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miércoles, 30 de mayo de 2012

ESTE JUEVES UN RELATO

                  EN LA QUIETUD DE LA NOCHE



No le gustaba que su marido se fuera de viaje, eso de quedarse sola, no iba con ella. Desde que era pequeña siempre había tenido miedo, de la oscuridad, de los animales, incluso cuando iba de la cocina a la habitación necesitaba que su madre le acompañara; porque la sensación de que alguien le seguía  por aquel largo pasillo, era muy fuerte, y si caminaba sola por él, no resistiría aquella angustia.
Esa noche miraba la televisión sin ganas, retrasando el momento de irse a dormir; pero…llegó el momento, eran las doce y media, ya no podía dejarlo más, se levantó poco a poco, apagó el televisor y se dirigió a su habitación. Se puso el camisón y se dispuso a acostarse. Arrastrando la manta se tapó toda, hasta la cabeza, hacía calor; pero no lo sentía, sólo deseaba dormirse rápidamente y que pasara esa noche cuanto antes. El sueño no llegaba, y aquellos ruidos, si, aquellos ruidos que sólo se oyen en el silencio de la noche, sobre todo el crujir de paredes, se introducían en su oído, casi sin querer; y entonces comenzaba a sudar copiosamente; sin embargo no se destapaba en ningún momento, le era imposible, el pánico la paralizaba. Encima de la mesita de noche estaba situado un reloj luminoso, que constantemente observaba, llegando la una, las dos, las tres, e incluso las cuatro sin poderse dormir. Vencida por el cansancio, al final  consiguió dormirse. Todo iba bien; hasta que en un determinado instante, de pronto, un ruido enorme le despertó y le hizo ponerse con el corazón a mil por hora: ¿Qué ha pasado? –Pensó. De un salto bajó de la cama y con los ojos desorbitados observó a su alrededor; temiéndose que alguien hubiera entrado en su casa; pero, no, rápidamente se dio cuenta de los cristales que se encontraban en el suelo, y al fijarse en la pared donde estaba el tocador y sobre todo el espejo que estaba situado encima, se dio cuenta que éste había desaparecido, se soltó de la pared y se hizo añicos, rompiendo todo lo que encontró a su paso. ¿Cómo sucedió? Se rompió el taco que lo aguantaba y cayó a plomo.
Una vez descubierto el desastre, comenzó a reír a carcajada limpia. No podía ser, ¿qué era aquello? . Los nervios le jugaron una mala pasada,  y la casualidad  le hizo aterrizar en la cotidianidad de la vida, comenzando  a darse cuenta de las jugarretas que nos suceden a lo largo de ella.

Más noches de misterio en casa de Neo

miércoles, 23 de mayo de 2012

ESTE JUEVES UN RELATO

...MAMÁ, QUIERO SER UN REPLICANTE



LA VIDA NO VIVIDA

Año 2050

Sara llevaba una vida muy estresada, realizaba demasiadas cosas, pero necesitaba hacerlas, no quería renunciar a ninguna. Un día se enteró que existía una especie de robots muy parecidos a los humanos, que realizaban un sinnúmero de actividades y nos proporcionaban una vida más placentera. Se dirigió a una de las páginas web en la que proclamaban las virtudes de sus robots. Después de enterarse bien de cómo eran estos replicantes, del  gran número de facilidades que daban, y lo más importante,  un periodo de prueba de tres meses, con lo que  si no se estaba de acuerdo con su funcionamiento se le devolvía el dinero. Así que después de medir las ventajas e inconvenientes, decidió probar uno. Les había de enviar una foto suya actual y al cabo de una semana, su replicante estaría listo.

Pasada la semana llegó el ansiado paquete. Una caja de madera enorme le esperaba en la puerta. El representante de la compañía le dio un recibo y la garantía de tres meses donde se reflejaba el periodo de prueba del robot. Abrió el paquete con ansia y se quedó con la boca abierta, al ver allí parada otra Sara, exacta a ella. Después de decirle su funcionamiento y sobre todo como programarla, el mensajero se fue..
Cuando Sara se quedó sola, empezó a interactuar con su otra “yo”.. Hablaba y no solo lo eso, sino que contestaba a todo lo que le preguntaban, era fantástico, se movía como ella y actuaba igual.. Así que una vez vista sus virtudes, lo tuvo  claro, la dejarla en casa y que fuera ella la que cuidara de los niños y estuviera con su familia, sería ideal,  mientras, la Sara verdadera realizaría las otras tareas que le llenaban la vida, el trabajo y sus aficiones.  Como no estaba segura de que su familia lo entendiera, decidió no comentarles nada.
Al principio todo funcionaba fantásticamente, nadie notaba la diferencia, los niños estaban bien cuidados, y su marido, cosa rara, tampoco veía diferencia alguna entre ella y su replicante. Todo era demasiado bonito para que continuara tan bien;  pero aunque parezca mentira, poco a poco y casi sin apenas esfuerzo, la otra Sara fue usurpando a la original, porque ésta se fue alejando sin darse cuenta de la familia y despertó demasiado tarde, cuando ya la había perdido. Entonces, aturdida  decidió confesar su pequeño pecado y pidió perdón por no consultarles lo que resolvió por su cuenta; sin embargo ellos no la creyeron, al revés la expulsaron de casa por impostora.
 ¿Cómo era posible? Fácil, Sara lo tenía todo y se desentendió quizás de lo más importante, su familia, la veía tan segura que nunca pensó que la podía perder. Los cuentos a sus hijos se los contaba la replicante al igual que la sonrisa y el buen humor que le dedicaba a su marido.
 Por su ambición perdió lo más importante, su familia, y nunca los pudo convencer para volver atrás. 

