi pequeño blog de dibujo, y en aquellos momentos que he tenido un poco de relajación, -que han sido pocos-he intentado plasmar todo lo que observaba, llevándome un trocito de aquello que mis manos han realizado. Espero que os guste, los he acompañado de unas cuantas fotos para ambientar.

MOMENTO DE RELAJACIÓN EN EL MONTE DE LOS CAPUCHINOS (SALZBURGO)



TRANQUILIDAD EN EL LAGO KONIGSEE (ALEMANIA)



DESCANSO EN LA GLORIETA DEL PALACIO DE VERANO DE LOS EMPERADORES DE AUSTRIA (VIENA)

UN RESPIRO EN LOS JARDINES DEL PALACIO DE BELVEDERE (VIENA)


MOMENTO DE TRANQUILIDAD OBSERVANDO EL AGUA. VISTA DEL PUENTE DE CARLOS (PRAGA)


viernes, 7 de agosto de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES


La semana que viene me voy de vacaciones y éste es mi último sábado literario antes de volver, que será en dos semanas. Ya os contaré. El tema de esta semana propuesto por Mimi es muy divertido. Va sobre el viento, un tema que da mucho de si. A ver que os parece.

EL VIENTO

Nunca me ha gustado el viento, me es molesto; prefiero la lluvia, y no os quiero contar cuando conduzco. Una vez me destinaron a un pueblo dejado de la mano de Dios. Uno de los primeros días, circulando por la autopista, hacía tanto viento que el coche se movía de una banda a otra, daba un miedo indescriptible, y a pesar que llevaba el volante bien agarrado, daba igual, parecía que iba montada en una bicicleta. Paré en una gasolinera y me recomendaron que le pusiera un líquido al coche para amortiguar el aire; creo que me tomaron el pelo, porque no noté absolutamente nada. Otra cosa, como yo llevo lentes de contacto, el viento es mortal, si te entra algo en el ojo, el dolor que te invade es horrible, parecido a un pinchazo con una aguja afilada, y después te las ves y deseas para que todo vuelva a su orden.

La verdad es que para mí el viento nada más que tiene inconvenientes; aunque he de reconocer que en algunos aspectos estéticamente produce efectos resultones; por ejemplo, la majestuosidad del movimiento de los barcos de vela, y los jóvenes practicando windsurf y surf, con las olas que rompen en la arena.

Una vez mi suegro me contó que hace unos cuantos años sopló tanto viento que casi se lleva a una mujer; ésta se agarró a una farola y se quedó en el aire en posición horizontal. Justo encima de ella había una valla publicitaria con un anuncio de la compañía Iberia, en el cual se veía un avión volando. La situación era rocambolesca, si en esos momentos hubiera existido el video, la filmación era segura. La tuvieron que aguantar dos personas para que no se soltara. No sé si será verdad; pero de tantas veces que me la ha contado a veces tengo la sensación de sufrir una paramnesia, como si yo hubiera estado en ese lugar. Desde luego, si lo fue, tuvo que ser tremendo; aunque como mi suegro es algo exagerado, ¿quién sabe?

viernes, 31 de julio de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES

¿Y QUIEN SE COMIÓ AL GATO?

Cada día siento más hambre y mi mamá me dice que no hay comida. Estoy harto de comer patatas y más patatas; a veces un poquito de arroz; pero poca cosa más. Tengo los pies magullados, el otro día mi mamá me compró unas albarcas y no me lo podía creer, no me acordaba de la última vez que vi cubiertos los pies, siempre llenos de cortes.

Cuando mi madre ve que me quejo mucho, siempre me envía a casa de Doña Dolores. Ella tiene un gato de pelo blanco precioso y suave, con el que me gusta mucho jugar porque se me olvidan todas las penas. Él se me sube en mi barriga -que más que barriga parece un pellejo, ¡maldito racionamiento!- y estoy muy agustito.

Ayer mi madre me dijo que fuera con mis hermanos a guardar cola, a ver si conseguía algo de comida; yo no confiaba mucho, porque más de una vez nos pasamos horas y horas y cuando nos toca ya no queda nada. Mi madre, la pobre, se recorre medio pueblo buscando alguna cosa para darnos de comer; aunque más de un día nos hemos acostado con la barriga vacía. La vecina tampoco tiene mucho que llevarse a la boca; sin embargo, un sobrino que trabaja en la Embajada Alemana le consigue algunos alimentos; y ella, que es muy buena, siempre nos reparte alguna cosa. Como somos tantos nos toca poco, ante el desespero de mi madre, que desde que murió nuestro padre en el frente no duerme pensando cómo alimentarnos.

