Antes de empezar mi relato, quiero deciros que mañana justo se cumplen diez añios desde que fundé este blog. Han pasado muchas cosas en estos diez años, he aprendido mucho de todos vosotros y me he enriquecido como persona. Mis primeros relatos iban acompañados casi siempre de un cuadro mío, por aquello del título "Mezclando arte". Ese cuadro es el que me daba la inspiración para construir mi relato. Seguí con los "Sábados literarios de Mercedes" que eran como los jueves, pero se colgaban los relatos el sábado y después vinieron los jueves, y las palabras de Sindel. Todo ha sido precioso, y espero seguir muchos años más con mi blog y que todos mis amigos blogueros sigan ahí para verlo.
Por fin era la verbena, por fin había llegado San Juan y las hogueras. En
mi calle hacían tres, me encanta el fuego. Cenaré un poco y bajaré, hasta
parece que ya lo huelo
El fuego tiene algo de hipnotizador que no sé definir, pero te encandila.
Bien, ya estoy lista. En el trayecto ese olor a madera me impregna las
pituitarias. Abro la puerta y justo enfrente de mi puerta está esa llama
radiante, rojiza; aunque no sé percibo una cosa extraña, me acerco más y... ¿No
puede ser verdad lo que veo? Montañas de libros se están quemando, y entonces
empiezo a chillar:
--¿Se puede saber que hacéis? ¿Estáis locos? No se pueden quemar los
libros.
Un chico con los cabellos de punta, pelirrojo y lleno de pecas me contesta.
--¿Y quién lo dice? Son del cole. Fuera el cole, no los quiero ver más.
--Pues los das a otros chicos.
--¿Y quién querrá esa mierda?
Me quedo sin palab5ras, y lo peor de todo es que las otras dos hogueras
también estaban llenas de libros, rodeadas de adolescentes con caras entre
asombro y pura rabia contemplando su gran obra. Me tapo los ojos, no quiero
mirar, ¿Cómo es posible lo que está sucediendo? Desesperada corro a mi casa
hacia el patio, cojo la manguera y me dirijo a salvar todo aquel sin sentido.
Comienzo a lanzar agua sobre las hogueras. Entonces, todos aquellos jóvenes con
la expresión de pura furia, se lanzan como posesos sobre mí. Comienzo a
chillar, me asfixio, me muero. De pronto abro los ojos y me encuentro en mi
cama bañada en sudor, parece que he tenido una pesadilla; sin embargo no me lo
parecía, todo fue tan real. Me acerco al baño a lavarme la cara, al levantar
los brazos una punzada de dolos me hace bajarlos rápido. Los miro y descubro
con horror que ambos tenían una gran quemada, Voy corriendo a la ventana y allí
se encontraban los restos de las hogueras, solo había cenizas ¿Habrá sido
verdad todo aquello?
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