Más replicantes en casa de GUSTAVO

miércoles, 16 de mayo de 2012

ESTE JUEVES UN RELATO

                      UN PACTO CON EL DIABLO


Yo, la verdad no me veo haciendo un pacto con el diablo; aunque he de reconocer que a veces la tentación es muy grande, y si no tuviera muchos escrúpulos, como se dice vulgarmente, vendería mi alma al diablo por unas cuantas cosas.

No se si os acordáis de la película del retrato de Dorian Gray, basada en la novela de Oscar Wilde. El protagonista vende su alma al diablo para conservarse eternamente joven, y que sea su retrato el que envejezca, y así sucede, él sigue siendo joven, y se convierte en un ser sin escrúpulos lleno de vicios, por lo que las huellas de sus pecados recaen en su retrato. Mientras, sus amigos van cumpliendo años, van envejeciendo;  y no comprenden como Dorian se mantiene igual, por lo que cada vez se encuentra más solo. Acaba mal, como es normal, ¿a quien se le ocurre hacer semejante barbaridad? Es una película que la vi  de adolescente y me impactó mucho.
Otra cosa por la que haría un pacto con el diablo sería por la salud, siempre estar sana y fuerte, sería extraordinario.
Y, lo último y con lo que todo el mundo ha soñado alguna vez, es vivir eternamente, no morir nunca. No sabemos si sería positivo del todo; pero de momento es nuestro sueño, que no venga la parca; aunque no se que pasaría con tanta gente en el mundo, supongo que funcionaríamos de manera diferente
Lo que está claro es que el mal existe, no se si el diablo; pero el mal está dentro de nuestro ser, de nosotros depende hacerlo aflorar o no. Hay gente que no tiene escrúpulos,  psicópatas  y otros seres perversos, seguro que estos han hecho un pacto con el diablo, porque hay cosas que no puedes creer que una persona normal las haga, pero suceden, crímenes horrendos, propios de animales y no de personas que te dejan helada
En fin, espero que nunca tenga que recurrir a ritos satánicos, pactos con el diablo, ni nada que se parezca, no los necesitamos para nada.

Más pactos con el diablo en lo de Gustavo http://callejamoran.blogspot.com.es/

miércoles, 9 de mayo de 2012

ESTE JUEVES UN RELATO

ERASE UNA VEZ...

 
Érase una vez una niña que tenía una vida muy feliz al lado de sus padres, la cuidaban, la querían y intentaban educarla lo mejor que sabían; pero la vida, a veces nos pone a prueba, una prueba que no todo el mundo supera; sin embargo si lo hace, su vida cambia para siempre. Esto le pasó a nuestra protagonista. Un  día viajaba en coche hacia un apartamento que tenían en Girona, en décimas de segundo, el padre de Ana -que así se llamaba la niña-; perdió el control del coche y calló por un terraplén. El padre y la madre  murieron en el acto y ella quedó mal herida; pero salvó la vida, y de tener unos padres maravillosos pasó a quedarse sola en el mundo. En esos momentos contaba con ocho años, por lo que necesitaba que alguien cuidara de ella, entonces fueron sus abuelos paternos los que se hicieron cargo de Ana.
 Sus abuelos eran mayores; pero no importaba, su nieta tendría todo el cariño del mundo; aunque la educación después de tanto tiempo la sentían como muy lejana y les costaba  entender a una niña y sus necesidades, sobre todo psicológicas. Sufría mucho, ataques de ansiedad y pesadillas constantes que no la dejaban dormir. La llevaron al psicólogo, este  tuvo mucha paciencia; pero sirvió de poco. Ana crecía y pronto se juntó con malas compañías que la hicieron despegarse de sus abuelos, muchos días no venía a dormir, con la consiguiente preocupación de  ellos que  no sabían como actuar. Dejó de estudiar, pero tampoco era feliz, no hacía nada, no había nada que le motivase, y como muchos jóvenes cayó en la droga, intentando olvidar el mundo que le rodeaba. Lo dejó todo, estaba claro que la prueba que le impuso la vida no la superó y la oscuridad llenó su ser, hasta dejarla irreconocible, al borde de la anorexia, demacrada, con dieciséis años parecía diez años mayor. Los abuelos hacía tiempo tiraron la toalla, ¿qué podían hacer ellos?.
Uno de esos días en los que se encontraba tirada en un banco, después de haberse pinchado, sintió una punzada muy fuerte en el corazón, a la vez que una voz dentro de ella le decía:
-          ¡Hija mía, hija mía!, ¿que estás haciendo con tu vida?.
Abrió mucho los ojos y calló desmayada al suelo. Cuando despertó, se encontraba en el hospital con su abuela dándole la mano.
-¿Qué me ha pasado? Dijo Ana
- Has sufrido un amago de infarto. Has tenido mucha suerte hija mía; pero si continuas destruyéndote la próxima no lo contarás.
Ana no contestó, sólo tenía en su mente aquellas palabras que sintió dentro de ella: -¡Hija mía, hija mía! ¿qué estás haciendo con tu vida?
Con un gran esfuerzo y siempre con sus abuelos al lado, y sobre todo gracias a una fundación, consiguió dejar la droga, y no sólo eso, se quedó ayudando a otros jóvenes que como ella cayeron en ese inframundo. Ahora tenía claro que aquella voz era la de su madre, que si viviera, jamás querría  verla así, debía continuar su vida porque ella así lo hubiera deseado. Sabía el daño que le hizo a sus abuelos, no se lo merecían, y por fin se dio cuenta, ellos la querían y sólo deseaban su felicidad, y a partir de ahora todo cambiaría. La prueba, por fin fue superada.
-
















