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miércoles, 20 de octubre de 2010

ESTE JUEVES UN RELATO: ROBÓTICA



DIARIO ÍNTIMO DE UNA NEVERA

-Vaya, ¿dónde me lleva esta gente?, no quiero separarme de mis compañeras, ¡ayudadme, no deseo marcharme!. ¡Jolín que viajecito!, este camión sólo pasa por baches, me duele todo. Menos mal, por fin he llegado, parece que la señora es simpática. Hombre, que bien, aquí tengo una compañera. Hola ¿cómo estás?. Anda parece que está llorando, ¿por qué lloras? Si también se la llevan, pobrecita; seguro que le buscarán otra casa.
Enseguida la nevera vio como la llenaban de los más variopintos alimentos, ella que hasta entonces olía tan bien, ahora no le gustaba mucho el perfume que despedía. Durante el día la abrían y cerraban constantemente, sobre todo unos niños que no paraban de coger embutidos de todo tipo. Lo peor de todo era, que a veces la colmaban tanto, que los alimentos se iban amontonando en el fondo y no se daban cuenta, gastando lo que había en primer término. Nada más cuando empezaba a desprender una olor algo nauseabunda, percibían estos alimentos. La pobre nevera no paraba de quejarse:
- ¡Dios mío que habré hecho para merecer esta tortura! Quiero volver con mis hermanas y mis antiguos amos, ellas me cuidaban más.
Así pasaban los días, las semanas, los meses, y todo seguía igual, incluso peor; pero lo que no sabía aquella pobre es que su vida iba a cambiar. Un día los dueños se fueron, y apareció una chica muy joven que se quedó en aquel piso. Nada más llegar, abrió la nevera y casi se desmaya. Cogió un cubo con agua, jabón y lejía y comenzó a frotar. --- -¡Qué gusto sentirse por fin limpia! -Pensó. Aquella chica le hizo cambiar su percepción del ser humano. La llenaba lo justo y la acicalaba a menudo. A partir de entonces se comenzó a sentir mejor en aquella casa, y poco a poco nunca más tuvo la necesidad de huir hacia otros mundos.

20 comentarios:

Un par de neuronas... dijo...

Ah! qué historia tan bonita y con ¡moraleja!... las cosas hay que cuidarlas... contra el consumismo... hasta que funciona es útil... todo puede reciclarse...

Un abrazo, compañera.

casss dijo...

Muy gracioso para quien lo lee este cuento...me queda claro que la pobre nevera sufrió bastante, hasta encontrar esas manos cuidadosas que la volvieron a mimar.
besitos

Medea dijo...

Bonita historia,parece mi nevera cuando me voy de vacaciones,que te preocupas tanto de que tus hijos tengan la nevera llena que la abasteces de todo y yo no sé si es que los he criado medio inútiles. Me paso dos días guisando para dejarles preparada comida, que si un taper con arroz blanco que si fruta que si pasta fresca con setas, albóndigas,etc… y cuando vuelvo la nevera grita ¡¡socorro!! y la escucho mientras meto el coche en el garaje, pobrecilla, la fruta está podrida, el taper del arroz no me atrevo ni a abrirlo, salen cocodrilos de la nevera, se han hecho algunos filetes del congelador, pizza, han pedido comida china, mas pizza, pobre nevera jajajaja y siempre cometo el mismo error.

Primavera dijo...

Ohh pobre cuanto ha sufrido creo que se merece un buen descanso en un lugar de lujo a gastos pagados para hacerle su retiro mucho mejor...ja ja
Muy buen relato.
Primavera

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Si chicas, pobre nevera. Medea más de una nos pasa lo que a tí. La verdad es que también estas máquinas tienen sus sentimientos.
Un abrazo

Natàlia Tàrraco dijo...

Viva la juventud!!! Esa nevera encontró una dueña amable, límpia, alegre, nada abusona, felicidades nevera, un aplauso Carmen.
Esa nevera pintada forma parte de una exposición que vi en TV, ¿me equivoco? No es mala idea, las había delirantes, con piernas, vegetales, coches, a ver si se anima la chica y le da un toque
creativo como el que tú derrochas en este relato. Petons molts.