Hoy he visto una sonrisa en la cara de mi madre, se le veía contenta. Nos ha dicho a mis hermanos y a mí que fuéramos a la cola; lo que me ha extrañado es que nos enviara a todos, y ha insistido mucho. Cuando hemos vuelto con las manos vacías, no ha puesto mala cara; al contrario, nos ha comentado que le han hecho un buen regalo y que hoy comeríamos bien. Desde luego que de la cocina llegaba un olor a guisado estupendo. Todos estábamos a la expectativa, ¿qué sería aquello tan bueno que nos había preparado? Cuando abrió la fuente, un aroma a carne inundó todo el comedor y uno a uno nos fue sirviendo en nuestro plato. No sé el tiempo que hacía que no comía carne. Mi madre nos comentó que un señor muy rico amigo de papá la encontró y le regaló un conejo. ¡Dios mío, qué bueno estaba! Disfruté como nunca había disfrutado comiendo, aunque sólo fuera por una vez..

Al cabo de varios días oí a doña Dolores llorar desconsoladamente, sin parar de repetir:

-¿Cascabel, por qué te has ido y me has dejado tan sola?

A mí me daba mucha pena. Nada más entrar en su casa, me sorprendió no encontrar al gato y le pregunté por él.

-¡Ay, hijo mío, el muy truhán se ha marchado. Después de todo lo que he hecho por él, y así me lo paga!

Me dijo que hacía dos días que desapareció y no sabía nada de él. Dos días, pensé, justo cuando comimos aquel plato de carne tan exquisito. No, no podía ser, mi madre no sería capaz de haber hecho eso -¿o tal vez sí?-. Mejor sería que la pobre doña Dolores siguiera pensando que Cascabel la había abandonado; porque si se enteraba que nos lo comimos dos días antes, nos dejaría de hablar. Poco a poco se le olvidaría y todos tan felices. ¡En fin!, ¿qué no haría una madre por sus hijos?

viernes, 24 de julio de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES

¡BRAGAS, CUATRO EUROS!

Hace dos meses le compré la parada de ropa a la prima. No está mal; pero no vendo mucho, no sé si es que no sirvo para esto o qué pasa. Los madrugones es lo que me mata, ya sabes que a mí no me gusta levantarme tan temprano, no puedo con mi cuerpo y además me pongo de mala leche. Cuando acabo de montar aquel trasto, comienza a pasar gente que mira y mira; pero ¡puñeta! no compra. Yo hago como la prima, empiezo a gritar: Baratooo, dos euros una bata. Compra, guapa, si no te gusta te devuelvo el dinero. Oye, ni así, aunque voy aprendiendo, te lo prometo y a veces algo vendo. Lo que me molesta es cuando vienen algunas tipas que se prueban y se prueban y te dicen: No tienes de color azul con florecitas rosas. Y como precisamente de esas no me quedan, después de hacerme perder el tiempo, se largan. Y la que se lleva algo y a la otra semana lo trae porque no le acababa de gustar; vaya lata. Le digo de cambiarlo por otra cosa; aunque si no quiere toca aguantarse y devolverle el dinero, qué le vamos a hacer.

Lo bueno de este oficio es que consigues muchas amistades que me dan muy buenos consejos, como la de las cacerolas, o el churrero —este es el mejor, unos buenos churros con chocolate despiertan a un muerto—. ¡Ah! y también la de las hierbas naturales, que siempre me está recomendando una nueva para no sé qué dolor. Lo que no me gusta demasiado es el ser tan nómada, ir montando y desmontando la paradeta, y luego hay pueblos y pueblos, en algunos la gente es más propensa a la compra y en otros solo les gusta chafardear.

De todas maneras estoy contenta por la independencia que tengo, soy la dueña de mi propio negocio; y si algún día no me interesa, pues lo vendo y ya está, ya vendrán tiempos mejores.



viernes, 17 de julio de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES

MI ASPECTO, MIS COSTUMBRES...