                                  

miércoles, 2 de mayo de 2012

ESTE JUEVES UN RELATO

                                               LA VIDA EN UN CASTILLO MEDIEVAL



                                      RODRIGO Y JIMENA

 Rodrigo regresaba al castillo donde su mujer le esperaba con los brazos abiertos.
-          ¡Jimena, Jimena! ¿Le has sacado brillo a la armadura? La necesito para mañana.
Jimena con una expresión entre amargada e irónica le dijo
-          ¿Y eso? ¿Para qué?
-          Cómo que para qué, mañana salgo de cruzadas.
-          ¿De cruzadas? Pero si la última vez te dejaron sin brazo.
-          Bueno y qué, tengo el otro  y no me rindo tan rápido. A esos moros se les ha de convencer  que nuestra religión es la verdadera.
-          Ya te las apañarás- le dijo Jimena zanjando la conversación.
Después de seis meses  vuelve  Rodrigo, y esta vez con una pierna menos. Jimena con cara de espanto le increpa.
-           Marido, ¿qué te han hecho Dios mío?
A Rodrigo, ahora le faltaban un brazo y una pierna, se apoyaba en dos muletas para caminar.
- Estos moros son más duros de pelar de lo que me esperaba; hemos sufrido mil pérdidas, nos tuvimos que retirar sin remedio- Comentó deprimido
-          Bueno, pues que sean los otros los que vayan ahora.
Rodrigo cayó, sabía que cuando su mujer se enfadaba era mejor dejarla y no hablarle.
Al cabo de tres meses, Jimena oyó el ruido de un caballo trotando, y cuando salió, su marido había desaparecido.
-          Está visto que este hombre quiere que lo maten, ¿donde va, si le falta la mitad del cuerpo?

Jimena  pensaba que en cualquier momento algún emisario vendría a darle la mala noticia  del fallecimiento de su marido; pero si era así, él  se lo había buscado, su manía con querer convertir a todo el mundo, infieles les llaman, bah…no saben lo que hacen.
Para entretenerse cosía sin parar junto a su fiel dama de compañía, a la que  le  confesaba sus preocupaciones. Ella le intentaba calmar dándole ánimos para pasar mejor el mal trago.
Uno de esos días asomada en la ventana, Jimena vio dos jinetes que se acercaban al trote hacia el castillo. ¿Quiénes serían? Se preguntó. Conforme se acercaban, reconoció a uno de los dos, era su marido; pero también se fijó que el otro era un poco oscuro de cara, parecía… no, no podía ser. Intrigada salió a la puerta a recibirlos. Bueno al menos Rodrigo no le faltaba ninguna parte más de su cuerpo. Acercándose le dijo:
-          Marido mío celebro que estés sano y salvo. ¿Me presentas a tu amigo?
-          Jimena, tienes razón estoy vivo, y todo gracias a esta persona que me salvó. Quedé inconsciente por un golpe certero del enemigo; estaba como muerto, y cuando desperté estaba en el caballo de Mohamed
La mujer horrorizada no se lo podía creer y le comenta:
-Pero… si es…
- Si, ya lo se, es moro; pero mira, me ha salvado y como no hemos podido derrotarlos, he pensado: Tal vez no esté tan mal ese Mahoma y Alá, quizás no estemos tan distanciados como creía.
No era posible que fuera la misma persona, sin duda aquel golpe lo transformó, vaya si lo transformó.