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miércoles, 19 de junio de 2019

ESTE JUEVES...RELATO

                                                                      EL SILENCIO
 
Gritos, más de veinte chavales hablando en voz alta, a veces puede ser espantoso. Me acuerdo una vez que incluso tenía el cuerpo tan en tensión, que cuando marcharon, —era la última clase de la tarde—, no reaccionaba, me quedé hundida en la silla con los ojos muy abiertos, como espantada, hasta que pasaron unos minutos. En esos momentos, un silencio total se apoderó de aquella clase, cuanto lo necesitaba, cuanto lo valoraba. Siempre me quedaba allí corrigiendo para paladear aquel silencio, me transformaba, me daba vida y por supuesto me cargaba las pilas para otro día. A veces pasaba la señora de la limpieza, extrañándose verme allí, a veces casi una hora, sin irme para casa. Le explicaba y ella lo entendía, sabía el ruido tan increíble que se formaba en algunas clases sobre todo en las que eran muy prácticas como la mía. Mientras ella limpiaba, yo seguía con lo mío disfrutando de ese silencio, la nada, a veces tan necesaria para limpiarte por unos momentos tus pensamientos, tus ideas, ordenarlas. Dedicarte por unos instantes a ti, sin interrupciones, solo oír ese silencio total, sin voces, sin nadie que te moleste, sola tú, tus pensamientos, y a veces sin ellos, dejarte llevar por ese vacío tan necesario y tan valorado cuando dispones pocas veces de él.
Me he dado cuenta que los adolescentes lo valoran poco, el silencio les incomoda, necesitan hablar, decir la suya y si es en voz alta mejor para que todos los oigan. Se les tendría que enseñar a valorarlo más, seguro que mejorarían muchas conductas demasiado estresadas e intolerantes; pero hasta que eso llegue, si llega, yo seguiré disfrutando esos momentos tan necesarios de silencio, para crecer como persona.
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17 comentarios:

María dijo...

Es cierto lo que dices, el silencio lo valoran poco algunas personas como los adolescentes que les gusta gritar. Deberíamos estar mas veces en silencio para alcanzar la paz.

Un placer leerte .

Besos.

Montserrat Sala dijo...

Una experiencia vital muy bien contada. También yo he tenido èpocas en las que he odiado los tumultos y el ruido y he deseado con todas mis fuerzas un pequeño remanso de paz y silencio y algunas vces lo encontré.
Una entrada muy clarificante. Besitos!!!!

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Interesantes observaciones.

Nunca hay silencio cuando se tiene acufenos. Y es tan molesto.

Un abrazo.

Campirela_ dijo...

El silencio es uno de los sonidos que más tranquilidad nos da ...Un buen relato amiga .
Feliz tarde y un fuerte abrazo .

Ester dijo...

Me gusta el bullicio y no me molesta el ruido pero hay momentos en que el silencio es mi cobijo necesrio, es mi remanso de libertad. Abrazos

Albada Dos dijo...

Cuando el ruido cesa, ese ruido de los chavales, que en plena subida hormonal no controlan, es un gozo sin nombre, se llama poder estar consigo mismo, en silencio, por supuesto.

Por los profes, que aguantan esa tortura diaria. Un abrazo y feliz día

Mar dijo...

Me identifico totalmente con tus palabras. Soy profesora y paso muchas horas a la semana entre adolescentes con el consiguiente griterío que arrastran por donde quiera que van. Así que valoro el SILENCIO más que el oro en paño :)

Bss.

Myriam dijo...

No me puedo ni imaginar la tortura que es estar al frente
de varias clases así de ruidosas en un día. (En la época en que fui al colegio,
era tan pero tan estricto... creo que ni las moscas se atrevían a volar. Recuerdo que una vez me reí en la fila en el patio antes de entrar a clase y me amonestaron. A la tercera, te expulsaban del colegio y de ocurrir, el castigo que me esperaba en casa, ni te cuento.) Bendito ese silencio después de un día de semejante faena.

Besos, Cármen

JAVIER PACO Y EL LOCO dijo...

En silencio...De mi propia eternidad e infinitud
pasé a una cálida unión,
humana e imperfecta. Tanto que aprender y tan poco tiempo ...Un abrazo

MOLÍ DEL CANYER dijo...

Uff! Estoy en un momento de mi vida que imaginarme en medio de un grupo de adolescentes gritando ya me estresa, tienes un gran merito amiga. Por eso no me extraña que valores tanto esa clase ya vacia. Besos.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias Montserrat, Ester, Javier Paco, Myriam, Mar, Albada dos, Campirela, Demiurgo y Maria. La verdad es que después de tanto ruido, el silencio es el mejor analgésico para el estrés.
Un abrazo

Ame dijo...

Un silencio que, por su escases se valora más y aporta un crecimiento personal satisfactorio.
Abrazos

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias Inma y Ame, en esos momentos se valora un montón, es una paz tremenda.
Un abrazo

yessykan dijo...

El silencio mental, un estado que mucha gente persigue, en especial despues de tanta algarabía. Precioso texto, Carmen
Abrazo

Mari Carmen dijo...


Entrada magnifica, muy didáctica. Hay momentos en que el deseado silencio se hace sumamente necesario, com bien nos lo dejas claro.

Un abrazo.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Valoramos el silencio a medida que crecemos. De chicos, el jolgorio es sinónimo de alegría, de vitalidad, de compañía. En exceso y a destiempo, tanto el silencio como el bullicio pierden su esencial significado. Un abrazo

عبده العمراوى dijo...



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