Ahora que estamos acostumbrados a un mundo globalizado cuesta menos aceptar al semejante aunque sea de diferente raza; sin embargo, me acuerdo cuando hace veinte años veías una persona de color, hasta parecía exótico. De todas maneras, aún no entendemos lo que se sale de nuestras costumbres, lo vemos como algo raro, fuera de lugar; e incluso personas de nuestro mismo país, con las que estamos hartos de confraternizar, como los gitanos, su aspecto, tan diferente al nuestro, nos hace desconfiar. No entendemos su manera de ser, y cada vez que vemos a uno de ellos pensamos en los tópicos: la guitarra, el flamenco, la holgazanería...; en fin, lo que siempre hemos oído decir a los que nos rodean. Entonces nos ponemos en guardia, a la defensiva, sin comprender sus hábitos, tan diferentes a los nuestros. Queremos hacerlos cambiar y ellos son como son, igual que nosotros. Con los inmigrantes nos pasa lo mismo, y de ahí vienen los choques, tenemos miedo a lo diferente y eso es lo que nos hace ser un poco racistas y desconfiados. No nos damos cuenta de que, como nosotros, hay de todo en la viña del señor, bueno, malo y regular. Yo, no me creo mejor que ninguno de ellos, soy una mujer, madura, no muy alta, muy blanca de piel y un poquito rellenita. Mis costumbres son de lo más sencillas; trabajo, familia y un poco de ocio, como tantas otras personas de aquí y seguro que de otros pueblos. Y también mis prejuicios, sobre todo debido a la educación recibida; pero estoy convencida de que, poco a poco, el abrirme a nuevos horizontes me hará cambiar la manera de ver las cosas, conseguiré percibir a los demás de otra manera a como lo he hecho hasta ahora, y seguro que me sentiré mejor.

miércoles, 15 de julio de 2009

SÁBADO MISTERIOSO DE MERCEDES

ALGO SOBRE MI MADRE

Es difícil que una hija defina objetivamente a su madre, sin que se caiga en el sentimentalismo; pero yo lo intentaré. Rasgos serenos y dulces, manos cariñosas, dispuestas siempre a acariciar tiernamente mi cara, sin que sean necesarias las palabras para comprender lo que me quiere. Me dio la vida y de niña siempre me cuidaba cuando estaba enferma. En esos instantes sentía la imperiosa necesidad de ser mimada y disponer de su compañía. Adora el perfeccionismo y el orden, aunque por desgracia yo no lo he heredado, y es precisamente ahí donde chocamos, yo intentando tener mi libertad, ella obstinada en convencerme y llevarme a su terreno. Lo único que consiguió es que hiciera una buena caligrafía, para enseñarle a sus amistades la letra tan bonita que realizaba su hija. Como se decía antes, mi madre me tomaba la lección, y procuraba que no pronunciara una palabra antes que otra, sino exactamente lo que ponía en el texto, y si no lo hacía así, me reñía, y aunque yo le comentara: - Mama da igual- A ella no le entraba que no recitara las mismas palabras que se encontraban escritas en aquel libro.

En estos momentos no se encuentra en su mejor momento, soy yo tiene quien ha de cuidarla, y esto hace que me acuerde de todos eso buenos ratos que hemos pasado juntas, y el amor que existe entre las dos, perdura y perdurará por encima de todas las pesadumbres y sinsabores que nos deparará la vida.

viernes, 3 de julio de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES

Las horas..., esas horas por la noche y por el día.

Las horas de la mañana se me pasan volando y no me da tiempo de aburrirme. Cuando llego a casa -y si mI hija no me ha quitado el ordenador portátil, -que es lo que suele pasar- me dedico a mirar el correo y mi blog -sobre todo si no me he traído trabajo de clase a casa, como correcciones de láminas y exámenes-.

Hay que ver lo que me ha hecho cambiar la percepción de las personas ese pedacito de mí que pongo en Internet; nunca pensé que podría conocer a tanta gente, es algo fantástico. Después de este inciso, os diré que además de atender el blog también estoy escribiendo una novela y a veces, cuando menos lo espero, me viene la inspiración, agarro el ordenador y comienzo a desarrollar la trama que se me ha ocurrido; aunque he de reconocer que me cuesta . También, cómo no, me ocupa mucho tiempo dedicarme a los quehaceres de la casa: comidas, lavadoras, fregar platos, planchar...; en fin, ya sabéis. Lo cierto es que estas faenas me importan más bien poco; pero dado que se deben hacer, cuanto antes me las quite de encima mejor. Algunos días cunden más las horas; otros te da la sensación de haber perdido los minutos soberanamente porque no has hecho nada; sin embargo, esta sensación no siempre es cierta y quizá necesitaba un pequeño descanso para poder continuar rindiendo como siempre. En fin, el tiempo es algo tan relativo que en determinados momentos pasa muy pero muy deprisa, y te gustaría que pasara lento, muy lento; en cambio, en otros querrías que te tragara la tierra, y los minutos parece que no acaben nunca. De todas maneras, y a pesar de los pesares, lo cierto es que siempre tendremos que vivir enganchados a él.


