Allá por el año 1988 me compré mi primer coche, de como
mínimo cuarta mano. Un Ford Fiesta amarillo canario, y encima para colmo, me
regalaron un piolín para colgarlo en el techo del mismo. Iba la mar de feliz
con él, pero sobre todo me sentía realizada con mi radiocasete, porque entonces los coches iban con radiocasete.
Me gustaba oír la radio, como ahora
también me encanta. En aquellos años, un grupo musical americano, llamado, Las
Bangles, formado exclusivamente por mujeres, pisaban fuerte. Lanzaron un
sencillo con la canción “Eternal Flame”, que fue un éxito espectacular, y no
cesaban de ponerla en la radio. Lástima que después de sacar este álbum se
separaron. Acabé por comprarlo, y cada vez que lo escuchaba se me erizaba todo
el vello, de la emoción que sentía. A mi la música me ha de llegar, y hay
canciones, pocas, que me llegan muy adentro, entre ellas ésta. Cada vez que iba
al trabajo, me ponía mi casette y era la más feliz de las mujeres. Por eso
cuando la vuelvo a escuchar, me acuerdo de mi primer coche amarillo pollo y de
los buenos ratos que pasé mientras conducía.
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