Hoy perdonarme, me he pasado un poco de palabras; pero es que el tema me afecta bastante, y me he vaciado.
Hay personas que cuando pasan por
nuestras vidas nos dejan huella. Yo llevo unos cuantos años trabajando en el
mismo instituto, y han pasado muchos compañeros y compañeras por él, algunos me
dejaron mejor impresión que otros, como suele pasar siempre. Cuando llegué a
él, tenía una compañera bastante mayor que daba la asignatura de catalán. Era
muy inteligente y lo demostraba en multitud de ocasiones. Un día me explicó que
ella era farmacéutica y estuvo muchos años ejerciendo esta profesión; fue más
adelante cuando realizó la carrera de filología catalana, por lo que dominaba
diferentes temas. Como ya os he dicho, era bastante mayor; pero mostraba una
energía digna de admirar, lo daba todo y siempre estaba dispuesta a encargarse
de los cursos más conflictivos, les enseñaba de una forma amena y aquellos
chavales aprendían, ya lo creo que aprendían; a pesar de encontrarse como todos con una reforma educativa, la ESO, que muchos de
nosotros aun no entiende como se implantó, habiendo fracasado en bastantes
países; pero como somos unos mandados con los que se cuenta más bien poco, nos la hemos tenido que comer
con patatas. Acostumbrados a chavales que deseaban estudiar, el anterior BUP,
nos encontramos de la noche a la mañana con alumnos más pequeños y muchos de ellos,
lo de los estudios como que no. Bien, pues ella a pesar de eso se adaptó y supo
cambiar el chip, yo, aun estoy en ello. Y
no sólo eso, cuando teníamos alguna lucha pendiente por nuestros derechos, ella
era la más lanzada, dispuesta a encerrarse en el instituto para conseguir sus
objetivos y estoy segura que ahora lucharía para devolver la dignidad a esta
profesión, maltratada como la que más, con masificación en las aulas, y
compañeros que han dejado de contratar y cuando lo hacen, no disfrutan de los mismos derechos que los fijos. Además,
ni enfermo te puedes poner, si es así, no te sustituyen hasta que han pasado
diez días o más, diez días en los que
los niños están desatendidos, porque yo considero que aunque los atendamos
cualquiera de los compañeros, lo único que hacemos es aguantarlos en el
aula. Si, lucharía y sería la primera en
hacer huelga y manifestarse, porque que más hace falta para salir a la calle,
que más.
Me
gustaba escucharla, se aprendía de lo lindo, de historia, de política y hasta
de literatura. Yo la admiraba esa es la verdad, porque cuando ella veía que te
preocupaba alguna cosa, siempre te
ayudaba y te aconsejaba; aunque también se mostraba dura cuando era necesario.
Es difícil encontrar personas así, solidarias y enamoradas de su profesión. Se
retiró muy mayor con setenta años, si, si como oís. No disponía de suficientes
años cotizados a la seguridad social y es por eso por lo que dejó su profesión tan mayor.
A mi me gustaría disponer de esa
energía, que derrochaba para enfrentar los problemas del día a día; pero de
momento me conformo con los recuerdos de esta admirable mujer.
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