sábado, 27 de junio de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES

DIARIO ÍNTIMO DE UNA NEVERA

-Vaya, ¿dónde me lleva esta gente?, no quiero separarme de mis compañeras, ¡ayudadme, no deseo marcharme!. ¡Jolín que viajecito!, este camión sólo pasa por baches, me duele todo. Menos mal, por fin he llegado, parece que la señora es simpática. Hombre, que bien, aquí tengo una compañera. Hola ¿cómo estás?. Anda parece que está llorando, ¿por qué lloras? Si también se la llevan, pobrecita; seguro que le buscarán otra casa.

Enseguida la nevera vio como la llenaban de los más variopintos alimentos, ella que hasta entonces olía tan bien, ahora no le gustaba mucho el perfume que despedía. Durante el día la abrían y cerraban constantemente, sobre todo unos niños que no paraban de coger embutidos de todo tipo. Lo peor de todo era, que a veces la colmaban tanto, que los alimentos se iban amontonando en el fondo y no se daban cuenta, gastando lo que había en primer término. Nada más cuando empezaba a desprender una olor algo nauseabunda, percibían estos alimentos. La pobre nevera no paraba de quejarse:

- ¡Dios mío que habré hecho para merecer esta tortura! Quiero volver con mis hermanas y mis antiguos amos, ellas me cuidaban más.

Así pasaban los días, las semanas, los meses, y todo seguía igual, incluso peor; pero lo que no sabía aquella pobre es que su vida iba a cambiar. Un día los dueños se fueron, y apareció una chica muy joven que se quedó en aquel piso. Nada más llegar, abrió la nevera y casi se desmaya. Cogió un cubo con agua, jabón y lejía y comenzó a frotar. --- -¡Qué gusto sentirse por fin limpia! -Pensó. Aquella chica le hizo cambiar su percepción del ser humano. La llenaba lo justo y la acicalaba a menudo. A partir de entonces se comenzó a sentir mejor en aquella casa, y poco a poco nunca más tuvo la necesidad de huir hacia otros mundos.

viernes, 19 de junio de 2009

SÁBADOS DE MERCEDES



EL TESTAMENTO (nos vamos al cielo)

Es difícil el tema de esta semana, nunca me he planteado que dejaría en herencia, - a parte de lo habitual-, a mi familia y amigos. Como imagen, he puesto además de la de Mercedes, uno de mis cuadros, porque creo que ilustra bien alguno de los pasajes de mi exposición. Mientras escribía, alguna lágrima ha asomado por mis ojos, no lo he podido remediar, eso de pensar en la muerte es lo que tiene.

1.- Dejo a mis hijas y a mi marido algo que no es tangible, que no se puede pesar; pero que si lo tienes, eres la persona más feliz de éste mundo; mi “amor” para que esté con ellos hasta el último día de sus vidas.

2.- Lego a mi familia mis obras de arte, (un poco rimbombante, quiero decir mis cuadros) que es lo más preciado para mí, espero que lo sepan valorar.

3.- Dejo a mis hijas, mis caricias; para que sientan mi tacto cuando se encuentren deprimidas y piensen que siempre estaré con ellas. Espero que les ayude a fortalecerse frente a las adversidades.

4.- Dejo a mis amigas un reloj muy especial, con el que puedan parar el tiempo en el momento que quieran, y entonces, se acuerden de todos los instantes felices que hemos pasado juntas.

5.- Regalo a mis amigas un cuadro a cada una, para que tengan un pedacito de mí en su corazón.

6.- Dejo a mis sobrinos- que aunque políticos- los quiero igual como si fueran de verdad, un cuento a cada uno, para que encuentren a su tía reflejada en cada una de las palabras del mismo.

7.- Regalo a cada miembro de mi familia, una frase dedicada, en la que les transmito mis sentimientos más especiales hacia ellos.

8.- Regalo a mis amigas una máscara sonriente, para que se la pongan cuando les invada la tristeza.

