Cola en la tienda que demanda dependienta con experiencia. Diez candidatas
esperan ser las elegidas para un empleo por el que solo percibirán quinientos
euros... Todas tenían experiencia, o al menos lo decían; pero una, solo una era
guapa y elegante. A las demás apenas las miraron. Una tenía unos cuarenta años,
con más de veinte de experiencia; pero
por mayor, no le hicieron ni caso. Otra, era simpática; aunque iba demasiado
rebelde vestida, no, esa tampoco, parecía una hippie, con rastas y faldas
largas. Una cuarta no era muy agraciada, y además muy marisabidilla, no
interesaba alguien tan listo, no era fácil de manipular. Así sucesivamente
fueron pasando todas las candidatas, se les veía ilusionadas, y seguro que con ganas de
gustar.
Se decidieron por Raquel, la
guapa y bien vestida; aunque pronto se arrepintieron. Les mintió, no tenía
experiencia; pero lo que era peor, protestaba por todo y siempre ponía excusas
para marchar antes de su hora, enfermedades imaginarias de ella o de alguien de
su familia.
No tardaron en
darse cuenta de su error y decidieron
llamar a la rebelde. Al revés que la otra candidata, demostró su
experiencia y lo más importante, a las clientas les cayó muy bien, les ayudaba
a decidirse, siempre les sacaba los
modelos que les quedaban mejor, y nunca cambió su manera de vestir, ni la
hicieron cambiar, se dieron cuenta por fin, de que eso no era lo más
importante.
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17 comentarios:
No está mal, me cayó bien ese personaje. Aunque se suele dar mujeres que son ambas cosas, que son rebeldes, simáticas y atractivas.
Es normal se fijo solo en el fisico, errorrrrrrrrrrrr
Difícil de poder conocer a una persona en su real dimensión....siempre habrán prejuicios o convencionalismos que impedirán ver la autenticidad del valer de una persona...
Muy bien llevado el relato , ajustado a lo que ocurre en la vida real...
Cordial saludo
Suele pasar, vivimos en el mundo de la imagen.
Besos
Las primeras impresiones y los prejuicios que a tantos errores conduncen en la vida y que impiden ver más allá.
Un saludo.
Por la belleza, su estética no se puede saber la esencia de la persona. Mala suerte de tu personaje, porque si encuentra con quien ligar en la compañía, te apuesto que se queda sin importar su experiencia. Muy buen relato, Carmen.
Besos
Cuantas veces las apariencias engañan y nos dejamos llevar por prejuicios o por la presencia física para generar una confianza que no siempre es merecida.
Los ojos nos engañan constantemente.
Un abrazo Carmen, y firma mucho en la feria.
La apariencia es solo el primer punto de vista, hay que volver a mirar para estar seguros. Saltos y brincos
Hola Carmen,
Coincido con los compañeros, nos dejamos llevar por las apariencias y los convencionalismos y muchas veces metemos la patita.
Gracias por participar este jueves que seguro que estás muy liada.
Nos vemos el sábado.
Un beso!
Excelente relato que refleja perfectamente el tema de este jueves. Suele ocurrir en multitud de ocasiones lo que tu planteas, que nos dejamos llevar por las apariencias y los prejuicios sin conocer primero a las personas y ver realmente sus valores.
Un beso
Tu relato pone un ejemplo muy bueno y muy claro. Me ha encantado.
Muchos besos
Un relato que sirve para todos los que se dejan llevar por las apariencias. Muchas veces me han mirado mal por portar tatuajes, como si eso fuera el símbolo de ser mala persona o aún peor adicta a todo lo que sea oscuro.
Me encantó leerte, y espero que muchos de los que se manejan en la vida así te lean y aprendan!
Un beso enorme.
Que bien refleja tu texto el tema, a veces se nos juzga por nuestra forma de vestir, por poner un ejemplo por los tattoos que decoran la piel (yo soy una de ellas), la apariencia no hace a la persona, sino su forma de ser y de comportarse... que más el color de mi pelo o lo que marque mi piel... lo que importa son las ganas y el demostrar al mundo nuestra valía... y en eso no ganan los mejores vestidos, ni las caras buenas... gana un buen interior...
Besinos!
Buenos días, Carmen:
Tu texto refleja una de esas realidades que quiñes las sufrimos no dudamos en practicarlas: nos quejamos de que no somos libros para que se nos prejuzgue por nuestra cubierta, pero muchos lo hacemos en contestos similares. Gracias por recordármelo.
Me encanta el final positivo.
Un abrazo, Carmen.
A veces cuesta sacudirse los prejuicios. La experiencia nos demuestra que la mayoría de las veces están equivocados.
Un abrazo
Eso de juzgar por las apariencias, es tan común como inevitable llevarse el fiasco. Por suerte, en el caso de tu relato pudieron aprender la lección. Muy bien has demostrado que no todo lo que reluce vale lo que aparenta.
Besos y siempre un gusto leerte Carmen.
Gaby*
A la hora de enjuiciar los valores humanos de cualquier persona, nunca deberiamos dejarnos llevar por su apariencia física. Pero es difícil sustraerse a ideas preconcebidas, a patrones preestablecidos.
Buen relato, Carmen.
Un abrazo.
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