LA CUEVA
Mis amigas prácticamente me obligaron a entrar en aquella especie de
agujero cueva que había muy cerca de la escuela. Yo era muy miedosa; pero en
esos momentos una fuerza empujaba de mí. Ataviadas con alguna linterna -que cogimos
prestadas de nuestros padres-, nos adentramos en aquel horrible lugar.
Andábamos despacio, notando como nuestros zapatos crujían pisando ramas y
rastrojos. Ya no se percibía el exterior, la obscuridad nos atenazaba. Unas a
las otras nos animábamos; pero con la boca pequeña, todas estábamos muertas de
miedo. De pronto, una iluminó a la pared y apareció una especie de esqueleto,
otra dijo que vio una sombra que corría. Sea lo que fuera, salimos todas
pitando de aquel lugar. Las piernas nos temblaban, los sonidos se acrecentaban
más, pisábamos agua, ramas y otras cosas que preferíamos no pensar que eran.
Tanto corrí que perdí una zapatilla en el camino; sin embargo no me importó,
por fin el aire libre. Nos miramos, el sudor se derramaba por nuestras caras
como un manantial, habíamos pasado un susto de muerte.
Días después nos enteramos, que
el esqueleto era de un perro muerto, sin embargo a nosotras no nos lo pareció,
y lo de la sombra fantasma, estoy segura que si que lo era. Desde luego se nos
quitaron las ganas de volver a intentar tal peripecia, ya lo probamos una vez y
desde luego no nos gustaron nada las sensaciones que tuvimos; pero nada de
nada.
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23 comentarios:
La oscuridad y el ruido os hacia temblar de miedo. Y vaya susto que pasasteis. Me ha encantado el relato.
Un besazo.
la mente es el peor enemigo que tenemos. Y si ya andamos sugestionados no controlamos la mitad de las percepciones conscientes.
Si yo te contará...
Pero me ha resultado familiar tu historia.
Un beso.
Hoal Carmen: Erais atrevidas eh? entrar en una cueva sin saber como está y que hay dentro, es como ponerse en la boca del lobo. Me ha gustado como lo cuentas, amiga. gracias por comartir.
Al decir que perdiste una zapatilla he pensado que tal vez días después aquello que allí visteis tal vez te la dejo en casa... yo es que me monto sola unas películas de miedo, nunca mejor dicho... jajajaja....
En la infancia nuestra imaginación nos muestra lo que queremos ver... aunque no nos guste y nos de miedo... eso pienso yo.
Besines!!
Me haces recordar la cueva de Las Aventuras de Tom Sawyer uno de mis libros preferidos. Nunca encontre una cueva asi para entrar pero solo de pensarlo me entra claustrofobia. Magnifico relato, besos.
Me haces recordar la cueva de Las Aventuras de Tom Sawyer uno de mis libros preferidos. Nunca encontre una cueva asi para entrar pero solo de pensarlo me entra claustrofobia. Magnifico relato, besos.
En nuestra infancia todos hemos tenido esas experiencias por meternos donde no nos llamaban, jejejeje.
Gracias María, Molí, Perla, Montserrat, dijo y Tracy. La verdad es que son unos años que no te quieres quedar atrás de los demás y haces travesuras inconscientes.
Un abrazo
¡Que miedo! Desde luego, no me extraña que se les quitaran las ganas de volver a hacer algo parecido. Besos
Se pasa miedo pero a la vez son experiencias muy divertidas, una vez que han pasado y no ha sucedido nada malo, para recordarlas siempre.
Gracias Carmen por participar!
Un beso
suele suceder que con la curiosidad e imaginación que tienen de sobra los niños, ven o sienten cosas que no suelen ser reales, pero vaya que aventura aquella, mucho miedo jajaj
Es lo que tiene la niñez y juventud...que debes seguir al lider, al grupo o quedas apartado de toda acción...En cuantos líos nos metimos en esa época por querer ser como los demás? Lo bueno es que esta historia tuya solo quedó para ser el recuerdo de una gran aventura, pues fuera del miedo que sintieron me imagino que tiempo después se deben haber reído de las caras que cada una tenía..
Buen relato que me recuerda las aventuras de Los cinco de Enid Blyton...besosss
Son lugares propicios para tener miedo, terror, aunque no suceda nada.
Bien planteado.
El miedo, mezclado con oscuridad y ruidos siempre hace ver cosas. Esa clase de retos son los que años después recuerdas riendote.
Un saludo.
Una historia de película...de ingenuidad...y de infancia...esa época de fantasmas entrañables para algunos
Siempre os quedaría la duda del esqueleto: ¿perro o humano? Sin duda una experiencia que formó parte de vuestra madurez.
Un abrazo
Vaya susto se llevaron. ¡Ah, las peripecias de la juventud! Ella es así, curiosa, sin miedo a nada. Me encanto tu relato, con esa incógnita si de perro o humano.
Saluditos
En nuestra niñez vivimos experiencias como la que nos narras que son las que nos ayudan a perder los miedos aunque a veces esos se instalan en nosotros para siempre. Aprendemos a base de errar y equivocarnos, también a base de experimentar situaciones que en principio nos asustan pero a las que la curiosidad nos empuja.
Un fuerte abrazo.
Divertido relato Carmen. Buen susto se llevaron estas chicas intrépidas.
Un abrazo
Gracias Cristina, Charo, María, Max, Pepe, Yessy,pikxi, Demiurgo, Diva y Alberto. Si, después nos reíamos; pero en ese momento se pasa mucho miedo.
Un abrazo
Tenebrosa aventura la de tu cueva. Un beso Carmen
Una entretenida historia con bastante de aventura Carmen.... saludos!
Las cosas que uno hace siendo chico, y más cuando está con los amigos!!! ...pese al miedo, me encantó tu historia.
Un beso.
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