9.- Dejo a mi marido una cinta con los viajes que hemos realizado juntos, y se acuerde; -pero no con tristeza, sino con alegría- de esos días tan bonitos

10.- Dejo a mis hijas un libro con todos los consejos que les he dado a lo largo de su vida, y lo conserven, como algo que les pueda ser útil alguna vez.

viernes, 12 de junio de 2009

SÁBADOS DE MERCEDES




MI AMOR, MI PRIMER AMOR

Me da un poco de vergüenza; pero como tú no te decides, seré yo quien lo haga. Todos los días nos vemos en clase y te juro que me he de aguantar para no darte un beso. Cuando llegaste, a principio de curso, me enamoré de ti al instante. Fue como si Cupido me hubiera clavado una flecha en el corazón; porque sentí un pinchazo allí mismo. Yo pensaba que esto nunca me a pasaría a mí; sin embargo, me ha sucedido. Llevo meses intentando escribirte esta carta y nada más me he dedicado a comenzarla y después romperla; no encontraba las palabras adecuadas para expresar mis sentimientos. Esta vez he conseguido acabarla, igual me llevo un chasco y tú no me correspondes, eso me da igual; yo te quiero desde el instante que te vi y no lo puedo evitar. Sólo pienso en ti, casi ni como, no me imagino un solo día sin estar a tu lado, sentir tu olor, acariciarte, cogerte de la mano y pasear por nuestro barrio a la luz de la luna, contarnos nuestros secretos y decirnos cosas bonitas al oído. Por favor, contéstame porque me es imposible esperar más sin saber si tú me amas como yo te amo a ti.

Ansiando tu respuesta, te mando un gran beso,

Laura

viernes, 5 de junio de 2009

SÁBADOS DE MERCEDES

CINCO RAZONES PARA CALLAR

El silencio es algo muy importante para mí, a pesar de que lo practico poco. Las cinco razones por las que lo prefiero son las siguientes:

1ª.- Hay un dicho que no se exactamente de quién es, que dice: - "El hombre es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios". Creo que es una verdad como una casa, a veces es mejor estar callado que soltar majaderías.

2ª.- El silencio nos sirve para encontramos a nosotros mismos, porque a veces estamos tan obsesionados con todo lo que nos rodea que se nos olvida adentrarnos en nuestra propia persona.

3ª.- También echo de menos valorar el silencio como una magnífica virtud para escuchar a los demás. Es mucho más difícil escuchar que hablar; y esto lo digo con conocimiento de causa, porque lo he sufrido en mis propias carnes, sobre todo dando clases a esas hormonas aceleradas que son los adolescentes.

4ª.- Cuando estamos en plena naturaleza y el silencio es tan grande, agudizamos el oído y sentimos los sonidos que en la urbe es prácticamente imposible apreciar porque hay otros más estridentes que tapan a los más hermosos; como el rumor del agua, el movimiento de las hojas, el piar de los pájaros y tantos otros que os podría describir.

5.- El silencio es un excelente instrumento para vaciar nuestra mente y llenarla de conocimientos, adquiridos con la lectura y el estudio, que de otra manera sería imposible, ya que sufriríamos innumerables distracciones y no conseguiríamos concentrarnos.

sábado, 30 de mayo de 2009

SÁBADOS DE MERCEDES

Antes de empezar, quiero pedir disculpas por si alguno de vosotros y vosotras sois del Madrid u otro equipo; pero como estoy tan contenta por el Barça, no me he podido estar de hacer este relato.

UN VIAJE INOLVIDABLE

El avión salía a las 11 del aeropuerto del Prat con destino a Roma; allá le esperaban otros amigos, todos iban a ver la final del Barça.

Se encontraba nerviosa, porque nunca había estado en esa ciudad, que todo el mundo decía era maravillosa, y también era la primera vez que iba a ver a su equipo en una final europea. El avión despegó a tiempo y en un par de horas llegaron a su destino. Tenía tantas ganas de pasar por el hotel y ponerse en marcha, que casi se deja el equipaje en el aeropuerto. Le dijeron los de la agencia que los hoteles de Italia no estaban muy bien, eso le importaba poco, su estancia sería corta y no pasaría mucho tiempo en él.

Dejó sus cosas en la habitación, se puso la camiseta de su equipo y con sus compañeros se dispusieron a recorrer la ciudad. Lo primero y principal: ir a la Fontana de Trevi para pedir un deseo como estaba mandado, era obvio cuál sería. Increíble la cantidad de personal que tuvo la misma idea, toda la fuente se vestía de azul y grana. Después se dirigieron al Coliseum, con un calor de lo más insoportable; aunque como se sentía en una nube, daba igual.