Celia Álvarez Fresno dijo...

Pobre nevera. El problema es que su "problema" abunda.
La historia con fenal feliz, siempre deja buen sabor de boca.
Un beso

Alfredo dijo...

De lo que se deduce que el rendimiento y la lucidez de algunos "robotitos" no siempre depende de ellos y su vida está diectamente relacionada al trato que reciben.

Buen cuento con final feliz (¿porque terminó por enfriar, no?

Besos

Juan Carlos Celorio dijo...

Hola Carmen, por fin te leo. Hemos tenido una idea semejante, personalizar los electrodomésticos ...
Soy muy sensible con las neveras y me entristece que sufran, cuando en tu relato sufre y recuerda sus viejos tiempos me llega.
Recuerdo la pena de ver una Liebherr que tuve cuando la usaba mi hermana, que la tenía infrautilizada.
Muchos saludos para tí, tu familia y tu nevera!

MARU dijo...

Que suerte tuvo la nevera de encontrar alguien que supiera aprovechar sus servicios y de cuidarle.
Desde luego, de nada sirve conservar los alimentos en una nevera atiborrada y sucia, la comida se contaminará igualmente...

Totalmente inutil.
Pero esta tuvo suerte.
Me ha gustado tu historia.
Besitos

Any dijo...

Me dió un poco de remordimiento leer esta historia; la verdad es que a mi heladera la descuido bastante. Es viejita y fiel sin embargo, sigue prestándome sus servicios sin chistar. Pobrecita. A ver si la limpio un poco este fin de semana.
Lindo tu relato.
un abrazo

Teresa Cameselle dijo...

Hemos coincidido en electrodomésticos, humanizados y dolientes por el mal trato que les damos, pobres.
Un beso.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Tienes razón Teresa, hay que cuidarlos; pero a veces se nos olvida.
Un abrazo

Inma Brujis dijo...

Pobrecita la nevera que la usaban sin cuidarla.
Menos mal que dio al final con un alma candida que la trato como se merecia.
Besos

Lupe dijo...

La verdad es que algunas veces estaría muy bien que nuestras neveras hasta pudiesen hablar. Tengo una manía horrible. No tiro nada. Los restos de comida, por muy pequeños que sean, los voy metiendo en fiambreras que -normalmente-terminan perdidas por esas bandejas de cristal gélidas. Sería estupendo que me lo pudiera recordar. Pobrecilla. Que tute le damos...

Un placer leerte. Me he divertido haciéndolo.

Un abrazo.

Maat

P.D. Disculpa el retraso en visitarte, pero mi tiempo no da para más.

Anónimo dijo...

me has hecho preguntarme por donde queda el cielo de los robots, de los electromesticos, de las maquinillas de afeitar, de las bombillas, etec...¿acaso existe un cielo pa esos seres callados?
¿cuando abandono una pila, un boli en vaya a saber usted que lugar, ellos se acuerdan de mi o pasan olimpicamente de mi como yo de ellos?
¿un dia acaso no haran lo mismo conmigo?
ayudaaaaa, a ver si todo lo que he abandonado se me pone febril y cabreado y me atacaa¡¡¡
ayuda¡¡¡¡¡
medio beso.

Ricardo Miñana dijo...

Todo funciona mejor si se cuida como propio, un placer leerte.
que tengas una bonita semana.
un abrazo.

mar... dijo...

Hola Carmen
me has dejado pensando en las pobres neveras, tanto que nos servimos de ellas y lo poco que las cuidamos, la mia también me pide un repaso así que me iré a ello antes de que me remuerda más la conciencia
Un beso de Mar

María José Moreno dijo...

Que pasa con las neveras que las tenemos al retortero..jajaja, y dan tanta pena. Me gusta la humanización de ese artilugio tan necesario. Lo digo porque la mía se ha estropeado y me trae de cabeza.
Un beso

Mar dijo...

La personificación de esta nevera me hace pensar en un animalito, perro quizás, abandonado y recogido luego en otra casa donde por fin lo cuidan.
Me gustó tu texto
Un abrazo