ESTE JUEVES UN RELATO

El video me ha gustado tanto, que he decidido basar mi relato en la descripción de lo que yo creo que le sucede a los protagonistas, poniendo una buena dosis de fantasía, por supuesto.

EL CONSTRUCTOR DEL MUNDO


Alberto miraba con lágrimas en los ojos las fotos que tenía con su mujer, y mientras, murmuraba sin parar

-No, no es justo, ¿por qué a ella? ¿por qué le haces esto Dios mío? No se lo merece, ¡escúchame te necesito!.
Una voz que salió de su interior le dijo:
-Lo siento hijo mío, sólo puedo hacer una cosa por ti, durante una hora te voy a dar mis poderes y con ellos podrás hacer lo que quieras; pero cuando se acabe el tiempo todo volverá a la realidad.
- Pero… ¿no me has contestado?.
- Tú, no lo entenderías, yo soy Dios y tú sólo un hombre. ¿Aceptas lo que te doy o no?.
Alberto un poco enfadado y pensativo contestó.
-Está bien, acepto.
Ya no sentía ninguna voz, sólo un pequeño calambre que sacudía su brazo, lo miró y un gran reloj le indicaba que el tiempo empezaba a correr, se levanto y juntó las manos, una gran energía salió de ellas, las volvió a acercar y las comenzó a separar poco a poco, construyendo con las mismas un cubo, éste lo convirtió rápidamente en un gran bloque, de la misma manera construyó muchos más, después trazó puertas, ventanas, farolas y todas las cosas necesarias que forman una ciudad, vio que estaba bien y era bueno; pero faltaba un poco de vida, así es que colocó árboles en su justa medida, ya estaba todo; sin embargo se dio cuenta que no había completado todo el trabajo, se acercó a un estanque cercano y con un movimiento de muñeca creó una margarita, mimando el diseño de cada hoja y cambiando el color de la misma varias veces hasta que estuvo contento con el resultado. Ya sólo le quedaba colocar el sol en la posición deseada, ahora si que había finalizado, debía esconderse para averiguar que pasaba. De una de las puertas salió su mujer, que asombrada y alegre observaba aquel mundo nuevo, caminaba lentamente tocando paredes, barandas, farolas, y todo lo que encontraba a su paso, disfrutaba con ello. De pronto sus ojos se posaron sobre la margarita, se aproximó a ella, cerró los ojos y se deleitó con su aroma, después su cara se entristeció y volvió sobre sus pasos desapareciendo por una esquina. El tiempo finalizaba, Alberto salía de su escondite y todo su mundo, se empezó a desvanecer bajo sus pasos, se acabó, le supo a poco.
Era la hora, abre la puerta de la habitación del hospital de la unidad de neurología, allí se encontraba como siempre quieta y tranquila María, Alberto se acerca y le da un beso, suave e intenso. Hay una cosa que ha quedado de su pequeño mundo, la margarita, seguro que a ella le gustará, la pone en un vaso con agua, puede ser que el pequeño milagro suceda, tal vez Dios se lo piense y su vida juntos renazca de nuevo, y esta vez, para siempre.