Se les pasó todo el día recorriendo la ciudad, ya faltaba menos de veinticuatro horas para el gran encuentro. La siguiente jornada se pasó volando hasta la hora del partido. Al entrar al estadio, les sorprendió el tamaño del mismo, enorme, y el césped les quedaba bastante lejos. El ambiente era extraordinario.

Empieza el partido... y a sufrir. Como buen culé, no para de morderse las uñas. A los diez minutos ese pedazo de jugador Etoo marca ¡Qué emoción! Se abraza al primero que pilla, da igual el que sea, siente lo mismo que ella, es algo inexplicable; es como la fe, o se tiene o no. Se siente más tranquila; pero el otro equipo no se chupa el dedo y no lo pone fácil. Tienen suerte, se acaba la primera parte y el resultado permanece inalterable. Comenta las jugadas con los compañeros y así se pasa el tiempo más deprisa. Comienza la segunda parte, el Barça sale en tromba y cuenta con muchas oportunidades; aunque ninguna prospera. Se vuelve a poner nerviosa, no las tiene todas con ella. El Manchester vuelve a atacar y ¡huy!, oportunidad de Cristiano. Es guapo el tío, ¡bah!, pero muy chulo y además ya le ha dado unos cuantos mamporros al pobre Puyol. Ahora... ¿qué pasa?, se escapa Xavi, le centra a Messi y... ¡Goool! Esto es una locura, se hunde el estadio. La tenemos, sí, la tenemos tan cerca... que ya la podemos tocar. ¡Dios mío, no me lo puedo creer!; aunque hay que calmarse y esperar que acabe, se le está haciendo eterno. Los minutos pasan tan lentos..., que parece que la aguja del reloj no se mueve. Cinco minutos, sólo cinco, ya está aquí, cada vez más al alcance de la mano.

Vaya, dan tres minutos más, qué mala pata, bueno, de todas maneras queda poco. El arbitro parece que va.... Sí, coge el silbato, se lo lleva a los labios y... ¡Sí, pita el final! Los jugadores se abrazan; ellas también, saltan, lloran, se ríen. Van pasando lentamente a recoger los trofeos, y en el centro les espera la copa, Puyol se acerca, y poco a poco la levanta por encima de su cabeza, y entonces un griterío ensordecedor llena el estadio. La emoción es indescriptible, las lágrimas brotan como un río sin poderlo evitar. La fiesta duró un buen rato, no tenía ningunas ganas de volver al hotel; pero le esperaba un buen madrugón y debía de recogerse.

En su viaje de vuelta, la felicidad aún perduraba y no paraba de pensar: “Esto sí que ha sido un viaje inolvidable. Tanto, que supongo que pasarán años hasta que se repita, ¿o no?”.

FELICIDADES, BARÇA

viernes, 22 de mayo de 2009

SÁBADOS DE MERCEDES


UNA HISTORIA EN INTERNET

Este tema me ha gustado; aunque aquí relato la parte mala de la red; que también la hay.

ESE PERFECTO DESCONOCIDO

Había salido del trabajo un poco tarde -con las ganas que tenía de llegar a casa-, el dichoso jefe le pidió que se quedara un poco más para acabar unos informes. Le esperaba su ordenador, aquella máquina que se compró hacía seis meses y que le daba tantas alegrías, sobre todo “INTERNET”. Para ella, que apenas salía, era un refugio para acercarse al mundo y conocer personas de todos los rincones. Precisamente a través de la red se carteaba con un chico de lo más interesante, con sus mismas aficiones y de casi la misma edad; bueno, quizás él era un poco más joven. Cada noche hablaban y se pasaban las horas muertas casi sin darse cuenta. Ya era hora de que se pudieran ver en persona, y así se lo había comentado una semana antes. Desde entonces esperaba su respuesta y ésta no llegaba. Se sentaba frente aquella máquina, con la esperanza de volver a percibir aquel sonido casi silencioso de las palabras que brotaban en la pantalla, que le permitía imaginar la persona que se encontraba tecleando al otro lado: moreno, con el pelo entrecano, los ojos color avellana, labios finos; y las manos, sí, las manos serían lo mejor, dedos largos y suaves, que acariciaban con dulzura cada letra para formar la palabra adecuada con que sorprenderla. En el frescor de la noche, con su mirada perdida en el ordenador, esperó sin respuesta los mensajes ansiados de aquel desconocido, que consiguió que asomaran sentimientos que creía dormidos para siempre. Mañana volverá a reencontrarse con la computadora, con la esperanza de que unas simples letras le devuelvan a su perfecto y mágico mundo

viernes, 15 de mayo de 2009

SÁBADOS DE MERCEDES

La historia que os voy a contar aunque parezca que soy yo, sólo tiene de mí el principio, lo del accidente; sin embargo bien me podía haber pasado.

LA VENTANA INDISCRETA

Desde luego, nunca imaginas lo que te puede suceder en esta vida; y en un momento, ¡ZAS! te cambian todos los planes. Eso es lo que me pasó cuando un día de noviembre tuve un accidente de coche, me rompí una vértebra y pasé muchos días postrada, primero en la cama y después en el sillón del comedor de mi casa.

Al principio, leía bastante; pero como me cansaba, también me dediqué a observar lo que pasaba por la calle a través de mi ventana, a modo de entretenimiento. En una de esas chafarderías, porque no se puede decir de otra manera, percibí en el piso de enfrente unos individuos que llevaban una vestimenta algo estrafalaria, que realizaban unos extraños movimientos. Al principio pensé: “Irán a un baile de disfraces”. Poco a poco me fue llamando la atención aquellas personas que paseaban con esa ropa tan sorprendente; y como a través de la vista desnuda no se observaba con exactitud lo que hacían, decidí coger unos prismáticos que tenía arrinconados en mi habitación -sólo utilizados para distinguir la luna o las estrellas del firmamento- para acercarme a la escena que sucedía tan cerca de mí, porque me era imposible resistirme a la tentación. Aunque lo veía todo más cerca, no conseguía averiguar lo que acontecía, parecía que ensayaban una coreografía.

Cada día, al levantarme, después de desayunar me aproximaba a la ventana, y con los prismáticos miraba y miraba sin apartar la vista, las horas se me pasaban muertas, esperando que pasara algo extraño que me hiciera alimentar mi curiosidad. Y por fin llegó ese día, eran las cinco y media de la tarde cuando picaron a la puerta. Al abrir apareció en el lindar una chica con un micrófono y un cámara. Yo me quedé estupefacta y cortada a la vez, porque no entendía nada; aunque enseguida me lo explicaron. La televisión estaba realizando un experimento que consistía en poner a unos individuos en un piso determinado con la misión de exhibirse a través de la ventana. A la vez, colocaban fuera una cámara móvil, que cuando captaba alguna persona que observaba la escena siendo constante en su empeño, esta se movía y rápidamente grababa a la observadora, convirtiendo su vida en un reálity que todo el mundo podía ver. Yo me puse como una furia y les insté a dejar mi casa, no sin antes advertirles que les denunciaría; aunque ellos sin inmutarse me contestaron que a la vez que yo había invadido un espacio privado, ellos habían hecho lo propio y que si no lo descubrí fue por mi ansia de curiosear a los demás. Se fueron y me quedé meditando sobre lo que me acababa de suceder, y al final llegué a la conclusión que me estaba bien empleado por ser tan chafardera.

viernes, 8 de mayo de 2009

SÁBADOS DE MERCEDES

Como se muchos de los que leéis mi blog sois hombres, espero que no os sintáis ofendidos por el relato, ya sabéis que algunas mujeres no tienen muy buena opinión de algunos de vosotros; pero ¡Yo no! no os vayáis a pensar.

ESTOY EN UNA ISLA Y SÓLO QUIERO...

Estoy en una isla y sólo quiero disfrutar de la naturaleza que me rodea; sobre todo reflexionar, y mucho. Te escribo esta carta para que estés tranquilo y no intentes buscarme. Cuando decidí pasar aquí unos cuantos meses, no esperé que lo entendieras —porque me comprendes más bien poco—; aunque si confiaba que pensaras que tendría mis razones. Como la intranquilidad iba ganando terreno, tuve que alejarme casi a escondidas dejándote esta nota. Siempre me dices: “Qué complicadas que sois las mujeres”. ¡Hay que ver qué cara!, a lo mejor es que vosotros sois muy simples y no intentáis averiguar qué pasa por nuestra cabeza. Deja que te diga algo; aquella vez que tú y tus amigos os dedicabais a criticar a las mujeres de vuestro trabajo, me pareció de muy mal gusto y así te lo hice ver. Sin embargo, sólo se te ocurrió responderme: “Cariño, estamos bromeando”. Supongo que tu cabeza no da para más, ¿cómo se puede bromear humillando a los demás? Para mí no es normal; aunque tú y tus amigos sois de otro parecer. Te podría explicar otras anécdotas del mismo estilo; pero no vale la pena porque somos muy diferentes. Supongo que estaba tan ciega que no lo he visto hasta ahora. No te preocupes, cuando vuelva ya hablaremos respecto a lo nuestro; mientras tanto, pienso divertirme lo que pueda.

Mari Carmen

viernes, 1 de mayo de 2009

SÁBADOS DE MERCEDES

¡VAYA VISTAS!

Salí huyendo de casa, no se podía soportar aquel ambiente irrespirable, necesitaba airearme y olvidar. Desde que vivía con aquel hombre todo iba de mal en peor, me trataba como una criada, no se molestaba ni en recoger la mesa, ni su ropa, ni nada de nada. Cuando volvía de trabajar me encontraba el piso como una leonera, y hoy he dicho basta. Calle arriba me puse a caminar sin rumbo fijo. Subí y subí, tanto que casi me quedo sin respiración; pero valió la pena. En aquella montaña me sentía como Jesucristo cuando, desde aquella cima, fue tentado por Satanás proponiéndole que si le adoraba conseguiría todo lo que aparecía delante de sus ojos. Y desde luego, lo que se divisaba desde aquel lugar era una visión impresionante que se perdía en la lejanía con el mar de fondo. Ante mí se encontraba Barcelona, desde la Sagrada Familia hasta la torre Mapfre; a la izquierda mi ciudad, Santa Coloma, con edificios de todo tipo, altos, bajos, y unas casitas de lo más coquetas cerca del monte. A la derecha, otra pequeña ciudad, Montcada, similar a la mía aunque no tan urbanizada. Respiré hondo y aspiré el aire puro que penetraba dentro de cada poro de mi cuerpo, gozando de este momento irrepetible. Me sentí mejor y comprendí muy bien a todos los que han dejado su vida de comodidad urbana para retirarse a la naturaleza. Regresé mucho más tranquila y decidida a hablar con mi compañero y poner las cosas claras. Me juré repetir la experiencia cada vez que necesitase meditar y reconducir mi vida.

Cuando desde la parte llana de la ciudad observé hasta dónde había llegado, me pareció increíble. ¿Cómo fui capaz de subir tan alto? ¡Lo que hace el cabreo!

sábado, 25 de abril de 2009

SÁBADOS DE MERCEDES

RELATO ERÓTICO

¡QUÈ HOTEL!

Llegó de trabajar y le propuso pasar la noche en un hotel maravilloso que estaba situado en la villa de Sitges, se quedó estupefacta porque hacía más de dos años que no le llevaba a ningún sitio, y menos a un hotel; pero casi sin pensar aceptó. Nada más traspasar la puerta, un salón, y al fondo, una escalera al revés a modo de escultura les recibió, por ella se precipitaba una cascada de agua que acababa en una pequeña piscina de mármol. Alrededor se respiraba arte, cuadros que decoraban las paredes y dos grandes salas que contenían monográficos de dos pintores, por los que pasearon y se impregnaron de cada trocito del alma del artista. Después de enseñarle aquella preciosidad se dirigieron a la habitación, ¡y que habitación!, ésta era una de las pocas en la que las paredes las había decorado un artista, en este caso uno que le gustaba mucho el Pop art a lo Andy Warhol. En la que estaba justo enfrente de la cama se veía una mujer pintándose los labios de un rojo brillante, con unos reflejos que salpicaban toda la pared y transmitían una gran sensualidad, en la otra se observaba un lavabo donde un chico con el torso desnudo se lavaba la cara, el agua le resbalaba por todo su cuerpo, las gotas casi se podían tocar al igual que aquel volumen tan bien esculpido. Era algo indescriptible, y tan erótico, que Laura excitada se volvió hacía Juan y le comenzó a dar un beso largo, inacabable y dulce muy dulce. Se empezaron a quitar la ropa poco a poco disfrutando de ese instante de inmenso placer, acariciándose cada rincón de su piel, sintiendo la respiración del otro, y notando el temblor al sentir las caricias. Casi sin pensar se dejaron caer en la cama y de inmediato, se fundieron en un solo ser, llegando al éxtasis. Hacía tiempo que no disfrutaban así y no tuvieron necesidad de salir de aquella fantástica habitación en toda la noche. A la mañana siguiente el comedor también les sorprendió, cada mesa disponía de una bella escultura que les daba los buenos días. Desayunaron como reyes y disfrutaron de un grato paseo por el puerto, despidiéndose de aquel hotel que les había hecho pasar una estancia de la que hacía años no recordaban, prometiéndose volver y repetir la experiencia.